Un ave marina en peligro de extinción está cambiando sus patrones migratorios hacia climas más acogedores, e investigadores descubrieron recientemente que las acciones del ave ofrecen una perspectiva única para sobrevivir al cambio climático.
La semana pasada, investigadores del Departamento de Biología de la Universidad de Oxford y la Universidad de Liverpool, ambas en Reino Unido, publicaron los resultados de un estudio de 14 años en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences. La investigación examina las acciones de la pardela balear, el ave marina más amenazada de Europa, y cómo la flexibilidad de su comportamiento influyó en el cambio de sus patrones migratorios más que la selección evolutiva.
En todo el mundo, el cambio climático está provocando un rápido aumento de las temperaturas y desastres naturales más extremos, los cuales afectan la supervivencia de innumerables especies.
En el caso de la pardela balear, el ave marina más amenazada de Europa, los investigadores descubrieron que migra más al norte en verano cuando vuela a las costas atlánticas de España y Francia. Las aves se encuentran cada vez más en el Reino Unido.
Los expertos hallaron que el ave cambió su migración debido a una adaptación conductual, lo que indica que los animales individuales podrían tener una mayor flexibilidad conductual en su respuesta a los impactos del cambio climático de lo que se pensaba anteriormente.
UN AVE MUY FLEXIBLE FRENTE A LA VELOCIDAD DEL CAMBIO CLIMÁTICO
La pesca representa una de las mayores amenazas para la pardela balear, ya que las aves quedan atrapadas en anzuelos de palangre y redes de enmalle, según el comunicado de prensa del estudio. Aunado a esto, el hábitat restringido del ave y el clima cambiante están peleados, pero los investigadores ven la respuesta del ave como “alentadora”.
“Encontramos que el mejor predictor de este cambio en el comportamiento migratorio fue la temperatura promedio de la superficie del mar en las zonas de verano, lo que sugiere que las aves pueden estar siguiendo cambios en los recursos marinos subyacentes”, dijo el autor del estudio, Joe Wynn.
“El hecho de que los individuos puedan ser tan flexibles frente a la velocidad del cambio climático es alentador”, indicó el experto en el comunicado de prensa.
Sin embargo, las respuestas de los animales al cambio climático son difíciles de generalizar entre especies. “También [es] importante recordar que algunas respuestas al cambio climático pueden no ser beneficiosas, e incluso si lo son no garantizan la supervivencia de una especie. El cambio antropogénico [la influencia de los humanos en la naturaleza] podría ser demasiado extremo”, dijo Wynn (de la Universidad de Oxford) a Newsweek.
Aunque las aves buscaron un mejor clima de verano, esto hizo que el viaje de regreso al Mediterráneo fuera más largo en el invierno, y los impactos de su cambio migratorio a largo plazo siguen sin estar claros.
Las aves intentaron manejar la distancia adicional volando más rápido, pero el estudio encontró que aun así regresaron al Mediterráneo más tarde de lo habitual.
LA INVESTIGACIÓN ES ALENTADORA, PERO FALTAN MÁS INDAGACIONES Y RESULTADOS
El estudio proporcionó una visión prometedora de los hábitos del ave para adaptarse al cambio climático, pero todavía hay mucho que los investigadores no saben.
“No sabemos, por ejemplo, cómo el retraso en el regreso a las zonas de reproducción está afectando su recuperación de las conductas migratorias y de apareamiento, lo que podría tener efectos en cadena en su éxito reproductivo o su supervivencia”, dijo a Newsweek el coautor del estudio Patrick Lewin, quien también está en Oxford. “En una especie que ya está en peligro crítico de extinción realmente necesitamos respuestas a esas preguntas”.
En el futuro, los autores del estudio esperan examinar más a fondo los patrones de migración de las jóvenes pardelas baleares, ya que las aves pasan su tiempo como polluelos aprendiendo a dónde migrar por el resto de sus vidas. Algunas de las aves viven hasta los 50 años.
Wynn dijo a Newsweek que el aprendizaje de los pájaros jóvenes podría verse afectado por el aumento de las temperaturas, particularmente si eso tiene un impacto en la distribución de los recursos alimentarios. Ese aprendizaje podría luego influir en sus hábitos migratorios.
“Esta es una de las cosas que queremos estudiar en el futuro, utilizando nuevos rastreadores GPS que pueden enviarnos datos de forma remota a través de la red de datos móviles, pero que son lo suficientemente pequeños como para ser transportados por una pardela joven durante su primera migración”, concluyó Wynn. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)