Los niños nacidos de madres que tienen sobrepeso u obesidad antes o durante el embarazo tienen más probabilidades de desarrollar afecciones como el trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), según un metaanálisis realizado en Australia.
Los investigadores descubrieron que la obesidad durante el embarazo duplica el riesgo de que un niño desarrolle TEA y aumenta el riesgo de TDAH en un 32 por ciento.
“Dadas las crecientes tasas globales de obesidad entre las mujeres en edad reproductiva y el creciente número de niños identificados con afecciones neurodiversas, es importante que reconozcamos las posibles consecuencias a largo plazo de la adiposidad materna en la salud mental infantil”, detalló el investigador principal, Bereket Duko, de la Universidad de Australia del Sur.
De acuerdo con cifras de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), 41.9 por ciento de los adultos estadounidenses tienen obesidad y aproximadamente 30 por ciento de las madres estadounidenses comenzaron su embarazo con obesidad. En México, según cifras oficiales, 70 por ciento tiene sobrepeso y casi una tercera parte sufre de obesidad.
“La obesidad materna se ha asociado durante mucho tiempo con una serie de resultados perinatales adversos, incluidos el parto prematuro, el bajo peso al nacer y la muerte fetal, y también está vinculada con la macrosomía o el alto peso al nacer”, dijo Duko.
LA OBESIDAD EN EL EMBARAZO ESTÁ RELACIONADA CON PROBLEMAS DE CONDUCTA EN LOS INFANTES
“En este estudio, examinamos el sobrepeso y la obesidad materna antes y durante el embarazo, y descubrimos que ambos están significativamente relacionados con problemas psiquiátricos y de conducta en los niños más adelante en la vida, específicamente TEA, TDAH y problemas de relación con los compañeros”, agregó.
El autismo o TEA es una afección que dura toda la vida y que puede hacer que las personas tiendan a tener dificultades para comunicarse con los demás, se sientan abrumadas o estresadas por la información sensorial, como luces brillantes o ruidos fuertes, se sientan ansiosas en situaciones desconocidas o sorprendentes, encuentren consuelo en la repetición y la rutina y puedan tener dificultades de aprendizaje.
Las personas con TDAH pueden tener dificultades para concentrarse, volverse hiperconcentradas en ciertas tareas, sentirse inquietas, actuar impulsivamente, distraerse fácilmente y experimentar ceguera temporal, lo que significa que tienen dificultades para administrar el tiempo.
Esta investigación fue una colaboración entre varias universidades, instituciones de investigación y hospitales de toda Australia, que implicó el metanálisis de 42 estudios y más de 3.6 millones de pares de madres y niños de todo el mundo.
Los científicos descubrieron que las madres que tenían obesidad antes de quedar embarazadas tenían un 42 por ciento más de riesgo de que sus hijos desarrollaran TEA; para las madres con sobrepeso, este número era del 9 por ciento.
Asimismo, hallaron que la obesidad de la madre antes del embarazo estaba asociada con un aumento del 57 por ciento en el riesgo de que su hijo desarrollara TDAH, mientras que el sobrepeso antes del embarazo estaba asociado con un aumento del 18 por ciento en el riesgo. En tanto, las madres que tenían sobrepeso durante el embarazo tenían un riesgo 19 por ciento mayor de que sus hijos desarrollaran TDAH.
NO HAY RELACIÓN ENTRE EL SOBREPESO MATERNO Y EL DESARROLLO DE TRASTORNOS DEL ESTADO DE ÁNIMO
De igual manera se encontró un vínculo entre la obesidad materna y los trastornos de conducta: problemas de salud mental diagnosticados en niños y adolescentes que muestran conductas consistentemente agresivas y desobedientes.
Se descubrió que las madres que tuvieron obesidad durante el embarazo tenían un riesgo 16 por ciento mayor de tener un hijo con un trastorno de conducta, pero no se encontró asociación si la madre solo tenía sobrepeso.
“Los esfuerzos de salud pública dirigidos a mejorar la salud materna podrían ayudar a mitigar algunos de los riesgos de trastornos neuropsiquiátricos y de conducta en los niños”, afirmó Duko.
En general, los científicos encontraron vínculos entre las madres que tenían sobrepeso y obesidad antes del embarazo y un mayor riesgo de TEA, TDAH, trastornos de conducta y trastornos psicóticos en sus hijos. También descubrieron que las madres con sobrepeso tenían un riesgo 30 por ciento mayor de tener hijos con síntomas notables de trastornos neurológicos o de conducta y dificultades para desarrollar relaciones normales con sus compañeros.
Sin embargo, no encontraron ningún vínculo significativo entre el sobrepeso materno antes o durante el embarazo y el desarrollo de trastornos del estado de ánimo, ansiedad, trastornos de la personalidad, trastornos alimentarios o problemas del sueño en sus hijos.
El estudio financiado por el Centro de Excelencia en Investigación en Salud en Preconcepción y Embarazo, Australia no investigó las razones por las que podrían existir estas asociaciones, por lo que no pudieron llegar a conclusiones concretas sobre por qué la obesidad durante el embarazo parecía estar relacionada con afecciones neurológicas en los infantes.
UNA VIDA SALUDABLE PARA LA FUTURA MADRE
Pero sí propusieron varias razones posibles por las que ambas cosas podrían estar relacionadas. Por ejemplo, podrían deberse a la inflamación crónica asociada con la obesidad, escribieron, a problemas con el metabolismo de la madre o a desequilibrios hormonales resultantes de un exceso de tejido graso, que podrían afectar al útero y perturbar el desarrollo del cerebro del bebé.
Alternativamente, el documento sugirió que el exceso de peso durante el embarazo podría afectar negativamente la salud mental de la madre, lo que a su vez podría afectar el desarrollo del bebé una vez que nazca.
O bien, señalaron los científicos, el vínculo podría deberse a muchas afecciones que comúnmente ocurren junto con el exceso de peso en el embarazo, como la diabetes gestacional, un factor de riesgo potencial (llamado ácido araquidónico), que también podría desempeñar un papel en el desarrollo temprano del cerebro.
“Si bien se necesitan más investigaciones para explorar los mecanismos biológicos subyacentes a estas asociaciones, los hallazgos enfatizan la necesidad de intervenciones de salud que promuevan una vida y un peso saludables entre los futuros padres”, indicó Duko. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)