A un año de la intervención que mujeres, madres y familiares de víctimas de feminicidio en México hicieron a la valla metálica que la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador colocó frente a Palacio Nacional previo al 8 de marzo de 2021, la UNAM resguarda el registro fotográfico que Ximena Apisdorf y Anaí Tirado realizaron.
El 5 de marzo de 2021, previo a la conmemoración del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, colectivas feministas prepararon la movilización de ese #8M con destino a Palacio Nacional.
Ante ello, la administración del presidente López Obrador cercó la fachada del recinto con vallas metálicas. Estas impidieron el paso de las manifestantes al Zócalo de la Ciudad de México, donde se encuentra Palacio Nacional, sede del Poder Ejecutivo en México.
Durante su conferencia matutina del 8 de marzo de 2021, el presidente habló acerca de las vallas que se encontraban afuera del recinto.
De acuerdo con la versión estenográfica de la conferencia de ese #8M, la reportera Lizbeth Álvarez Martínez, de Gurú Político y ZMG Noticias, pidió al presidente su opinión acerca de si esas vallas no fueron suficientes para escribir los nombres y poner flores a las mujeres víctimas de feminicidio.
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Ante la pregunta, López Obrador contestó que la intervención a las vallas fue “algo creativo, algo muy digno, que merece mucho respeto. El poner los nombres de las mujeres que han perdido la vida por la violencia, eso es otra cosa.
“La valla se puso porque están muy molestos los conservadores y son chuecos, son muy hipócritas, y se meten en todos los movimientos a provocar. No ellos, pero manipulan, tienen forma de hacerlo.
“Y pues cuentan también con el respaldo de la mayoría de los medios de comunicación, no con todos, también no quiero generalizar. Pero no pierden momento para provocar, quieren la gran nota de la violencia”, dijo el presidente en conferencia.
DEL MURO AL MEMORIAL
Ximena Aspirdorf, maestra en Arte por la Universidad de Manchester, señala en entrevista que, entre las impresiones que se observaron alrededor del memorial del 8 de marzo de 2021 que se colocó en Palacio Nacional fue que se percibió un silencio del que no se sabía qué reacciones iba a traer.
Sin embargo, fueron las iniciativas de colectivos feministas como Antimonumenta, que comenzaron a convertir esas vallas metálicas en un lienzo, como describe Apisdorf.
“Empezamos a ver una lista con los nombres de estas mujeres y, conforme se iban escribiendo, los nombres iban creciendo. Para el domingo en la tarde ya había un buen número de nombres. Tanto Anahí, que es otra fotógrafa, como yo vimos que las fotos que veíamos eran muy generales y no había fotos que detallarán el nombre de cada una de estas mujeres. Entonces, por iniciativa propia y sin conocernos en ese momento, hicimos un levantamiento de los nombres de estas mujeres”, describe.
Tanto Anahí como Ximena se dedicaron a recabar fotografías y video de cada una de las vallas. Hoy ese registro visual se encuentra resguardado por la Cátedra Nelson Mandela de Derechos Humanos en las Artes de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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8M-21. Del muro al memorial es el resultado de un registro fotográfico de cada una de las vallas que el Ejecutivo mexicano pidió colocar el pasado 5 de marzo de 2021 afuera de Palacio Nacional, el cual fue intervenido con los nombres de víctimas de feminicidio con flores, cruces rosas, velas y rituales.
Entre las reflexiones que acompañan a este proyecto artístico con perspectiva de derechos humanos se encuentran las palabras de Anahí Tirado Miranda. La fotógrafa señala que su miedo más grande al caminar por la calle es ser violada:
“La misma pregunta se la hice a otras mujeres. ‘A que me violen’, era siempre la respuesta. Porque si me secuestran, me violan. Si me matan, primero me violan. Y si desaparezco, es porque me violaron y me mataron. En México, parece, ninguna se salva”, escribe.
SIN ESTADO DE DERECHO PARA ELLAS
“México continúa teniendo una visión patriarcal. Y mientras esta siga existiendo, las mujeres continuaremos resignificando acciones como las vallas que colocaron en el Palacio Nacional hace un año y que se convirtieron en un maravilloso lienzo”, comenta Wendy Figueroa Morales, directora de la Red Nacional de Refugios, en entrevista con Newsweek en Español.
“Lamentablemente, también significa una vergüenza para el país a nivel internacional. Las vallas ni siquiera eran suficientes para nombrar a todas las mujeres asesinadas, desaparecidas y víctimas de violencia”, añade.
Para la abogada, las vallas eran el reflejo de un Estado que solapa la impunidad, la indiferencia, y fueron transformadas en resistencia y resiliencia. “Se hizo visible a través del arte lo que se quiere ocultar. Ese fue un mensaje potente de que no se detendrán las exigencias reales y genuinas de las mujeres”.
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Aquel también fue un parteaguas para el movimiento feminista. Se escribieron muchas historias a partir de ese momento y se continuaron buscando otras formas y espacios para transmitir, a través del arte, la exigencia de seguridad, justicia e igualdad, explica la abogada.
El movimiento feminista sigue creciendo y se fortalece al tomar calles, espacios públicos, privados y cibernéticos. “Lamentablemente, también se agrava y profundiza la criminalización contra las feministas. Ello deriva en persecuciones, así como en una invisibilización de la problemática que padece el país”.
La gravedad de las violencias contra las mujeres no cambia, señala Figueroa Morales. “No hay un estado de derecho pleno para ellas. Solamente hay un discurso sin resultados”.
VIOLENCIA FAMILIAR, LA ANTESALA DEL FEMINICIDIO
Figueroa Morales considera fundamental que como ciudadanía y gobierno se entienda que la máxima expresión de violencia contra una mujer es el feminicidio. La violencia familiar, en el noviazgo, en la escuela u otra institución pueden llevar al feminicidio.
“Sin embargo, estas violencias se naturalizan e instalan donde se debería impartir justicia. Ejemplo, las autoridades de la Ciudad de México señalan que hay una grave dificultad para tipificar la violencia familiar. Un error gravísimo porque es la antesala del feminicidio.
“Si hacemos una revisión de las pocas carpetas de investigación que están en registros, la mitad de las víctimas hicieron denuncias previas por violencia familiar. Y no se tomaron en cuenta. Por ello reitero: la violencia familiar debe ser identificada como un foco rojo por ser una de las principales causas de feminicidio”, explica Figueroa Morales.
México requiere una reingeniería urgente en el sistema de justicia integral. No solamente en los procesos judiciales, sino también que las mujeres tengan la garantía de una vida digna, empleo, un espacio de cuidado para sus hijos, así como autonomía política, física y económica, comenta la directora de la Red Nacional de Refugios.
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En el actual escenario, añade, las políticas solo buscan contener y administrar la violencia. Derivado de la misoginia que padece el país, comenta Figueroa, el mensaje a los agresores es que no pasa nada, que son inocentes por presunción de inocencia y no se les puede castigar.
En la Red, explica Figueroa, seis de cada diez mujeres que las contactan ya han recurrido a por lo menos tres instancias gubernamentales en busca de ayuda por algún tipo de violencia. No les hicieron caso o nunca fueron atendidas.
“El inicio de la justicia para las mujeres violentadas es que las autoridades les crean y actúen en consecuencia. Que no haya más casos donde las mujeres llegar a renovar sus órdenes de protección y la abogada dice: ‘Enséñame los golpes porque de lo contrario no puedo renovar nada. Se necesita llegar muerta o desfigurada para tener protección”, concluye Figueroa Morales. N