El abogado de Julian Assange defendió este martes 20 de febrero la “libertad de información”, en el juicio en Londres por el último recurso del fundador de WikiLeaks para evitar su extradición a Estados Unidos, donde es acusado de espionaje.
Edward Fitzgerald, abogado de Assange, habló también de “motivaciones políticas” en la demanda de extradición sobre la que debe decidir un juicio que comenzó sin la presencia de Assange. El fundador de WikiLeaks se sintió indispuesto y no pudo acudir al juicio, según su letrado.
Dos magistrados examinan, en una audiencia que concluirá el miércoles, el último recurso de Assange contra su entrega a Estados Unidos, que lo quiere juzgar por una filtración masiva de documentos confidenciales.
“Mi cliente está siendo procesado por realizar una práctica periodística ordinaria de obtener y publicar información clasificada, una información verdadera y de interés público evidente e importante”, afirmó Fitzgerald, ante el Tribunal Superior de Justicia de Londres.
Otro abogado de su defensa, Mark Summers, habló de un plan estadounidense, según un artículo de Yahoo News de 2021, de matar o secuestrar a Julian Assange en 2017.
El abogado del gobierno de Estados Unidos defenderá el miércoles los motivos de la demanda de extradición, pero en sus conclusiones escritas, James Lewis acusa a Julian Assange de “atentar contra los intereses estratégicos y de seguridad nacional” y de “poner en peligro la vida de individuos”.
LIBERTAD DE INFORMACIÓN Y LA SALUD MENTAL DE ASSANGE
En declaraciones realizadas el lunes a la cadena británica BBC, su esposa, Stella Assange, había dicho que si su marido pierde esta vista “ya no tendrá ninguna posibilidad de apelación” en el Reino Unido.
A Assange le quedaría, sin embargo, un último recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), señalaron sus seguidores en diciembre.
Si Assange sale victorioso el miércoles, debería hacer frente a otra audiencia en el Reino Unido, en una fecha por determinar. Esta tendría que confirmar su no extradición. Durante las jornadas previas al juicio, su esposa había alertado sobre el frágil estado de salud del australiano de 52 años.
“Su salud está empeorando, física y mentalmente. Su vida corre peligro cada día que permanece en prisión y si es extraditado morirá”, afirmó el jueves.
Estados Unidos reclama a Assange por publicar desde 2010 más de 700,000 documentos confidenciales sobre las actividades militares y diplomáticas del país norteamericano, en particular en Irak y Afganistán. En caso de extradición, podría recibir una condena de hasta 175 años de prisión en Estados Unidos.
El fundador de WikiLeaks fue detenido por la policía británica en 2019, tras siete años confinado en la embajada de Ecuador en Londres. Ahí se refugió para evitar su extradición por acusaciones de agresión sexual a Suecia, unos cargos que después fueron retirados.
CUATRO AÑOS EN PRISIÓN DE ALTA SEGURIDAD
El australiano lleva cuatro años en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, al este de Londres. En enero de 2021, un tribunal británico rechazó en un primera momento la demanda de extradición de Estados Unidos.
La apelación nortamericana hizo que, en diciembre de 2021, la justicia británica anulara la primera decisión y abriera la vía a su extradición. La apelación de Assange no dio sus frutos. En abril de 2022 un tribunal británico autorizó la extradición, que se aceptó dos meses después por el gobierno británico.
A principios de febrero, la relatora especial de la ONU sobre la tortura, la abogada australiana Alice Jill Edwards, pidió al gobierno británico “suspender la inminente extradición de Julian Assange”.
“Sufre desde hace mucho tiempo un trastorno depresivo periódico y existe el riesgo de suicidio”, dijo Edwards.
En su opinión, “el riesgo de que se le mantenga en régimen de aislamiento pese a su precaria salud mental y de que su condena pueda ser desproporcionada plantea la cuestión de si la extradición sería compatible con las obligaciones internacionales del Reino Unido en materia de derechos humanos”. N