¿Podríamos utilizar agentes psicotrópicos para curar padecimientos mentales? Tal es el planteamiento que se estudia detenidamente en varios centros de investigación de todo el mundo. Y también es el tema de un nuevo documental que Nova estrenó por PBS el pasado 19 de octubre.
Muchas personas que usan drogas psicodélicas informan de poderosas experiencias místicas que, en términos generales, se caracterizan por un sentimiento de “comunión” o unidad con todo y todos, un estado de ánimo profundamente positivo, y la sensación de trascender al tiempo y el espacio.
La humanidad ha usado psicotrópicos en sus rituales desde hace miles de años. Llegada la década de 1950, algunos investigadores demostraron el potencial terapéutico de estas sustancias en ciertos padecimientos mentales.
Sin embargo, cuando los psicotrópicos alcanzaron gran prominencia durante la contracultura de los años sesenta, las autoridades tomaron medidas para suprimir su uso, dando al traste con las investigaciones en curso. Para 1968, el gobierno de Estados Unidos terminó por criminalizar la posesión de drogas psicodélicas.
Apenas en los últimos años ha empezado a disiparse el estigma de los alucinógenos. Y ahora, científicos de todo el mundo están retomando esas sustancias para emprender estudios innovadores en centros tan prestigiados como la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, e Imperial College London, en el Reino Unido.
Algunos equipos de investigadores han demostrado que, en combinación con sesiones de terapia psicológica, los psicotrópicos tienen el potencial de tratar diversos padecimientos de salud mental, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), algunas adicciones y la depresión.
PSICOTERAPIA ASISTIDA
En el documental de Nova figura un grupo que recibió psicoterapia asistida con psilocibina como parte de un ensayo clínico limitado. Algunos integrantes de esa población de estudio lograron reducir el consumo de alcohol hasta en 50 por ciento, y manifestaron mejoras notables respecto de la población de control, la cual solo recibió terapia.
La película también presenta a un grupo de otro ensayo clínico diferente que reclutó pacientes con cáncer y trastorno depresivo mayor, la mayoría de los cuales manifestó una mejoría significativa después del tratamiento antes mencionado.
La psicoterapia para trastorno de estrés postraumático asistida con MDMA [éxtasis] ya se encuentra en las etapas finales del proceso de aprobación de la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos), dependencia gubernamental que también está evaluando el uso de psilocibina como coadyuvante en el tratamiento psicológico para la depresión y otros trastornos mentales.
La Dra. Yasmin Hurd es una neurocientífica entrevistada en el documental de Nova. Directora del Instituto de Adicciones del Sistema de Salud Conductual de Mount Sinai, la también investigadora dice a Newsweek que algo bien sabido es que los psicotrópicos actúan en un neurotransmisor llamado serotonina, el cual desempeña un papel en trastornos asociados con depresión y ansiedad.
Según explica, esta propiedad podría explicar algunos de los efectos terapéuticos de dichas sustancias, aunque es necesario expandir las investigaciones para esclarecer los mecanismos biológicos que entran en juego.
LOS PSICOTRÓPICOS Y LAS NEURONAS
“Los psicotrópicos actúan en el sistema serotoninérgico y pueden modificar la plasticidad de las neuronas. Es decir, son capaces de cambiar su estructura”, precisa Hurd. “Las neuronas se contraen y pierden sus espinas dendríticas en muchos trastornos por abuso de sustancias. No obstante, hemos observado que varios psicotrópicos son capaces de hacer que dichas espinas vuelvan a formarse, y es así como creemos que funcionan estas sustancias”.
Hasta ahora, las investigaciones se han enfocado en el sistema serotoninérgico humano, y los científicos han podido correlacionar los cambios encefálicos que induce la psilocibina con mejoras en la cognición y el estado emocional.
“Por otra parte, se ha visto que los psicodélicos modifican la conectividad entre las regiones encefálicas. Una de ellas es la amígdala, estructura cerebral indispensable para la regulación emocional y altamente sensible a los recuerdos negativos”, prosigue la neurocientífica.
Por ejemplo, el trastorno de estrés postraumático provoca un incremento en la actividad de la amígdala. Pero dicha actividad disminuye con la administración de sustancias psicotrópicas.
“Aún no hemos precisado cómo las sustancias psicodélicas reducen la depresión, la ansiedad y el TEPT. No obstante, esos son algunos de los efectos que hemos observado”, afirma Hurd.
La científica agrega que persisten muchas incógnitas en lo referente a la terapia psicotrópica y su eficacia. “Todavía no hemos podido precisar la dosificación. Lo que tenemos más claro, hasta el momento, son los tipos de trastornos y los individuos a quienes estarían encaminados esos tratamientos”.
UNA TERAPIA CONDUCTUAL
Hurd insiste en la importancia de que el público entienda que las terapias que se están investigando no consisten, simplemente, en administrar una pastilla al paciente. Un aspecto fundamental para el éxito del tratamiento es implementar una terapia conductual. “Aun así, nuestro campo de especialidad sigue tratando de determinar cuál es el componente de la terapia conductual más necesario”, reconoce.
Otro reto para la investigación de la terapia psicotrópica es que son contados los ensayos que incluyen un grupo de control con placebo. “Cuando haces estudios clínicos para ver si algo funciona, es importante asegurar que la sustancia dé resultados reales, de allí la importancia de los grupos de control. A la larga, ese podría ser el desafío más grande para los psicotrópicos”, especula Hurd.
Por otra parte, el uso de sustancias psicotrópicas supone riesgos y consideraciones éticas. Las experiencias psicodélicas pueden ser negativas si el individuo no tiene el estado mental adecuado o cuando el entorno no es propicio. Por ello, los investigadores insisten en la importancia de administrar psicotrópicos en un ambiente terapéutico creado para tratar problemas de salud mental.
“Los psicotrópicos son muy distintos de cualquier otro fármaco” previene Hurd. “De modo que debes utilizarlos en un entorno muy específico. Por ejemplo, los pueblos nativos usan alucinógenos en un entorno grupal. Estos medicamentos, en particular, deben usase en ámbitos extremadamente controlados”, explica.
La neurocientífica continua: “Con suerte, conforme realicemos más estudios, identificaremos mejor a los individuos que podrían beneficiarse de estas sustancias en conjunción con la psicoterapia… y los que estarían en riesgo. No existe un medicamento que funcione para todos”.
Hay ciertos grupos de individuos que deben evitar el uso de psicotrópicos. Entre ellos, quienes tienen antecedentes personales o familiares de esquizofrenia o trastorno bipolar, pues corren el peligro de experimentar estados psicóticos muy graves.
MEDICAMENTOS Y DOSIS
En cuanto al futuro, cabe la posibilidad de que la FDA autorice la terapia psicotrópica con medicamentos y dosis que la propia dependencia haya aprobado para administrar bajo estricta supervisión médica, y con efectos colaterales bien identificados.
A pesar de los riesgos y las dudas que aún persisten, Hurd considera que los psicotrópicos tienen el potencial de transformar la manera como hoy tratamos los padecimientos de salud mental.
“Necesitas tener el valor de abrirte [al hecho de que las sustancias psicodélicas] pueden revolucionar [el tratamiento] de los individuos cuyas vidas fueron destruidas por las adicciones. Por ese anhelo que no pueden controlar pese a que sus mejores esfuerzos. Para mí, lo importante es encontrar algo que ayude a esas personas a recuperar sus vidas”.
Hurd añade: “Millones de personas sufren de algún trastorno por abuso de sustancias, y la adicción tiene un costo tremendo para la sociedad. [Los psicotrópicos podrían] ser de enorme valor para ayudarnos a tener adultos sanos. Sin embargo, no queremos exacerbar ni empeorar la situación en que se encuentran esas personas.
“Por eso, aunque me entusiasman los datos obtenidos hasta ahora, soy reservadamente optimista. Con suerte, los nuevos ensayos clínicos que respaldan los Institutos Nacionales de Salud y los canales de la FDA nos brindarán mucha mejor información”, concluye Hurd.
El documental Can Psychedelics Cure? (¿Los psicotrópicos curan?) está disponible en directo, en el canal Nova de YouTube y a través de la aplicación PBS Video. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).