Más de 80 personas comparecieron este lunes ante un tribunal en Sudáfrica tras una violación en grupo de ocho mujeres.
Los sospechosos que comparecieron ante el Tribunal de Primera Instancia de Krugersdorp se enfrentan a cargos relacionados con la minería ilegal, la contravención de la Ley de Inmigración y la posesión de presuntos bienes robados.
La policía detuvo a los sospechosos después de que las ocho mujeres fueran violadas mientras las amenazaban con pistolas y robaran a su equipo de filmación, durante un rodaje de vídeo musical en un vertedero de minas en West Village el jueves pasado.
Sesenta y siete hombres fueron arrestados. En tanto, otros 17 sospechosos fueron detenidos el sábado después de una operación conjunta con funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.
Otros dos sospechosos fueron asesinados a tiros, mientras que otro resultó herido durante la operación policial.
Se cree que el ataque fue llevado a cabo por mineros ilegales que han estado aterrorizando a la comunidad local durante años.
LA POLICÍA ACUSÓ A INMIGRANTES
El equipo de 22 personas, 12 mujeres y 10 hombres, estaba ocupado filmando un video musical cuando presuntamente fue atacado por un grupo de hombres armados vestidos con mantas, indicó el comisionado de policía de la provincia Gauteng, teniente general Elias Mawela, en un comunicado.
“Los sospechosos ordenaron a todos que se acostaran y procedieron a violar a ocho de las mujeres. Además, les robaron a todos sus pertenencias antes de huir de la escena”, añadió. A los afectados les quitaron todo su equipo de video. La policía investiga 32 cargos de violación, señaló Mawela.
Mientras tanto, el ministro de Policía Bheki Cele dijo que los laboratorios forenses están trabajando las 24 horas del día para identificar si alguno de los 82 se encontraba entre el grupo que violó a las ocho mujeres.
No se ha inculpado aún a nadie, pero la policía acusó a inmigrantes ilegales que trabajan en las minas de la zona. La detención se hizo a 84 personas en una redada.
El presidente Cyril Ramaphosa describió el lunes estos “horribles actos de brutalidad” como “una afrenta a los derechos de las mujeres”. Añadió que “los violadores no tienen cabida en nuestra sociedad”.
Este crimen ha avivado un debate ya existente en Sudáfrica sobre la castración química para los violadores.
También ha puesto presión sobre el gobierno, ya que la oposición afirma que la policía está mal equipada para luchar contra la delincuencia en el país. Sudáfrica tiene una de las tasas de homicidio más altas del mundo. N