Cuando la Orquesta Sinfónica Juvenil de Nueva York grabó su primer álbum, al principio de los oscuros días de la pandemia de covid-19, la violinista Jessica Jeon tenía apenas 12 años.
Ahora ella y sus compañeros músicos compiten con algunas de las mejores orquestas del mundo, entre ellas las filarmónicas de Los Ángeles y Berlín, para llevarse a casa el premio Grammy a la mejor actuación orquestal. Es la primera vez que una sinfónica juvenil participa en esta categoría.
“¡Qué experiencia genial! Es la primera vez que grabé en un estudio!, exclama Jeon, que ahora tiene 14 años, a la AFP al final de un ensayo.
Tras la cancelación de conciertos de la orquesta en el Carnegie Hall por la pandemia, el director musical Michael Repper decidió realizar un experimento nuevo con sus alumnos para destacar sus logros a pesar de la interrupción de las actuaciones en directo.
No fue fácil: las restricciones de la pandemia hicieron que la grabación solo pudiera realizarse en grupos más pequeños, por lo que los jóvenes artistas tuvieron que llevar auriculares y utilizar una pista especial para las indicaciones. Las diferentes partes se sincronizaron posteriormente.
“Tenía que justificar ante mi profesor por qué no podía ir a clase dos días para grabar”, dice Gregory Galand, bajista, de 17 años.
Grabar en pequeños grupos no es frecuente entre las orquestas, pero el momento exigía creatividad al tiempo que tratabas de que nadie se contagiara de covid-19, dice Repper.
“Estoy muy orgulloso de que lográramos una forma de hacerlo pese a la pandemia. Fue una experiencia maravillosa”, dice el director de 32 años.
Y ahora compite por un Grammy en la gala del 5 de febrero. Para Noelia Carrasco, violoncelista de 19 años, que estudia música en la Universidad de Nueva York, competir por un Grammy es “surrealista”.
“Tuve que leerlo dos veces, porque no lo procesé la primera”, dice antes de concluir que es “increíble”.
ORQUESTA DE NUEVA YORK INCLUYE PIEZAS DE COMPOSITORES NEGROS
El álbum, sin título, fue producido por la ganadora de un Grammy, Judith Sherman, que este año está nominada como productora del año. Tras la muerte de Geore Floyd bajo la rodilla de un policía y la indignación popular que generó, la sinfoníca decidió incluir en el álbum incluyera piezas de compositoras negras, como Florence Price, Valerie Coleman y Jessie Montgomery.
“Pensaba que había que destacar el trabajo de compositores negros y composiciones que hacen hincapié en el racismo sistémico desde la perspectiva, particularmente de mujeres negras”, explica Repper.
Jessica Jeon dice que como persona de color, el hecho de tocar música de compositores subrrepresentados “fortaleció realmente mi conexión con el repertorio”.
“Crecí escuchando solo a Mozart, Bach, Beethoven… todos blancos”, dice. “Y creo que crecí sin conocer a un compositor de color”.
Phoebe Ro, una violista de 19 años, considera un “enorme honor” aprenderse las composiciones y grabarlas. Para ella, el himno a la unidad de Coleman, fue particularmente importante.
“Poder volver juntos, especialmente durante el tiempo de aislamiento, y tocar y reflejar el mensaje de unidad. Fue un gran honor interpretarlo”, dice Ro.
La joven orquesta no estará presente en la ceremonia de entrega de premios, pues solo están invitados los directores, pero piensan reunirse para verla por televisión.
“Muchos de mis ídolos están en la lista también: (el venezolano) Gustavo Dudamel y John Williams”, dice Rapper, nominado también por primera vez a un Grammy como director. N