La experiencia de Tom Brady contra el empuje de Patrick Mahomes; el arte de integrar un equipo de futbolistas que no son estrellas salvo el mariscal de campo, contra jugadores estelares que son figuras en la NFL, eso es Bucaneros de Tampa Bay, contra Jefes de Kansas City, los protagonistas del Superbowl 55, la final de temporada de la liga de Futbol Americano en Estados Unidos.
Tom Brady tiene 43 años y ha ganado 6 súper tazones de 9 en los que ha participado, es el líder de los Bucaneros y lo contrataron para llevar a este club a la final de la temporada con un grupo de jugadores que a pesar de ser buenos, no son los más sobresalientes entre toda la liga, pero hicieron lo necesario para derrotar a sus rivales, siempre bajo la batuta de la experiencia.
Patrick Mahomes tiene 25 años y va por el bicampeonato para tratar de conquistar por segunda ocasión consecutiva el súper tazón que ganó hace un año. Es una estrella a su corta edad, el mejor pagado de la liga y lo arropa Travis Kelce líder en recepciones, juntos marcan una dupla excepcional al ataque, lo que los llevó a la final nuevamente.
Los Jefes de Kansas City fueron el equipo récord con más triunfos en la temporada al sumar 14; fue el ganador en más yardas avanzadas por partido, y líder en pases completos. Andy Reid su entrenador en jefe lleva tres temporadas al hilo llegando al súper tazón y es el segundo couch activo con más victorias en la NFL.
Los Bucaneros de Tampa Bay van de la mano con Tom Brady que llega a su décimo súper tazón, ya ganó 6 con los Patriotas de Nueva Inglaterra y ahora busca el séptimo con un equipo diferente. Es la primera vez que un equipo local jugará en su casa la final de la NFL lo que los puede ayudar y también demostró que sin tener una pléyade en la alineación, logró conformar un equipo sólido que fue de menos a más, entendiendo la ventaja de la labor en conjunto más allá de las estrellas individuales.
Aunque las apuestas están a favor de los Jefes de Kansas City, no hay mucha ventaja y mañana podrían llegar un poco más parejas.
El COVID-19 sin embargo, jugó un papel fundamental porque solo entrarán un tercio de los asistentes, y a diferencia de otros años, la fiebre del súper tazón no escaló grandes peldaños, incluyendo el show de medio tiempo que algunos critican no tiene la talla mundial que sus predecesores.
Las apuestas crecieron en línea pero bajaron en las casas apostadoras y habrá menos reuniones familiares, donde usualmente como diversión entre amigos se apoya a uno u otro equipo. El año pasado se cruzaron apuestas por 6,800 millones de dólares, y para este se contemplan apenas 4,300 millones.
Los anuncios en televisión tampoco fueron lo mismo que la temporada pasada cuando en noviembre ya se habían vendido todos los espacios publicitarios, y ahora apenas se logró cerrar los contratos pactados, y los precios tuvieron que mantenerse igual que en 2020, a pesar de que normalmente hay incrementos.
Y desde luego con solo un tercio de asistentes, la venta de alimentos y bebidas, principalmente cervezas se verá muy reducida, igual que la asistencia a los restaurantes y bares. Así es el más grande evento deportivo en tiempos de COVID-19.
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