Hay días en los que levantarte por la mañana es una labor titánica y lo único que te apetece es una taza de café bien fuerte, porque el estímulo de la cafeína es el empujón que necesitas para iniciar el día. Sin embargo, por muy apetitoso que te parezca el café, considera que tal vez la cafeína no sea la opción más saludable para ti. Por el contrario, beber agua sí es una muy buena opción.
“Es crítico que inicies el día con una hidratación adecuada”, dice a Newsweek la nutricionista clínica Megan Lyons, quien asegura que lo mejor para hidratarnos es un vaso de agua simple.
“He observado que muchos pacientes tienden a ingerir la mayor parte del agua después del mediodía, incluso quienes se han fijado objetivos de consumo y los alcanzan. Algunos solo beben café por la mañana, y otros hasta se abstienen de ingerir líquidos antes del almuerzo, que es cuando empiezan a hidratarse”.
En opinión de Lyons, fundadora de la organización The Lyons’ Share Wellness, la costumbre de abstenernos de beber agua hasta bien avanzado el día es “problemática”, porque privamos al cuerpo de la hidratación que necesita.
Considera lo siguiente: si duermes ocho horas continuas, pasas mucho tiempo sin reponer líquidos, de modo que beber agua al despertar es muy beneficioso para tu cuerpo.
La Organización Mundial de la Salud recomienda consumir de 2 a 3 litros de agua diariamente, aunque las necesidades pueden variar de acuerdo con la edad, sexo, dieta y tipo de actividad física.
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE BEBER AGUA POR LA MAÑANA?
“Tenemos que beber tanta agua como sea posible en la primera parte de la mañana. Y la razón es que, durante la noche, nuestros riñones y el hígado tienen que trabajar arduamente para eliminar las toxinas de todo lo que entró en el cuerpo”, explica Lyons.
“Por eso la orina de la mañana es más amarilla o está muy concentrada. A fin de que el sistema de desintoxicación funcione en condiciones óptimas, tenemos que ‘enjuagar’ nuestro cuerpo casi tan pronto como nos levantamos por la mañana”, prosigue. “Ahora bien, si en vez de agua bebemos café, el cual tiene un fuerte efecto diurético, la deshidratación empeora”.
La Dra. Joon Lee concuerda con Lyons. La directora ejecutiva del grupo SeeBeyond Medicine informa a Newsweek: “Podemos prevenir la deshidratación tomando un gran vaso de agua tan pronto como despertamos. Lo habitual es que no bebamos líquido alguno durante unas ocho horas, desde que nos acostamos a dormir hasta que nos levantamos por la mañana. Por ello, lo más conveniente es romper ese ayuno bebiendo agua tan pronto como dejamos la cama”.
EL ORGANISMO SE DESPIERTA CON AGUA
La deshidratación leve hace que nos sintamos cansados, poco motivados, ansiosos e incapaces de concentrarnos, prosigue Lee. “Y a nadie le gusta iniciar el día con esas sensaciones. Así que bebe un gran vaso de agua para que tus intestinos y los órganos de desintoxicación despierten también”.
Ahora bien, el cuerpo no solo elimina toxinas mientras dormimos. Al respecto, Lyons señala que también “perdemos cantidades importantes de agua” a través de la respiración, y la consecuencia esperable es que despertemos sedientos. Por ello, en vez de preparar tu primera taza de café, mejor sírvete un vaso de agua.
“Una buena estrategia para elevar nuestros niveles de energía, mejorar la digestión y alcanzar los objetivos diarios de hidratación, es empezar el día bebiendo agua”, insiste la nutricionista.
“Es frecuente que, hacia el mediodía, muchos experimentemos un bajón de energía y nos sirvamos una segunda o tercera taza de café. No obstante, ese bajón es un síntoma de deshidratación, por lo que recomiendo que bebas un vaso de agua en vez de tomar más café. Esta simple acción mejora nuestro nivel de energía de una manera muy notable”, asegura Lyons.
¿CUÁLES SON LOS BENEFICIOS DE LA BUENA HIDRATACIÓN?
Está demostrado que el consumo cotidiano de grandes cantidades de agua ofrece beneficios importantes al cerebro y el organismo en general. Pese a ello, muchos reconocen que beben menos de la mitad de la recomendación diaria de agua.
Un ejemplo: en 2021, YouGov (organización internacional de investigación datos y análisis) encuestó a más de 6,900 adultos sobre el tema de la ingestión diaria de agua, y halló que 35 por ciento de los participantes manifestó que consumía entre 240 y 950 mililitros de agua, menos de un litro al día. Por otra parte, cerca de 14 por ciento de los encuestados respondió que ingería más de 1,800 mililitros. Aun así, eso representa menos de dos litros diarios.
Lyons siempre alienta a sus pacientes a que incluyan más agua en su dieta y estilo de vida, pues ese hábito proporciona muchos beneficios. En su comentario para Newsweek, la nutricionista recalca: “El agua es fundamental para la hidratación, los niveles de energía, la salud de la piel y la digestión. Las personas que padecen de problemas digestivos y aumentan el consumo de agua suelen mejorar incluso síntomas que no habían identificado. En resumen, el agua ofrece beneficios inesperados”.
Lyons agrega que es necesario mantenernos atentos al consumo de agua para evitar la deshidratación, estado que suele tener muchos efectos negativos, incluidos cambios en el estado de ánimo, dificultad para concentrarnos, aumento de la temperatura corporal y hasta la posibilidad de desarrollar cálculos renales.
Además, el consumo adecuado de agua supone otros beneficios físicos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) destacan que el agua permite que el cuerpo mantenga una temperatura normal; actúa como amortiguador en las articulaciones, evitando dolores; y protege la médula espinal.
CÓMO ASEGURAR EL BEBER AGUA DIARIAMENTE
La Dra. Joon Lee ha identificado los momentos del día en que debemos ingerir agua para regular la hidratación. “Es fácil asegurar que bebamos el agua necesaria si establecemos un ritmo de ingestión diario: un vaso al despertar; un vaso con cada una de las tres comidas; un vaso antes y después de hacer ejercicio; y un vaso cada vez que vamos al baño, para reponer la pérdida de líquidos”, detalla Lee. “Este esquema permite que cualquiera beba por lo menos ocho vasos diarios, si no es que más”.
Hay personas a las que la simple idea de beber agua pura les resulta repugnante, porque no soportan el sabor. Pero el problema es que sus cuerpos necesitan hidratarse de alguna manera, así que Lyons propone alternativas para incrementar el consumo de agua.
La nutricionista concluye con lo siguiente: “Es crítico que empecemos el día con una hidratación adecuada. Algunos logran este objetivo añadiendo electrolitos al agua de la mañana, o agregando un chorrito de limón y una pizca de sal marina. Mientras, otros —en particular los que buscan beneficios digestivos o de desintoxicación— utilizan un poco de vinagre de manzana o jugo de limón”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)