Muchas personas asocian la labor creativa con la relajación y una sensación de serenidad, y resulta que la ciencia opina lo mismo. Según una investigación reciente, publicada en la revista Frontiers in Public Health, la práctica de una actividad artística mejora nuestro bienestar mental a medida que nos convertimos en adultos mayores.
El estudio analizó la correlación entre el arte y la salud mental de 2,843 adultos nacidos entre 1946 y 1964. Los datos obtenidos demuestran que los individuos que practicaron actividades artísticas recreativas a lo largo del año que duró la investigación lograron mejoras de salud mental y física significativamente mayores a las de los adultos que no realizaron actividad artística alguna.
“Después del ajuste para 12 factores demográficos y de estilo de vida, hallamos que los adultos mayores que realizaron alguna actividad artística recreativa en los últimos 12 meses mejoraron, de manera significativa, tanto su salud física como su bienestar mental respecto de los individuos que no practicaron actividades artísticas (es decir, 0 horas al año)”, informa a Newsweek la Dra. Christina Davies, autora del estudio y directora del Centro para las Artes, la Salud Mental y el Bienestar en la Universidad de Australia Occidental.
Las prácticas artísticas que realizaron los participantes abarcaron desde producir arte hasta observar o experimentar el arte de otras personas: “Nuestros voluntarios participaron de varias maneras en las actividades, bien asistiendo a eventos artísticos (conciertos, teatro, películas, exposiciones de arte), produciendo arte (pintura, dibujo, manualidades, escritura creativa, fotografía, canto, baile) o aprendiendo más sobre las artes (en talleres, cursos). Algunos, incluso, solo se ofrecieron como voluntarios o se inscribieron en una organización para las artes”.
¿CÓMO BENEFICIA LA ACTIVIDAD ARTÍSTICA A LOS ADULTOS MAYORES?
En opinión de la investigadora, el tipo de manifestación artística que más beneficia la salud varía mucho de una persona a otra: “Numerosas investigaciones han demostrado la importancia de las diferencias personales. En otras palabras, cada individuo debe participar en una manifestación artística que le haga sentir bien. Para una persona, eso significa escuchar música, mientras que otra tal vez prefiera el canto, la danza, la pintura o la fotografía”.
El estudio también reveló que no era necesario que los participantes fueran diestros en la manifestación artística elegida, ya que todos experimentaron un mayor bienestar mental no obstante su nivel de habilidad.
“No tienes que ser buen artista para que beneficiarte del arte. De lo que se trata es de tomar parte en actividades y eventos artísticos que te hagan sentir bien”, insistió Davies. “A decir de muchas otras investigaciones, la participación artística produce beneficios como felicidad, alegría, disfrute, relajación, conexión con los demás, y creación de buenos recuerdos”.
Y es muy posible que esos hallazgos también mejoraren la atención de las personas mayores en asilos y residencias, ya que podrían redundar en más actividades artísticas para los residentes.
“Nuestra investigación apunta a que las actividades, los eventos y los programas que fomentan la participación en actividades artísticas podrían ser provechosos para los adultos mayores que están envejeciendo tanto en nuestras comunidades como en instituciones de atención especializada”, asegura Davis.
Los autores tienen proyectado profundizar en la “dosis artística” óptima para las personas mayores. Es decir, cuánto tiempo de exposición artística requiere un adulto mayor para que la actividad repercuta positivamente en su bienestar físico y mental (la “dosis artística” recomendada a la población general es un par de horas semanales). N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)