EN LA COP26 se instó a tener una financiación climática directa por un monto de alrededor de 100,000 millones de dólares en forma anualizada de 2022 a 2025, que serían aportaciones de países desarrollados a este rubro loable, pero insuficiente, debido a que no han cumplido este acuerdo desde el año 2020.
Por otro lado, el acuerdo indica, en el párrafo número 36 de la declaración final de la reunión de la COP26, que “exhorta a las partes a que aceleren el desarrollo, despliegue y difusión de tecnologías, y la adopción de políticas para hacer la transición hacia sistemas energéticos de bajas emisiones, incluso ampliando rápidamente el despliegue de generación de energía limpia y medidas de eficiencia energética, incluida la aceleración de los esfuerzos hacia la reducción progresiva (al inicio había colocado eliminación) de la energía a base de carbón y la eliminación gradual de los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles, al tiempo que se brinda apoyo específico a los más pobres y vulnerables de acuerdo con las circunstancias nacionales y se reconoce la necesidad de apoyo hacia una transición justa”.
Una de las mayores dificultades para dejar de contaminar es, son y serán los subsidios a los combustibles fósiles, los cuales fueron creados para estimular artificialmente el consumo o la producción de un bien o servicio ante un precio alto, y al que no tendrían acceso en un momento en el tiempo económico de un país. Cuatro de cada diez personas en el mundo no tienen acceso a energía limpia y moderna para cocinar.
También lee: COP26 finaliza con un acuerdo climático ‘lejos de ser perfecto’ y con decisiones ‘decepcionantes’
En este objetivo se ha basado como justificante el tener acceso a energía confiable y asequible por la sociedad a un costo que no incremente la inflación.
Para los líderes políticos, el atractivo de los subsidios a los combustibles es obvio. El acceso a energía barata es importante para las personas, y los subsidios son una forma muy visible de apoyo gubernamental. Los subsidios, una vez establecidos, son muy difíciles de eliminar.
Los países de todo el mundo acordaron reducir los subsidios a los combustibles fósiles.
Es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que quieren alcanzar en 2030. En 2020 el total de subsidio otorgado a carbón, gas natural y petróleo crudo fue de 5.9 billones de dólares (118 billones de pesos, 16 veces el presupuestó de México en 2022), y representa el 6.8 por ciento del PIB mundial.
No te pierdas: COP26: pese a compromisos de líderes mundiales, emisiones globales de CO2 crecerán 13.7 % en 2030
Lo irónico es que en la COP26 piden 100,000 millones, y el mundo otorga 59 veces más en subsidios. Complicado dejar de usar los combustibles fósiles en el corto plazo, y el uso de estos conllevan una gran desventaja para el planeta: la contaminación del aire y el cambio climático acelerado recuerdan que la naturaleza se adapta rápido, los seres vivos no. Hoy día existe dos tipos de subsidios creados por el mundo:
Explícito. El gobierno tiene que pagar o compartir los costos del presupuesto disponible para compensar el costo en el precio final. Representa el 8 por ciento del total a nivel mundial, y es aplicado en forma directa al mercado en forma tangible monetaria.
Implícito. Los productores y consumidores causan daños, pero no tienen que pagar un precio monetario tangible por ello, eso pasa a ser responsabilidad de la nación. Representa el 92 por ciento en el mundo, donde cada país asume el costo para el futuro en forma indirecta en su economía.
En México el subsidio explícito es de alrededor de los 300,000 a 350,000 millones de pesos, y en forma explícita, entre los 600,000 a 800,000 millones. Entre ambos representan entre el 13 y el 16 por ciento del presupuesto de 2022 o el 3-5 por ciento del PIB en forma anualizada.
Te interesa: Cinco estudios alarmantes muestran por qué es importante la cumbre climática COP26
Hoy una persona no puede acceder a energías de fuentes asequibles y de bajo costo, y la única opción actualmente son los combustibles fósiles.
He aquí el dilema, cobrar el precio real de producir la energía a los consumidores, incluyendo el costo del suministro, el daño al medioambiente, la contaminación del aire, y esto valores serían tan altos en los combustibles fósiles. A sabiendas de que muchos países en el subdesarrollo no podrían pagar por ello, entonces hoy tenemos esta disyuntiva del cómo eliminar el subsidio.
La contaminación del aire causada por la quema de combustibles fósiles mata a aproximadamente 3.6 millones de personas en países de todo el mundo cada año.
La contaminación del medioambiente, y sobre todo en el aire, no es algo que al mundo le preocupe en este momento debido a que sí está ligado a muertes por estos conceptos, pero no son letales en el corto plazo. Los seres vivos, su organismo, puede adaptarse al haber una selección natural, pero los que tienen según uso de razón dicen que esto podría hacerse en forma artificial. ¿Eso queremos para las futuras generaciones? N
—∞—
Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Es autor del canal Energía sin política. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.