Un muy breve resumen que atañe a México. Durante la Guerra Fría, Rusia y Ucrania formaban parte de la Unión Soviética. Se formaron dos bloques militares. La OTAN, conformada por Estados Unidos y sus aliados en 1949, y el Pacto de Varsovia, liderado por la URSS, en 1952.
A la caída del Muro de Berlín, la OTAN prometió no anexar a ninguna exrepública soviética, según el informe de la reunión entre el secretario de Estado estadounidense, James Baker, y Mijaíl Gorbachov, presidente de la Unión Soviética, celebrada el 9 de febrero de 1990, que se hizo público en 2017.
Sin embargo, en 1999 se incorporaron tres países: Polonia, Hungría y República Checa, que habían formado parte del Pacto de Varsovia.
En 2004, se sumaron Bulgaria, Rumania, Eslovaquia (que se separó de Checoslovaquia), Eslovenia, Estonia, Letonia y Lituania. Estas últimas anexiones formaron un hilo de preocupación, pues son países que comparten frontera con Rusia.
Ucrania, como exrepública soviética, consiguió su independencia en 1991 con la disolución de la Unión Soviética. Sin embargo, sus lazos culturales y económicos con Rusia son muy estrechos. Ucrania depende del gas ruso. Además, es el gran productor de trigo, conocido como el “granero de la Unión Soviética” antes de su disolución.
Asimismo, el este de Ucrania tiene un fuerte sentimiento prorruso. Y gran parte de la población de esa región tiene vínculos culturales y hablan ruso.
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En 2013, el presidente ucraniano, Víctor Yanukóvich, rehusó firmar un acuerdo de asociación con la Unión Europea, presionado por Vladimir Putin. Ello desembocó en masivas protestas en el país que terminaron en fuertes represiones.
Bloques prorrusos y militares rusos promovieron la anexión de Crimea a Rusia. El 16 de marzo de 2014 se realizó un referéndum en Crimea, el cual se acusó de fraudulento. El resultado arrojó que un 97 por ciento de los votos pidieron la anexión a Rusia. Dos días después, Putin firmó la incorporación de la península ucraniana a su territorio.
La continúa proximidad de Ucrania para su incorporación a la OTAN parece ser el combustible para una Rusia con un liderazgo fincado en la fuerza. Este viernes 25 de febrero, el actual presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dijo en un video de la cuenta presidencial: “Nos han dejado solos para defender nuestro Estado”. Y exhortó: “¿Quién está dispuesto a combatir con nosotros? No veo a nadie. ¿Quién está listo a dar a Ucrania la garantía de una adhesión a la OTAN? Todo el mundo tiene miedo”.
REACCIÓN DIPLOMÁTICA DE MÉXICO
El jueves 24 de febrero, alrededor de las 19:00 horas del centro de México, el canciller Marcelo Ebrard comunicó la posición de México sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania. Dijo que, sin lugar a dudas, se trataba de una invasión y que, en México, por su historia y tradición diplomática, “demandamos que cesen las operaciones militares por parte de la Federación Rusa en el territorio de Ucrania. Que se respete su integridad territorial. Que se proteja su población civil”.
Frente a estas declaraciones, Mauricio Rodríguez Lara, internacionalista del Colegio de México y candidato a maestro por el CIDE, dijo a Newsweek en Español: “[Ebrard] decide aplicar los principios constitucionales de política exterior mexicana. Estos principios tienen que ver con la no intervención, el no uso de la fuerza, el arreglo pacífico de las controversias y la autodeterminación de los pueblos”.
Consultor tanto en comunicación política, como en asuntos internacionales en el Senado de la República, la Secretaría de Relaciones Exteriores y en partido políticos, Rodríguez Lara agrega: “Desde mi punto de vista, también se pudo haber expresado una preocupación por los derechos humanos de la población civil en Ucrania”.
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Las presiones internacionales sin duda afectan la posición geográfica de México, explica: “Nuestro vecino del norte es parte, y por lo tanto las presiones que pueden venir de las autoridades estadounidenses, de medios de comunicación, actores privados y legisladores, sin duda se van a sentir sobre la cancillería y el gobierno mexicano en general”.
De ese modo, el internacionalista apunta que la oposición podría utilizar el accionar del gobierno federal sobre este asunto internacional: “Si la cancillería o si las posiciones en las acciones que emprende el gobierno mexicano no satisfacen a una parte de la sociedad, se presenta la probabilidad de que se vuelva un asunto interno y que actores políticos de oposición lo conviertan en un tema que se discuta en el interior de México. Y, en ese sentido, el gobierno mexicano juega a dos niveles: enfrenta las presiones del exterior, pero también presenta presiones en el interior”.
AFECTACIONES A MÉXICO POR EL CONFLICTO
En un mundo globalizado e interconectado, las afectaciones serán globales. Sobre todo, en el aspecto económico. “Recordemos que Rusia es un importante proveedor energético, principalmente de gas y petróleo”, apunta Rodríguez Lara. “Este conflicto va a afectar el sistema de precios de estos recursos, que se utilizan para producir todos los bienes y servicios que conocemos. Entonces, habrá un alza de la inflación, que de por sí ya se estaba experimentando a partir de la pandemia por el covid-19”.
En un artículo publicado por analistas financieros de JP Morgan el pasado 8 de febrero se describe que Rusia, como un gran productor de petróleo, podría llevar a que se disparase el precio del barril a 150 dólares. En análisis menciona que se restará 0.9 puntos al crecimiento mundial, respecto a la tasa de 4.1 por ciento estimada para este primer semestre del 2022.
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Las divisas sufrirán consecuencias también. El peso mexicano perdió 1.61 por ciento tras la operación militar rusa. El experto Rodríguez Lara enfatiza: “Esto va a encarecer el mercado de importaciones en el país y de todas las monedas que se vean afectadas”.
Mientras, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en su conferencia matutina del jueves 24 de febrero: “Estamos preparados para que no haya apagones, que no falte la luz y que no aumente el precio.
“En el caso de las gasolinas igual, hay un subsidio, para decirlo con claridad. De modo que, aunque aumente el precio de la gasolina de importación, porque aumenta el precio del petróleo crudo, que esto no se traslade a los consumidores”. N