Un equipo de científicos de Endangered Wildlife Trust (EWT) y la Universidad de Pretoria redescubrió al topo dorado de Winton, un animal ciego iridiscente con superpoderes auditivos hallado en dunas de arena de Sudáfrica, 87 años después de ser descrito por la ciencia, de acuerdo con un estudio publicado en la revista Biodiversity and Conservation.
“Utilizando nueva tecnología de ADN y un perro detector de olores especialmente entrenado, un intrépido equipo de científicos redescubrió el topo dorado de Winton, el último animal en pasar de la lista de especies perdidas más buscadas de Re:wild”, refiere en un comunicado esta organización internacional con presencia en más de 50 países que consiste en buscar plantas, animales y hongos que han estado perdidos para la ciencia durante al menos 10 años.
Se trata de la undécima especie de Re:wild. Documentaron científicamente, por última vez, al topo dorado de Winton en Sudáfrica en 1936, cuando Franklin D. Rooselvet era presidente de Estados Unidos. Resultaba un animal perdido durante casi un siglo completo del que no había fotografías y poca información sobre su comportamiento o en qué se diferencia como especie con otros topos dorados.
“Como familia, las 21 especies conocidas de topos dorados son generalmente mamíferos pequeños, ciegos y que se alimentan de insectos dorados y que en realidad no son de ese color. Deben su nombre de dorado a la iridiscencia perlada de su pelaje, un pequeño y hermoso subproducto del aceite que segrega de su cuerpo para que les resulte más fácil ‘nadar’ en la arena”, sostiene la organización.
EL TOPO DORADO PUEDE DETECTAR VIBRACIONES DEL MOVIMIENTO SOBRE EL SUELO
Para este redescubrimiento —al que se le conoce como Efecto Lázaro—, el equipo dirigido por EWT utilizó la técnica emergente de eADN. Se refiere al material genético que los animales desprenden a medida que se mueven a través del ambiente, generalmente en forma de células de la piel, cabello y excreciones corporales.
Además de vivir en madrigueras en gran parte inaccesibles, los topos dorados tienen un oído extremadamente sensible. Y pueden detectar vibraciones del movimiento sobre el suelo, lo que les ayuda a evitar ser vistos desde la superficie. También rara vez dejan túneles que sean visibles desde la superficie a medida que se mueven bajo la arena.
El grupo recolectó más de 100 muestras de la arena para llevarlas al laboratorio para su análisis de eADN. El desafío era determinar si el topo dorado de Winton era uno de ellos, ya que solo había un ADN de referencia disponible. Para ello, tuvieron que esperar un año hasta que una segunda secuencia genética de la especie, procedente de un espécimen conservado en un museo de Ciudad del Cabo, estuvo disponible públicamente. Esto permitió confirmar la identidad finalmente.
Al comparar múltiples secuencias de ADN misterioso encontradas en Port Nolloth (Sudáfrica) con muestras del único primo ancestral de Winton, el topo dorado de Van Zyl, otra especie en peligro de extinción, explica Re:wild, el equipo de EWT descubrió que el ADNe pertenecía a una especie hermana.
“Todas nuestras historias sobre la conservación son pesimistas. Aquí tenemos la oportunidad de decir que, en realidad, hay oportunidades para lograr cambios”, indicó Cobus Theron, director de programas de EWT. N