Foco del debate sobre tratamientos potencialmente revolucionarios, la combinación de la psicoterapia asistida con psicodélicos apunta a la posibilidad de un cambio de paradigma en la forma como los especialistas abordan los trastornos de salud mental. Por supuesto, esa transformación demorará algún tiempo debido a la duración de los ensayos clínicos y a los obstáculos regulatorios, pero algunos líderes empresariales concuerdan en que los próximos cinco años serán cruciales para este sector emergente.
La crisis pandémica desató un tsunami de ansiedad, depresión y desesperanza. En casi todos los países, los factores habitualmente asociados con inseguridad financiera, desempleo y atomización social empiezan a tener efectos fisiológicos adversos que orillan a los expertos a reflexionar en las consecuencias, así como en su impacto en la salud de la economía global a largo plazo. A decir de la Organización Mundial de la Salud, 350 millones de personas en el mundo padecen algún trastorno mental.
Según proyecciones de la Comisión Lancet de Salud Global en Sistemas de Salud de Alta Calidad, en 2030 el coste de los trastornos mentales ascenderá a los 16,000 millones de dólares, cálculo que también considera la pérdida de productividad. La estrategia actual en el campo de la salud mental ha sido un fracaso. En 2017, las ventas de antidepresivos rebasaron los 14,000 millones de dólares y, no obstante, la perturbadora tendencia siguió acelerándose al extremo de que, en 2018, uno de casi ocho adultos debió recurrir al uso de antidepresivos.
DISMINUCIÓN DE SÍNTOMAS DEPRESIVOS
Para su estudio de 2020, investigadores del Johns Hopkins Medicine reunieron una población de adultos con depresión y hallaron que la psicoterapia de apoyo, aunada a una pequeña dosis de sustancias psicodélicas, producía una disminución significativa de los síntomas depresivos. De hecho, la mayor parte de los pacientes manifestó mejoría y la mitad de ellos estuvo en remisión durante las cuatro semanas de seguimiento.
Aun cuando la industria de los psicodélicos sigue en pañales, este sector tiene el potencial de resolver diversos problemas de salud mental. Eso afirma Bob Dagher, director de mercadotecnia (CMO, por sus siglas en inglés) de la compañía floridana Enveric Biosciences, donde, en estos momentos, están desarrollando la siguiente generación de medicamentos de base psicodélica dirigidos a atacar problemas de salud mental.
Dagher opina que la colaboración de Enveric Biosciences y el equipo de investigación de Hotchkiss Brain Institute, en la Universidad de Calgary, Canadá, no es más que el inicio de una sociedad que habrán de formar el sector científico y la industria biotecnológica, y que sin duda demostrará el potencial de estos novedosos tratamientos.
TERAPIA CON MICRODOSIS DE LSD
Por su parte, MindBio Therapeutics acaba de concluir la primera etapa de su investigación centrada en la terapia con microdosis de LSD, la cual —por primera vez— permitirá que los participantes autoadministren el medicamento en casa.
MindBio se ha fijado la misión de modificar los tratamientos de salud mental y prevenir el suicidio. Sus ensayos clínicos (ahora, en Fase 1) están dirigidos a la investigación de las sustancias psicodélicas con la finalidad de identificar tratamientos más eficaces para la depresión y trastornos relacionados. Más aún, MindBio acaba de obtener 1.44 millones de dólares en fondos gubernamentales para estudiar el uso de microdosis de LSD en el trastorno depresivo mayor.
EL LSD Y LAS ENFERMEDADES MENTALES
Mientras tanto, en Suiza —centro europeo emergente para la industria de las ciencias de la vida—, Carvin Medicines también estudia la utilidad del LSD en el tratamiento de enfermedades mentales, así como su uso en pacientes que sufren de dolor extremo por padecimientos como fibromialgia y síndrome de dolor regional complejo (SDRC).
Pese a todo, la inversión en el sector es bastante limitada, en términos de la inmensa financiación requerida en estos momentos para que los medicamentos lleguen al mercado.
Personalidades legendarias de Silicon Valley (como Peter Thiel, cofundador de PayPal) han hecho grandes inversiones en ATAI Life Sciences, otra empresa biofarmacéutica que ya entró en la etapa clínica de sus estudios y busca la manera de transformar el tratamiento de los problemas mentales. Según un informe publicado en el diario británico The Guardian, “solo en 2021, la industria de los medicamentos psicodélicos registró 45 inversiones distintas que se sumaron en un fondo de 595 millones de dólares”.
Sin embargo, siempre que surge un mercado nuevo y disruptivo, es inevitable que haya periodos de volatilidad e incertidumbre que ponen a prueba la paciencia de los inversores.
Ken Belotsky, socio de Negev Capital (fondo de inversión para intervención médica psicodélica que administra 30 millones de dólares), considera que la volatilidad del mercado y la caída en la valuación son parte natural del desarrollo de una industria emergente. Por ello, Belotsky proyecta que hasta 90 por ciento de las empresas del renglón psicodélico terminarán por desaparecer: consecuencia que, si bien dolorosa, es un aspecto fundamental del proceso de maduración de cualquier sector emergente.
TECNOLOGÍA Y PSICODÉLICOS
Otro aspecto que impulsa la investigación es la intersección de la tecnología y la industria de los psicodélicos. Como ejemplo tenemos a Enveric, que ha adoptado la tecnología PsyAI para acelerar el desarrollo de candidatos farmacológicos optimizados, cada uno diseñado explícitamente para combatir trastornos mentales difíciles de tratar.
Algo parecido hacen los investigadores de la Universidad McGill de Montreal, Canadá, quienes han recurrido al procesamiento natural del lenguaje para que los asistentes de voz o los motores de búsqueda analicen las experiencias de los usuarios de sustancias psicodélicas. Según una reseña publicada en la revista MIT Technology Review, ese trabajo podría esclarecer cómo es que “los alucinógenos desencadenan estados mentales específicos, llámense euforia, ansiedad o la sensación de ser uno con el mundo”.
El segmento de la regulación también ha recibido un fuerte impulso. En 2017, la Administración Federal de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) clasificó los tratamientos de base psicodélica como “terapias innovadoras”. Cabe señalar que el proceso de designación de dicha dependencia agiliza el desarrollo y la revisión de fármacos que tratan pacientes con trastornos graves o que amenazan la vida, y cuyos ensayos clínicos apuntan a que la sustancia ofrece mejoras significativas respecto de los tratamientos disponibles.
MÁS INVESTIGACIONES
A partir de la decisión de la FDA, los reguladores sanitarios de Canadá y Estados Unidos han enmendado los estatutos existentes para permitir investigaciones en torno de la eficacia de las sustancias psicodélicas.
Hace unos meses, los senadores estadounidenses Brian Schatz y Cory Booker (ambos demócratas) pidieron que la FDA y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) emprendan más investigaciones sobre el potencial terapéutico de las sustancias psicodélicas.
En su misiva, los legisladores escriben que “los NIH y la FDA son fundamentales para garantizar que el estudio de los psicodélicos tenga un fundamento científico integral, riguroso y deliberativo, incluido el desarrollo potencial de medicamentos y terapias derivadas de esas sustancias”.
Más allá de todas estas consideraciones, la investigación en terapias psicodélicas es increíblemente prometedora, y brinda a la industria el impulso que necesita para expandir las opciones terapéuticas disponibles a los pacientes que sufren de depresión. A su debido tiempo, otros trastornos —como las adicciones y la ansiedad— podrían demostrar la utilidad de la psicoterapia asistida con psilocibina y así replantear el paradigma actual para la salud mental. N
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Cynthia Salarizadeh es fundadora y presidenta de House of Saka, Inc. Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek.