Estimados amigos, probablemente ustedes, al igual que yo, hemos escuchado hasta el cansancio la “necesidad” de cambiar en nuestras empresas, porque el mundo ya cambió después de la pandemia, y no importa si tu empresa es una industria manufacturera, comercial o de servicios, por todos lados se habla de la “imperiosa necesidad” de cambiar.
Es verdad que la inmovilidad en los negocios puede provocar una obsolescencia y/o pérdida de mercado por diversas situaciones, cuando esta es el resultado de estar en una zona de confort en la cual todo parece marchar de maravilla.
Yo personalmente coincido con la máxima de “cambiar para permanecer” pero esto debe ser el resultado de un análisis muy cuidadoso de nuestro mercado y de las distintas dinámicas que influyen en él a fin de movilizar a nuestros colaboradores y recursos financieros de la manera más adecuada para adaptarse a esos “cambios”. Es decir, que tenemos que cambiar conforme a las demandas presentes y futuras de nuestros clientes.
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Cada vez más observamos que los llamados ejecutivos «millennials» toman más responsabilidades en las decisiones de compra de nuestros clientes y, por supuesto, que sus motivaciones, necesidades y deseos son diferentes a las de los responsables que hasta ahora han tomado la decisión de comprar nuestros productos y servicios. La incorporación de innovaciones tecnológicas, el trabajo a distancia entre otras, son disrupciones que debemos considerar para que nuestro análisis sea completo y así los cambios que necesitemos y decidamos estén orientados siempre a satisfacer las necesidades de estos nuevos clientes, que están dentro de las compañías con las que siempre hemos hecho negocios.
Las megatendencias tales como la inclusión y la sustentabilidad -por mencionar solo dos- están tomando cada vez más fuerza y se convierten en elementos para la toma de decisión de nuestros clientes, especialmente entre los más jóvenes, y también entre los más grandes corporativos, cuyos Consejos de Administración están exigiendo cada vez más una nueva orientación con sus clientes y proveedores en estas y otras muchas materias más. Estoy seguro de que a estas alturas ya te has enfrentado a estas circunstancias y de tu respuesta dependerá la continuidad de tu empresa.
Así que entonces, la pregunta “¿cambiar para qué?” tiene como respuesta inmediata la de: “para permanecer (y agregaría para crecer) en el mercado que estamos atendiendo”. ¿Y tú, qué crees?
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*ARD