EL MOVIMIENTO rebelde yemení que contiende en una guerra en la atribulada nación árabe hizo un llamado al presidente estadounidense, Joe Biden, para que amplíe los esfuerzos que él y su recién nombrado secretario de Estado, Antony Blinken, anunciaron para terminar dicho conflicto.
Un representante del movimiento musulmán zaidí chiita Ansar Allah, también conocido como Houthi, declaró a Newsweek que el nuevo gobierno de Estados Unidos debe presionar a sus socios regionales para dar fin al conflicto en la República de Yemen y eliminar todas las restricciones que rodean el flujo de mercancías hacia el país, todo con el fin de salvar vidas humanas.
“La verdadera postura en relación con Yemen es detener la guerra y levantar el asedio”, declaró a Newsweek Mohammed Abdul Salam, vocero de Ansar Allah. “Esto hará frente a todos los efectos negativos en los ámbitos humanitario y militar, y permitirá que se inicie el proceso político yemení”.
En su primera conferencia de prensa, realizada el miércoles, Blinken no hizo ninguna referencia a dicha postura. Sin embargo, el nuevo diplomático principal de Biden hizo dos anuncios que podrían tener consecuencias en la política exterior estadounidense en Yemen.
En primer lugar, cuando se le preguntó acerca de las preocupaciones más urgentes que tenía con respecto a una serie de controvertidas decisiones de último minuto tomadas por el gobierno de Trump, Blinken dijo que la clasificación de Ansar Allah como una organización terrorista hecha por su predecesor, Mike Pompeo, estaba siendo reconsiderada.
“Les diré que estoy particularmente concentrado en la cuestión de las sanciones contra los Houthis”, dijo Blinken.
Aunque Ansar Allah apoya a Irán, niega tener una relación directa con Teherán. El grupo ha participado en una guerra civil de casi seis años de duración contra una coalición encabezada por Arabia Saudita y apoyada por Estados Unidos y el gobierno en el exilio.
Ansar Allah capturó la capital yemení de Sanaa a principios de 2015, un hecho al que Blinken se refirió como “un acto de agresión significativa”. Acusó al grupo de “cometer abusos de derechos humanos y otras atrocidades” a partir de entonces.
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Sin embargo, Blinken también hizo referencia a informes ampliamente difundidos sobre víctimas humanas producidas por la campaña aérea lanzada por Arabia Saudita y Estados Unidos contra Ansar Allah. Junto con las fuerzas aliadas del gobernante Consejo Político Supremo, Ansar Allah preside aproximadamente 80 por ciento de la población de Yemen, un pueblo asolado por la enfermedad y el hambre.
“Hemos visto una campaña encabezada por Arabia Saudita que también ha contribuido a lo que, según muchos cálculos, es la peor crisis humanitaria que existe actualmente en el mundo, lo cual ya es decir”, dijo Blinken.
CALIFICADA COMO ORGANIZACIÓN TERRORISTA
Es probable que estas desgracias humanitarias se hayan profundizado debido a la decisión del gobierno de Trump de calificar a Ansar Allah como una organización terrorista, mencionando supuestos “actos terroristas, entre ellos, ataques transfronterizos que pusieron en riesgo a la población civil, a la infraestructura y al transporte comercial”.
Es probable que las nuevas restricciones bloqueen la llegada de ayuda para la gran mayoría de las cuatro quintas partes de la población yemení que vive en el territorio controlado por el grupo rebelde.
“Queremos asegurarnos de que no solo nuestros grupos de ayuda estadounidenses sean capaces de hacer lo posible por ayudar, sino que también hay grupos de asistencia de todo el mundo que proporcionan la mayor parte de esa ayuda”, dijo Blinken. “Y asegurarnos de que nada de lo que hacemos interfiera con eso, particularmente si no impulsa nuestra política y nuestro objetivo de cualquier otra manera”.
Abdul Salam señaló que Ansar Allah podría no comentar directamente sobre la futura acción del gobierno de Biden, pero agregó que, aunque es probable que no marque ninguna diferencia en el conflicto mismo, podría aliviar sus efectos humanitarios, de los que hizo responsable a Estados Unidos.
“Lo que consideramos a partir de la clasificación estadounidense es que no hay nada nuevo en ella en el nivel del campo de batalla, pero en cambio, afectará negativamente el trabajo humanitario y el proceso político”, declaró a Newsweek Abdul Salam. “Y aquí hacemos a Estados Unidos de América totalmente responsable por esto, y este efecto es conocido en todo el mundo”.
Afirmó que Estados Unidos no puede ocultar su participación en el mortífero conflicto que ha costado la vida de hasta un cuarto de millón de personas.
“Este resultado lo conoce todo el mundo, y Estados Unidos no es capaz de superarlo ni de encubrirlo”, dijo.
No obstante, el segundo anuncio de Blinken en relación con Yemen sí podría tener un efecto en la guerra misma.
El secretario confirmó los informes de que Estados Unidos había suspendido la venta de armas a Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos establecida durante el gobierno anterior con el fin de “asegurarnos de comprender plenamente cualesquier compromisos que pudieron haberse realizado para garantizar esos acuerdos”.
Sin embargo, desestimó la decisión y la calificó como una práctica común.
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“Hablando en términos generales, cuando se trata de la venta de armas, es común que al inicio de un nuevo gobierno se revisen cualesquier ventas pendientes, para asegurarse de que lo que se está considerando es algo que favorezca nuestros objetivos estratégicos e impulse nuestra política exterior”, dijo Blinken. “Así que eso es lo que estamos haciendo en ese momento”.
Abdul Salam dijo que Ansar Allah se mostraba escéptico con respecto a cualquier movimiento importante de política exterior por parte de Estados Unidos en esta área, ya que los intentos anteriores para detener esa ayuda militar han fracasado.
EL VETO DE TRUMP
“Con respecto a la suspensión de venta de armas —declaró a Newsweek—, nuestra experiencia anterior es que eso ocurre durante días o meses, y después se cambia la decisión”.
A principios del año pasado, los legisladores estadounidenses votaron a favor de la invocación sin precedentes de la Ley de Poderes de Guerra para dar fin a la ayuda militar a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos, pero Trump vetó esa medida, argumentando una grave amenaza por parte de Irán.
En una declaración publicada el miércoles, el embajador de los Emiratos Árabes Unidos en Estados Unidos, Yousef al-Otaiba, expresó su confianza en que la cooperación de seguridad entre Estados Unidos y su país continuaría. Insistió en la continuación de las entregas de armas, especialmente en la propuesta de venta de aviones de combate avanzados F-35.
“Como en ocasiones anteriores, los Emiratos Árabes Unidos anticiparon una revisión de las políticas actuales por parte del nuevo gobierno”, dijo Otaiba en una comunicación. “Específicamente, el paquete de F-35 es mucho más que una venta de equipo militar a un socio. Permite que los Emiratos Árabes Unidos, al igual que Estados Unidos, mantengan una sólida disuasión ante la agresión”.
Dijo que el nuevo armamento aéreo es positivo para la seguridad regional y la de Estados Unidos.
“En paralelo con el nuevo diálogo y la cooperación de seguridad, ayuda a tranquilizar a los socios regionales”, dijo Otaiba. “También permite que los Emiratos Árabes Unidos asuman una mayor proporción de la carga regional de la seguridad colectiva, liberando los activos de Estados Unidos para otros desafíos mundiales, lo cual ha sido desde hace mucho tiempo una prioridad para ambos partidos estadounidenses”.
Las embajadas de Arabia Saudita y Yemen en Washington no respondieron pronto a la solicitud de comentarios de Newsweek.
Sin embargo, los grupos de derechos humanos dieron la bienvenida a las acciones del gobierno de Biden e hicieron un llamado a realizar más acciones para detener la venta de armamento.
“La decisión del presidente Biden de congelar la venta de armas a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos representa un alivio positivo en un vergonzante capítulo de la historia”, dijo Philippe Nassif, director de promoción para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional Estados Unidos en una declaración enviada a Newsweek.
“Casi seis años de conflicto en Yemen, alimentado por irresponsables transferencias de armas, han dejado a 14 millones de yemeníes con una urgente necesidad de ayuda”, añadió.
Nassif dijo que esta acción podría tener un efecto dominó que podría modificar la arquitectura de la venta internacional de armas.
“La suspensión de la venta de armas por parte de Estados Unidos es un paso en la dirección correcta y aumenta la presión a los países europeos, más notablemente, el Reino Unido y Francia, para que hagan lo propio y dejen de alimentar la miseria humana en Yemen”, consideró. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek