Edward Snowden actualmente vive exiliado en Moscú, mientras la inteligencia estadounidense aún recolecta enormes cantidades de información privada almacenada y transmitida electrónicamente. El método de Estados Unidos es imparable.
Diez años después de que el contratista de inteligencia hizo estallar un escándalo al revelar el espionaje estadounidense que intervenía comunicaciones y recolectaba datos de personas de todo el mundo, desde simples publicaciones en redes sociales hasta llamadas de la canciller alemana Angela Merkel, nada ha cambiado.
El contratista de inteligencia demostró que nadie estaba a salvo de las interceptaciones de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA). Señaló que incluso los estadounidenses, cuyas comunicaciones privadas son supuestamente protegidas por la Constitución, son espiados.
REVELACIONES CON IMPACTO DURADERO
Pero sus revelaciones tuvieron un impacto duradero, al impulsar la protección de la privacidad en Europa y Estados Unidos y acelerar el uso de encriptación.
Tras las filtraciones “se produjo un histórico debate en casi todas las democracias occidentales sobre la relación entre los ciudadanos y los programas estatales de vigilancia masiva, sobre si la supervisión de esos programas era adecuada”, dijo Ben Wizner, de la oenegé American Civil Liberties Union y abogado de Snowden.
Snowden, un joven administrador de sistemas de la NSA de 29 años, descargó miles de documentos de la NSA y la CIA que mostraban el alcance de la red mundial de recopilación de datos. Esta se puso en marcha tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
ESPIONAJE SIN MOTIVO DE SOSPECHA
Los documentos que entregó a periodistas en encuentros secretos en Hong Kong mostraron cómo la inteligencia estadounidense trabajaba con el servicio de inteligencia británico y otras agencias para crear archivos sobre miles de millones de personas sin ningún motivo de sospecha.
Evidenciaron que Estados Unidos era capaz de poner bajo escucha los teléfonos de líderes aliados. Además, pusieron descubierto que la NSA disponía de un programa llamado Prism que recolectaba datos de gigantes de Internet como Google y Facebook, con y sin su acuerdo.
La NSA recopiló datos de llamadas del principal proveedor de telefonía móvil, Verizon, y rastreó recurrentemente los datos de empresas públicas, hospitales y universidades. También reveló que el servicio de inteligencia británico GCHQ captó, con la ayuda de la NSA, todo el tráfico que circulaba por los mayores cables submarinos de comunicaciones mundiales.
EDWARD SNOWDEN EXHIBIÓ PROGRAMAS ESPÍA SIN LÍMITANTES
La GCHQ además tomó subrepticiamente millones de fotos de las cámaras de ordenadores de gente común mientras estaban en los chats de webcam de Yahoo. El problema, dijo Snowden, no fue la justificación de la lucha contra el terrorismo, sino que había programas secretos virtualmente sin límites.
Las revelaciones indignaron al público, pero también a la inteligencia estadounidense, que acusó a Snowden de devastar los programas antiterroristas y ayudar a los enemigos de Estados Unidos. Las agencias de espionaje rechazaron enumerar el daño causado. Por el contrario, advirtieron únicamente que su vigilancia permitía prevenir decenas de ataques.
Snowden obligó a la Casa Blanca, al Congreso y a las cortes a revertir el curso de las actividades de espionaje que habían aprobado en secreto, a revisar las competencias de la NSA y a cancelar algunos programas.
“PREFERIRÍA ESTAR EN OTRO LADO”
En 2018, la Unión Europea puso en marcha el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), con el objetivo de limitar las posibilidades de que empresas estadounidenses como Google o Facebook colecten y hagan un uso libre de los datos de los usuarios.
Ahora con 39 años, Snowden sigue abogando por más protecciones a la privacidad. Vive en Moscú con su esposa estadounidense y sus dos hijos, nacidos en Rusia. El consultor vive de impartir conferencias y consultorías privadas. No puede salir de Rusia al no disponer de otro refugio y es buscado por Estados Unidos por delitos graves tipificados en la Ley de Espionaje.
“Preferiría estar en otro lado. Y ambos quisiéramos que hubiese otra opción que una celda en una cárcel de máxima seguridad o vivir en Rusia”, dijo Wizner. N
(Con información de AFP)