EL CALENTAMIENTO global provocado por el hombre es la causa de la hambruna que afecta a Madagascar, la primera de este tipo pero no la última, advirtió este martes un responsable del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Aduino Mangoni, director adjunto del PMA en Madagascar, destacó por videoconferencia, durante una reunión informativa de las Naciones Unidas en Ginebra, que 30,000 personas sufren de hambruna en la mitad sur de la isla, afectada por una sequía sin precedentes desde hace 40 años, y más de 1,3 millones sufren de desnutrición aguda.
“Conocí a mujeres y niños que se aferraban a sus vidas, que tenían que caminar horas para llegar a nuestros puntos de distribución de alimentos. Estos fueron los que estaban lo suficientemente sanos para lograrlo”, dijo el director ejecutivo del PMA, David Beasley.
“Ha habido sequías consecutivas en Madagascar que han llevado a las comunidades al borde mismo de la inanición. Las familias están sufriendo y la gente está muriendo de hambre severa. Esto no se debe a la guerra o al conflicto, sino al cambio climático. Esta es una zona del mundo que no ha contribuido en nada al cambio climático, pero ahora, son los que pagan el precio más alto”.
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El sur de Madagascar está sufriendo la peor sequía en las últimas cuatro décadas, con más de 1,14 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria. De estas personas, se estima que 14,000 personas ya se encuentran en condiciones catastróficas (CIF Fase 5).
La gravedad de la situación ha obligado a miles de personas a dejar sus hogares en busca de alimentos, mientras que quienes se quedan han recurrido a medidas extremas para sobrevivir, como buscar alimentos silvestres. Debido a la ubicación remota de las comunidades y la deficiente infraestructura vial, pocas personas han podida acceder a esta zona.
Entre los más afectados está el distrito de Ambovombe, donde los índices de Desnutrición Aguda Global del 27 por ciento advierten que muchos niños enfrentan una situación que hace peligrar sus vidas.
“Esto es suficiente para hacer llorar al trabajador humanitario más aguerrido”, dijo Beasley. “Las familias han estado viviendo de frutos rojos de cactus, hojas silvestres y langostas durante meses. No podemos dar la espalda a las personas que viven aquí, mientras que la sequía pone en peligro miles de vidas inocentes. Ahora es el momento de actuar y seguir apoyando al gobierno malgache para contener los efectos del cambio climático y salvar vidas”. N