¿Una autodefensa feminista? A veces un simple trayecto de casa al trabajo, o tal vez una salida con amigas, puede provocar en las mujeres un sentimiento de inseguridad y vulnerabilidad. Y no es para menos, los casos de feminicidios diarios en México son un recordatorio de que nuestras ciudades no son espacios seguros para las mujeres.
Solo de enero a marzo de 2022 se registraron 229 presuntos feminicidios en el país, según reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). El mes con más casos fue febrero, en el que la cifra ascendió a 81. En enero se registraron 78 casos, mientras que en marzo el total fue de 70.
Esas terroríficas cifras se traducen en mujeres que tenían proyectos de vida y el derecho a la existencia digna. Las violencias cotidianas que viven las mujeres se suman a la peor de todas: la feminicida.
Sobre ello, el manual Autocuidado y autodefensa para mujeres activistas (2006), publicado por el Grupo Interdisciplinario de Género, Sexualidad, Juventud y Derechos Humanos, menciona que el cuerpo es el espacio donde se ejerce el control, la regulación y la represión.
Y que las mujeres por roles de género no fueron sociabilizadas para tener control y protección de su cuerpo. Desde pequeñas se les enseña a las niñas juegos que tienen que ver con el cuidado de otros, pero no con la defensa de su cuerpo.
QUÉ SIGNIFICA LA AUTODEFENSA FEMINISTA
La autodefensa feminista es una postura y práctica política que reivindica que las mujeres y disidencias tienen derecho a defenderse ante un acto de violencia para salvaguardar su integridad o la de otros. Sobre ello hablamos con Guié, de Comando Colibrí, escuela de autodefensa feminista en la Ciudad de México y en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
La autodefensa feminista es una práctica política porque se basa en la idea de romper los ciclos patriarcales en los cuales el cuerpo de la mujer es objeto de consumo. En ese sentido, reivindica la potencia de las mujeres y disidencias para ser protagonistas activas en su protección.
“La autodefensa feminista parte del hecho de aceptar que existe una diferencia entre los ataques que recibe un hombre cis y una mujer, ya sea cis, trans, lesbiana o una persona no binaria”, describe Guié, tallerista e instructora de Comando Colibrí.
La instructora menciona que el problema de la mayoría de los espacios deportivos o de autodefensa sin perspectiva feminista es que los temas de ataques sexual ni siquiera se contemplan. Aun cuando los feminicidios, por ejemplo, suelen tener un componente sexual.
HOMBRES MAL EDUCADOS
En el manual Autocuidado y autodefensa para mujeres activistas se menciona que las prácticas de violencia contra las mujeres están sostenidas en dinámicas de educación de acuerdo con el género.
Ello debido a que en los hombres “se promueven prácticas y discursos violentos discriminatorios contra las mujeres. Los educan para demostrar su hombría a través de violencia física, la inexpresividad afectiva y el uso de las mujeres como objetos”.
Así, no basta con enseñar técnicas de combate o defensa personal a las mujeres, sino de acompañarlas con procesos terapéuticos y cambios en el rol social que se ha inculcado a las mujeres como víctimas.
Por ello, “la autodefensa feminista implica otra que tiene que ver con hablar de la importancia de la parte emocional y la identidad con la que cada persona se percibe”, dice Guié.
DISCURSOS HEGEMÓNICOS SOBRE LOS CUERPOS
Promover la idea del derecho a defenderse es en sí mismo un gran reto. Pero hay otros obstáculos que pueden alejar a las mujeres y disidencia de la práctica de la autodefensa. Los estereotipos corporales sobre lo que significa un cuerpo apto para el ejercicio aumentan las inseguridades para el entrenamiento de combate.
Nos relata su experiencia: “Llegué a Comando con esta idea de que yo era mala para los deportes. [Al entrenar] he notado ese cambio tan solo desde la forma en la que me paro en el espacio público, cómo hablo, cómo me relaciono con otras personas y cómo pongo mis límites”.
Ante ello, la instructora de Comando Colibrí remarca que, cuando se reivindica la capacidad de defenderse, también se crea una mayor seguridad para salir de situaciones que representan un riesgo.
“Hacerse caso a una misma y a la propia intuición para salir de situaciones. Estamos educadas para creer todo el tiempo que somos exageradas o que debemos minimizar lo que sentimos. Y por lo mismo no nos creemos capaces de salir de situaciones difíciles. Más allá de la preparación física, se trata de una preparación mental que nos dé confianza”.
COMANDO COLIBRÍ
Este año la escuela de autodefensa feminista cumple diez años. Fue fundada por Tere Garzón y Enrique Medina. Ella es investigadora y él es artista marcial, profesor de defensa personal.
Surgió como una necesidad de que hubiera un espacio para aprender técnicas de defensa personal, pero desde una perspectiva feminista.
“Tere Garzón es una mujer migrante colombiana. Ella ya entrenaba artes marciales y Enrique Medina, además de ser artista marcial, es profesor de defensa personal. Crearon este espacio porque se dieron cuenta de que se necesitaba añadir este aspecto feminista”, dice Guié.
Al principio los lugares de entrenamiento fueron los parques. Sin embargo, poco a poco se integraron a gimnasios. Lamentablemente, la pandemia afectó sus espacios de entrenamiento, lo que provocó que cerraran.
Actualmente están de vuelta entrenando en parques públicos. Aquí puedes encontrar más información al respecto. N