Entre risas y aplausos, Sabreyah y sus compañeras futbolistas regatean y marcan en un estadio de futbol del sur de Londres, mientras su entrenadora defiende que están ejerciendo sus “derechos humanos básicos”. Esto sucede seis meses después de huir del dominio talibán en Afganistán.
Frente a esta selección junior nacional afgana, las británicas a las que se enfrentaron eran conscientes de que el balón no estaba en su campo.
“Sean benevolentes“, ruega una de ellas a las jóvenes jugadoras antes del puntapié inicial. Pero una vez que el partido se pone en marcha, las afganas, vestidas con túnicas rojas, dominan con una facilidad consumada, bajo la atenta mirada de su entrenadora, Khalida Popal.
“Estoy muy orgullosa de ellas”, dice a la AFP. “Están ejerciendo sus derechos humanos básicos y su libertad para jugar al futbol, estar juntas es lo más hermoso”, agrega. El resultado es tan favorable a las afganas que las jugadoras renuncian a seguir contando.
Ante todo, el partido organizado por la organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional tiene sabor a victoria para esta excapitana de la selección femenina afgana. Esto dado “el trauma y la violencia” que las jóvenes deportistas han presenciado en su país.
AHORA LAS FUTBOLISTAS ENTRENAN EN LIBERTAD
Después de huir de Afganistán tras la toma del poder por los talibanes en agosto de 2021, las futbolistas y sus familias llegaron al Reino Unido en noviembre. El vuelo financiado por la estrella estadounidense Kim Kardashian.
Ahora viven en el norte de Inglaterra y se entrenan juntas dos veces por semana. “Son todas muy buenas y nosotras muy malas”, sonríe la diputada británica Tracey Crouch, exsecretaria de Estado de deportes y capitana del equipo parlamentario.
“Pero esa no es la cuestión. Tenemos mucha suerte de jugar contra estas chicas que han sufrido tantas cosas”, afirma.
En el terreno de juego, el tiempo gris y frío no merman el entusiasmo de ambos equipos, cuyas risas acompañan tanto los goles marcados como las ocasiones falladas.
“Es bueno jugar porque durante meses las chicas no podían. Ahora que podemos, es bueno para el grupo”, afirma la capitana del equipo afgano. Simplemente identificada como Sabreyah por razones de seguridad.
Pero las lágrimas no tardan en aparecer en sus ojos cuando habla de Afganistán y de la situación de sus “amigas encerradas siempre en casa”.
“Me preocupa mucho que las niñas de mi país ni siquiera puedan ir a la escuela. Es doloroso para mí”, dice esta jugadora veinteañera. N
Newsweek en Español te recomienda también estas notas:
Corte Penal Internacional no incluirá a EU en investigación sobre crímenes en Afganistán
Afganistán: crece la crisis del matrimonio infantil; padres ofrecen a sus hijas a los 20 días de nacidas a futuros esposos
Refugiados en Afganistán: una batalla que apenas comienza