La postura del nuevo líder de Corea del Sur frente a Corea del Norte es más dura que la de su predecesor. No obstante, su gobierno ha presentado un proyecto que prevé una ruta hacia un futuro pacífico para los dos rivales que comparten una misma península.
Publicado este mes y compartido con Newsweek, el marco de trabajo concebido bajo los auspicios del mandatario surcoreano Yoon Suk-yeol contempla una ruta que inicia con la reconciliación y la cooperación; pasa por la creación de una Unión Coreana; y termina con una península unificada.
Al describir la primera etapa, un funcionario surcoreano dijo a Newsweek que “siempre respaldaremos la cooperación y el intercambio intercoreano, sin importar quién sea la cabeza de gobierno”.
En cuanto a la Unión Coreana, el funcionario dijo que el concepto es “muy parecido al modelo de la Unión Europea. Aun así, nuestra idea de una Unión Coreana da cabida a dos sistemas y dos gobiernos distintos dentro de una misma nación”.
“Cierto es que un país unificado tendría dos sistemas ideológicos diferentes”, prosiguió la fuente de Newsweek. “Pero compartiremos el mismo territorio y trataremos de desarrollar el modelo de mercado único. Digamos que será una unificación de facto”.
Esa unión provisional incluiría una zona económica común, así como libertad para transitar y residir en las dos Coreas, conocidas oficialmente como República de Corea (RC o Corea del Sur) y República Popular Democrática de Corea (RPDC o Corea del Norte).
DEMOCRACIA LIBERAL Y MERCADO LIBRE
Según la explicación, la última etapa conduciría a una “Corea unificada, una nación unificada, una democracia liberal, y un mercado libre”. Con todo, el funcionario reconoció que el proyecto dependía de la “suposición” de que “haya cambios que conduzcan a la transformación gradual de la RPDC”.
Porque, en lo que respeta a la presidencia actual, la fuente de Newsweek aseguró que “no habrá conciliación alguna para Corea del Norte”.
En lo tocante a los derechos humanos (asunto muy delicado, pues Corea del Norte niega cualquier forma de abuso sistemático), el tema será abordado con calidad de prioritario.
“De hecho, este gobierno otorga mucho más peso al asunto de los derechos humanos [en la RPDC]”, prosiguió el informante. “Estamos haciendo grandes esfuerzos para participar activamente con la comunidad internacional en el tema de los derechos humanos en Corea del Norte”.
Pese a lo anterior, el funcionario insistió en que Yoon tenía la disposición de tender la mano a Kim Jong-un de manera incondicional.
“Estamos dispuestos a brindar a la RPDC cualquier tipo de asistencia humanitaria, sin restricciones ni condiciones de carácter político o militar”, precisó la fuente de Newsweek. “Somos una nación muy abierta, y siempre hemos tratado de apoyar al pueblo de Corea del Norte”.
Yoon Suk-yeol, exfiscal general de Corea del Sur, asumió la presidencia el mes pasado tras la victoria del partido conservador frente al bando liberal del entonces presidente Moon Jae-in.
PENÍNSULA DE COREA: ESFUERZOS CONTRA FRICCIONES
Moon ha criticado la política de su predecesor de dar prioridad a la paz intercoreana. Dicha política dio origen a un proceso de paz iniciado en 2018, durante el cual Moon se reunió en cuatro ocasiones con Kim Jong-un, líder supremo norcoreano. Sin embargo, el esfuerzo fue en vano y las fricciones binacionales terminaron por imponerse.
En contraste, el populista Yoon pone énfasis en una alianza más estrecha con Estados Unidos, así como en la necesidad de acelerar el impulso existente para fortalecer la capacidad defensiva de Corea del Sur.
“La alianza entre la República de Corea y Estados Unidos debe priorizar la disuasión. Por ello, no tenemos más alternativa que fortalecer nuestra cooperación con Estados Unidos para reforzar la seguridad”, explicó el funcionario surcoreano. “Después de eso, tendremos que hacer inversiones más grandes en dicha alianza, en la disuasión y en la capacitación”.
Esto tiene particular relevancia debido a la situación potencialmente desestabilizadora que enfrenta la seguridad internacional y que incide, sobre todo, en las potencias contiguas al frente más activo de la Guerra Fría.
“Es muy importante que cooperemos con Estados Unidos”, recalcó el funcionario surcoreano. “La urgencia se agudiza debido a la competencia entre Estados Unidos y China, y también a causa de la guerra de Rusia en Ucrania. Las condiciones de la política internacional son incompatibles con el énfasis pacifista de la presidencia anterior; de modo que, en este momento, lo más importante es garantizar la seguridad de la península de Corea”.
CRISIS NUCLEAR
Aun así, el nuevo gobierno de Seúl mantiene su disposición de colaborar con el liderazgo de Pionyang, por lo que pretende incentivar a Kim justo cuando el líder norcoreano se ha visto obligado a reconocer que el panorama económico de su país enfrenta graves problemas.
Esta crisis podría verse exacerbada tras el anuncio oficial de que la RPDC ha confirmado sus primeros casos de covid-19.
La fuente de Newsweek añadió que, en la eventualidad de que Corea del Norte vuelva a contemplar la posibilidad de interrumpir su programa armamentista nuclear —que, según diversos informes, se ha intensificado desde el colapso del diálogo intercoreano—, el gobierno de Yoon estaría dispuesto a invertir en la nación enemiga e incluso a ofrecer garantías de que no habrá hostilidades en el futuro.
“Si Corea del Norte decide desnuclearizarse, proporcionaremos no solo prosperidad económica, sino también algunas garantías de seguridad y paz para el régimen de la RPDC”, afirmó la fuente surcoreana. “Nuestro audaz proyecto incluiría todas estas propuestas a fin de que Kim Jong-un considere modificar su postura”.
Ocupada por Japón desde 1910, la península de Corea fue dividida al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cuando la Unión Soviética y Estados Unidos crearon Estados aliados independientes separados por el paralelo 38.
Entre 1950 y 1953, los dos nuevos países se convirtieron en el polvorín más mortífero de la Guerra Fría, con la Unión Soviética y la recién constituida República Popular de China respaldando a Pionyang, mientras que Seúl contaba con el apoyo de Estados Unidos y sus aliados.
NO HAY TRATADO DE PAZ
Aquel conflicto devastador concluyó con un cese de hostilidades a lo largo de lo que hoy se conoce como Zona Desmilitarizada (DMZ). No obstante, dado que nunca firmaron un tratado de paz, las dos naciones siguen en guerra, al menos técnicamente.
Las tensiones intercoreanas comenzaron a relajarse con la llegada del siglo XXI. El alivio se inició con la primera cumbre binacional, registrada en el año 2000, tras la cual los dirigentes de las dos Coreas acordaron una ruta que, a la larga, conduciría a la reunificación de la península.
Los líderes celebraron una segunda cumbre en 2007, y otras tres tuvieron lugar en 2018. Para 2019, Kim acudió a la DMZ para reunirse con Moon y el entonces presidente estadounidense Donald Trump quien, ese mismo año, sostuvo dos cumbres individuales con el líder norcoreano.
Antes de que el proceso de paz cayera en el olvido —a partir del segundo semestre de 2019—, las dos Coreas lograron avances históricos en el tema de la reconciliación, incluidos el desmantelamiento de los puestos de guardia fronterizos; compromisos para proyectos intercoreanos de infraestructura; y la creación de una oficina de enlace conjunta, la cual fue demolida dos años después en un acto explosivo que marcó el regreso a las tensiones.
OTROS ESFUERZOS DIPLOMÁTICOS
Sucesor de Trump, el presidente Joe Biden ha insistido en que su gobierno permanece abierto a los esfuerzos diplomáticos con Corea del Norte. Y ha ofrecido aceptar cualquier encuentro de manera incondicional.
Sin embargo, el mandatario estadounidense no pierde de vista las medidas de disuasión. La razón es que, en marzo pasado, Kim reanudó las pruebas nucleares de la RPDC. Lo hizo con el lanzamiento de un misil balístico intercontinental (la primera prueba registrada desde noviembre de 2017). Y ha ordenado el desarrollo de nuevas capacidades nucleares, incluidos los misiles hipersónicos maniobrables y las ojivas nucleares tácticas.
Mientras Biden y Yoon coordinan sus estrategias frente a Corea del Norte, Kim ha tenido que dedicar su atención a los asuntos internos. En particular, los intentos para reanimar la economía de su país y contener la diseminación del covid-19.
A tal fin, el líder supremo de la RPDC ha hecho un llamado para que Washington y Seúl renuncien a sus políticas “hostiles” (como sanciones estrictas y ejercicios militares conjuntos) hasta que las tres partes puedan reanudar el diálogo. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).