En México seguimos en una política pública de vecindad y no estamos viendo más allá de nuestra colonia. Hoy la aceleración en conocimiento y en facilitar la vida a cada uno de los seres vivos ha creado una serie de variables, indicadores y mediciones sobre qué tan fuerte está la convivencia entre naciones desde un punto de vista financiero, económico, de seguridad y credibilidad. Y en los dos últimos años se ha insertado la parte de energía, salud y medioambiente.
La triada energía, salud y medioambiente empezará a ser una carga mayor para las naciones.
La energía es una variable que no tiene control, y dependerá de las condiciones geopolíticas en el corto plazo y de los mercados en función de la demanda de cada nación o región en específico.
La parte ambiental estará ligada a encontrar, obtener, y tener acceso a recursos limitados financieros para facilitar el uso de tecnologías que puedan ser usadas para el disminuir los efectos de gases invernadero, metano y todo aquello que cambie el hábitat.
El mundo en el mediano plazo nos obligará a tener una diplomacia ambientalista, ligada a cuánto contaminas y el monto que deberás invertir o pagar por el daño.
Anteriormente, nadie asumía su responsabilidad, simplemente se basaba en una sanción monetaria y remedición. Pero no en una forma del cómo reducir lo que no podemos dejar de usar por ser parte de la cotidianidad de las actividades del ser humano.
EL FACTOR SALUD
En lo que respecta a la salud, ante el covid-19 y otras enfermedades que han surgido, de las cuales algunas estaban al parecer controladas, los países de escasos recursos deberán apostar más a tener una población saludable para fortalecer, mantener o prolongar su futuro. Pero si no tienen el peculio para esto no podrán crecer.
Algunos países se han preocupado por la diabetes, obesidad y la salud en el trabajo. Pero hoy, ante las nuevas variables de enfermedades, los seres vivos en el planeta tendrán que adaptarse de manera rápida. No invertir en salud incrementará la incertidumbre sobre cómo un país puede ser atractivo para realizar negocios o inversiones.
Muchos me preguntarían si todo lo estoy ligando al peculio. Pero la realidad es que toda actividad que pretendas realizar tiene un costo. Y cada necesidad tiene un valor.
El mundo, a partir de la desestabilización creada por un virus invisible a la vista del ser humano, cambió de forma radical el cómo convivíamos. Y se adiciona el cambio geopolítico que ocurrirá en los próximos meses derivado de la invasión de Rusia a Ucrania.
También veremos una aceleración económica y financiera radical, donde naciones realizarán una mayor cantidad de acuerdos comerciales de libre comercio para disminuir los costos de los productos o servicios que intercambian ante una demanda creciente.
UNA TRIADA INEVITABLE
Estos acuerdos comerciales dependerán principalmente de la triada energía, salud y medioambiente, y será pieza fundamental en las políticas públicas que cada nación tenga.
No importa qué ideología tenga una nación: izquierda, derecha, central, comunista, socialista, capitalista, neoliberal. El dinero no las conoce, y un país depende en gran medida, para subsistir y ahora sobrevivir, de cuánto recurso financiero tiene y de si puede tener acceso a nivel global, pues por sí sola no puede crecer.
Pretender hacerlo en forma unilateral y aislada dejará parado el flujo económico generado por cada individuo de la población económicamente activa y que está ligado a una empresa que tiene un negocio dentro de un mercado dependiente de la demanda. Se ha comprobado que una nación no está hecha para crear tecnología, cubrir toda la demanda alimentaria, salud, infraestructura y todo lo que requiera para desarrollarse. Pero todo esto dependerá de qué tan atractivos eres, y por qué lo eres para un largo plazo.
La triada energía, salud y medioambiente toma vigencia debido a que los países del G7 están por crear la Asociación para la Infraestructura Global (Partnership for Global Infrastructure and Investment [PGII]). Los objetivos principales son: abordar la crisis climática y reforzar la seguridad energética global; desarrollar, expandir e implementar redes e infraestructuras; desarrollar y mejorar la infraestructura de los sistemas de salud, donde México tiene ciertos acuerdos y tratados. ¿Estará nuestro país a la altura para ser parte?
¿Y MÉXICO ENTONCES?
En la triada energía, salud y medioambiente, México está afectado desde el corto al largo plazo. Tendremos un apocalipsis bajo estos tres pilares, y todo dependerá de quiénes quieren ser parte del crecimiento.
Hoy tenemos en nuestro principal socio comercial a senadores que solicitan dejar de exportar crudo, al presidente Biden solicitando la aprobación para eliminar los impuestos a los combustibles para bajar la inflación. Y, adicionalmente, al parecer están preparándose para intensificar sus quejas sobre las políticas energéticas de México que violan los términos y condiciones del T-MEC.
¿México depende de Estados Unidos? Sí, porque es nuestro socio comercial principal. Nos compra gran parte de productos o materias primas para el consumo dentro de su mercado. Esto lo podemos observar en la balanza comercial de los hidrocarburos, de los cuales, algunas materias primas, como el gas natural, están libre de aranceles.
La pregunta a hacer es: ¿qué pasaría si nuestro socio decide no vender más gas o petrolíferos a México al precio preferencial que tiene Pemex o CFE al no haber un tratado (en 2026 se tiene que ratificar)? ¿O al haberlo cuáles serían las condiciones y términos que daría lugar? ¿Costarían más los productos? ¿Tardarían más en cruzar las fronteras? ¿Habrá cuotas a aranceles variables? N
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Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Es autor del canal Energía sin política. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.