A la complejidad que significa distribuir y administrar la vacuna contra el nuevo coronavirus, el país debe sumar el reto de derribar las creencias contrarias a los beneficios de la vacunación.
“QUIEN se niegue a vacunarse contra el COVID-19 y abandone su oportunidad estará cometiendo el error más grande de la vida. Estamos ante una emergencia de salud desconcertante y el tener al alcance la solución y la posibilidad de estar tranquilos de aquí en adelante y no tomarla no solamente es una irresponsabilidad, sino el peor suicidio de la humanidad”, afirma Sandra Patricia Pinto, directora del hospital materno infantil de Chimalhuacán, Estado de México, en entrevista con Newsweek México.
Vivir la pandemia desde la primera línea ha sido una experiencia desgastante y de alto estrés para la también médica especialista en ginecología y ginecobstetricia del Hospital General de zona número 53 del IMSS.
“Ha sido un duro golpe emocional ver a mis familiares, amigos y compañeros morir desde el inicio de la pandemia. Por eso debemos saber que todos somos responsabilidad de todos, si alguien se niega a la vacuna puede traer consecuencias graves porque puede enfermarse, y aunque tenga síntomas leves puede provocar muchos más contagios”.
La doctora Pinto considera una “posición egoísta” el no vacunarse, así como lo es también “que en estos momentos haya muchos enfermos graves que no salieron de sus hogares, pero que por el descuido de alguien más ellos tuvieron consecuencias”.
El pasado 8 de diciembre, el gobierno federal presentó la “Política nacional rectora de vacunación contra el SARS-CoV-2 para la prevención de la COVID-19 en México”. Entre otros, esta presenta un esquema de vacunación diseñado para administrarse a lo largo de cinco etapas.
En la primera, que abarca de diciembre de 2020 a febrero de 2021, se contempla vacunar al personal de salud de primera línea de control del COVID-19. En la segunda, de febrero a abril, se prevé inocular al personal de salud restante y personas de 60 y más años. La tercera, de abril a mayo, personas de 50 a 59 años. La cuarta, de mayo a junio, personas de 40 a 49 años. Y la quinta etapa, de junio de 2021 a marzo de 2022, contempla vacunar al resto de la población.
La vacunación en México dio inicio el 24 de diciembre pasado con el fármaco fabricado por Pfizer BioNTech.
Cada año las diversas vacunas existentes salvan millones de vidas. Su función es entrenar y preparar el sistema inmunológico para detectar y combatir los virus y bacterias seleccionados. Si el cuerpo se ve posteriormente expuesto a estos gérmenes patógenos estará listo para destruirlos de inmediato, previniendo así la enfermedad, explica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
LA VACUNA ES UNA REALIDAD
Según datos de la OMS, en la actualidad 42 países están implementando la vacunación segura y efectiva contra el COVID-19. De estos, 36 son países de ingresos altos y seis son de ingresos medios.
“Cada vez que alguien se niegue a la inoculación y desaproveche una vacuna también será una oportunidad perdida para alguien que sí se quiere vacunar y no está aún en la lista. No se debe desaprovechar una gran oportunidad cuando a escala mundial somos de los países privilegiados que sí tenemos la vacuna. Ya está aquí, es una realidad”, añade la doctora Sandra Pinto.
Por su parte, el doctor Mauricio Rodríguez Álvarez, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México y vocero de la UNAM para el tema de COVID-19, explica que se debe tener claro que la vacunación es una estrategia de prevención de enfermedades que muchas veces no solo protege al individuo, sino también a la comunidad en la que se encuentra, de tal manera que mientras más gente esté vacunada más protegida está toda la población.
“En una situación tan grave como la que vivimos con el coronavirus, cuando se puede echar mano de una herramienta que ayuda a disminuir el número de contagios y hospitalizaciones y a disminuir el número de defunciones, sin duda su beneficio es indiscutible”, comenta el doctor Rodríguez Álvarez a Newsweek México.
En México, señala el médico, el rechazo a las vacunas es menor en comparación con otros países. “Aquellos que tienen una falsa percepción de que están libres de riesgos tienen hasta cierto punto una actitud egoísta de no asumirse como parte de la cadena de transmisión o asumirse como parte de la colectividad y de no entender que protegiéndose como individuos protegen al resto de su comunidad: vecinos, parientes, colegas, amigos.
“Al no percibir esta idea anteponen sus privilegios individuales. Hay investigaciones de diversas disciplinas que encuentran argumentos o justificaciones que la gente emite para rechazar las vacunas, la gran mayoría se cimientan en ideas equivocadas o en información incompleta o interpretaciones erróneas, por eso la tarea que todos debemos hacer es ayudar a entender el fenómeno de las vacunas y de la vacunación, así como los riesgos y los beneficios. Esto ayuda a esclarecer dudas e inquietudes que están llevando a muchos a tomar decisiones equivocadas y que ponen el riesgo a la comunidad”.
ESTRATEGIA DE VACUNACIÓN
Rodríguez Álvarez también habla de la estrategia de vacunación contra el COVID-19 y señala que “tiene la gran virtud de ser tan simple y a partir de esa sencillez podría ser la mejor cobertura de vacunación porque plantea que se vacune primero el personal de salud y, después, simplemente hacer el corte por edad. Esa es una estrategia sencilla que rápidamente te permite identificar a quién tienes que inocular”.
Empero, existe el riesgo de que el proceso sea complejo, ello, comenta, porque la estrategia tiene que ser aterrizada por el personal operativo, y “ese personal va a ser gente de muchas disciplinas, de muchos orígenes, con educaciones distintas, con intenciones distintas, con liderazgos distintos, y ahí es donde va a radicar lo difícil de la ejecución de la vacunación.
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“Esperemos que haya una capacitación suficiente y que existan dosis suficientes para que solamente se trate de vacunar de manera constante y que primero se acerque la vacuna a la gente y después que la gente se acerque a la vacuna en la medida de la disponibilidad, lo cual será otro gran reto”.
Además, refiere Rodríguez Álvarez, se tiene que informar “la cruda realidad, que las vacunas no son 100 por ciento seguras, como no lo es subir a un elevador, bajar escaleras o comer en un restaurante, nada es 100 por ciento seguro.
“La realidad es que habrá reacciones, pero debemos estar conscientes de que el beneficio supera el riesgo. Debemos saber que estamos construyendo en colectivo y en tiempo real el expediente de seguridad de esas vacunas que ya se probaron en fase uno, ya aprobaron la etapa crítica de la seguridad, ya se probaron en fase dos y volvieron a demostrar que son seguras. Ya demostraron en estudios de fase tres que sí son seguras, no hubo eventos adversos graves en todos aquellos que la recibieron. Entonces, si hay quienes se asustan porque a alguien le dolió el brazo o porque a alguien le dio fiebre, es preciso adelantarse y decir que, en algunos casos, habrá reacciones, pero todas las vacunas son seguras, van millones que se aplican y han demostrado que tienen un perfil de seguridad importante”.
La doctora Pinto, quien ya tuvo acceso a la primera dosis de la vacuna BioNTech-Pfizer y será inoculada con la segunda dosis el 18 de enero, asegura: “Cuando supe que era parte de la lista y recibí la invitación sentí paz porque soy yo la persona que tiene un año saliendo a trabajar en dos hospitales donde hay gran riesgo de contraer el virus”.
Sin embargo, esta reacción no es generalizada ni en la ciudadanía ni en el personal de salud, a decir por la doctora Pinto, pues frecuentemente se encuentra con la negativa de los padres a permitir que sus hijos accedan a las inyecciones del cuadro básico del sistema de vacunación.
“He conocido varios casos de niños con enfermedades que ya no tendrían por qué presentarse porque ya hay vacunación, incluso hasta hay colegas que deciden no vacunarse, por ejemplo, se niegan a inocularse contra la influenza porque hay reacciones. Ese es un pensamiento bastante negativo”.
La especialista considera que este tipo de ideas podría surgir durante la campaña de inoculación contra el COVID-19.
Y no es para menos. Desde hace varias décadas han surgido, sobre todo en Europa, Estados Unidos y Canadá, algunos grupos antivacunas que, movidos por razones religiosas o publicaciones infundadas, se dedican a promover en redes sociales el posible daño de las vacunas. Y en México esos grupos ya comienzan a hacerse presentes, lo cual significa un verdadero riesgo tanto para el combate al COVID-19 como para cualquier otro programa de vacunación.
“Se trata de personas muy mal informadas, pero muy buenas para comunicar y establecer teorías de conspiración de una manera creíble”, opina por su parte el doctor Alejandro Macías, experto infectólogo de México.
“Aunque en México esto podría afectar y hay personas que militan en ese tipo de grupos, difícilmente van a afectar la vacunación en México porque este país tiene toda una historia de gente que permite la inoculación. Aquí los grupos antivacunas tienen muy poca fuerza y, en el caso de la vacuna contra el COVID-19, no considero que sean un obstáculo, aunque lo que sí puede llegar a ser una limitante es la falta de vacunas”, añade el experto en entrevista con este medio.
El doctor Macías menciona que otro brete con el que se pueden encontrar las campañas de vacunación es la idea de que, si se lleva una alimentación balanceada, no se tiene comorbilidad y se hace ejercicio, no se necesita la inoculación contra el COVID-19.
“Son versiones parcialmente ciertas porque la gente que está en buenas condiciones generalmente no tiene complicaciones, pero no es una norma. Mucha gente en buenas condiciones finalmente puede morir, y también gente en buenas condiciones tiene la enfermedad leve, pero le quedan secuelas.
“Estas personas no están entendiendo la gravedad que puede significar para cualquier persona este virus. La vacuna no se debe de pensar como una obligación, esta vacuna va a ser un verdadero privilegio, nadie debe perder la oportunidad porque le puede evitar una enfermedad grave y hasta la muerte. Ya queda en la responsabilidad de cada quien si aceptan o no ese privilegio”, señala el doctor Macías.
VACUNAS, UN BIEN LIMITADO
El doctor Rodríguez Álvarez, experto de la UNAM, precisa que el enfoque debe estar en quienes sí se quieren vacunar, pues son ellos quienes deben buscar la vacuna y encontrar un espacio en la lista: “Con eso va a ser suficiente para que no alcancen las vacunas. Los que no se quieran vacunar no lo hagan, pero antes investiguen, platíquenlo. Las vacunas son seguras, efectivas y de calidad, por lo tanto, se necesitan y nos van a ayudar mucho.
“Las vacunas van a hacer un bien limitado durante los siguientes meses, por ello hay que usarlas en quien sí lo quiera usar, en quien sí lo valore y lo haga correctamente para protegernos a todos. Las vacunas siempre cumplen con un mínimo indispensable para poder salir y ser utilizadas en el mercado, por eso debemos estar tranquilos, ya que la autoridad regulatoria en conjunto con los grupos de expertos revisa exhaustivamente los productos nuevos, y con ello se respalda que sean seguras, efectivas y de calidad”.
Por ello, la llegada a México de las vacunas contra el COVID-19, señala el médico, es una gran oportunidad para participar en la protección de toda la comunidad aportando la protección individual que va a conferir la inoculación.
El doctor Rodríguez Álvarez también recomienda que, en la medida de lo posible, toda la población asuma el rol de “líder de opinión” en la casa con la familia, con los amigos o los vecinos de la comunidad.
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“Si una persona que está indecisa escucha a otra asegurar que no se va vacunar porque podría causarle un daño, cabe la posibilidad de que esa opinión implante la idea que la vacunación es dañina y se decida evitar.
“Si no tenemos cuidado con lo que decimos podemos tener un impacto importantísimo en una comunidad, ese es el efecto dominó, un dicho en el lugar equivocado puede tener graves consecuencias en muchas más personas más allá de quien o quienes escucharon la idea”.
Los mitos de la vacunación contra el COVID-19 no son menores. Uno de esos mitos asegura que las vacunas de Moderna y Pfizer contienen material genético del virus libre, es decir, la gente cree que penetrará sus células, modificará su material genético y le provocará algún tipo de daño.
“El material genético que se inyecta, que es el RNA mensajero, no entra en el núcleo de las células porque habitualmente sale de los núcleos de las células, pero no hay una estrategia para que entre.
“Además, es un RNA mensajero modificado que no es idéntico al natural, tiene propiedades químicas diferentes que lo hacen más frágil, más vulnerable, las células lo eliminan más rápido y simplemente lo que hace es aportar las instrucciones para que la célula fabrique un pedacito del virus y lo conozca el sistema inmune, produzca anticuerpos, y cuando el organismo se encuentre con el virus completo haya una protección ante la infección”, explica Rodríguez Álvarez.
Añade que las vacunas son el producto para la salud que tienen los más estrictos estándares de regulación. “Cada lote de vacunas se evalúa de forma independiente y se analizan los estudios clínicos, las plantas de producción, los productos de la producción, los procesos de la producción, y esto es continuo por lo que se asegura su calidad. Por eso, llevándose a cabo todo este procedimiento, podemos confiar en que van a dar beneficios mucho mayores que los riesgos que pudiera haber por su uso”.
En la vida diaria, comenta el médico, la gente consume muchos productos sin cuestionarlos, tales como la pasta de dientes, el champú, los jabones y hasta alimentos procesados, “pero de pronto voltea a ver las vacunas y las mira como si hubiera un gran riesgo, aunque deja de percibir otros riesgos reales a los que se expone todos los días; ahí es cuando surge una desproporción sobre la seguridad de las vacunas que muchas veces es producto de un sesgo ideológico”.
LOS TRES OBJETIVOS SOCIALES
En un escenario sociológico, la vacuna contra el COVID-19 tiene tres objetivos centrales: tratar de mitigar la ampliación de los riesgos de contagios, reconstruir una mejor movilidad en la medida en que distintos sectores puedan vacunarse y, con ello, tratar de disminuir la crisis económica, comenta a Newsweek México el sociólogo Edgar Federico Tafoya Ledezma.
No obstante, durante el proceso de vacunación, es posible que se presente una falta de confianza en los efectos positivos de la vacuna, comenta el también doctor en filosofía de la ciencia, y ello puede que sea inversamente proporcional a la eficacia comunicativa del gobierno.
“Es un hecho que el gobierno mexicano hace esfuerzos descomunales por contar con vacunas y hacer convenios con distintas empresas que las fabrican, es el primer país latinoamericano que cuenta con una cifra importante de dosis.
“Pero este esfuerzo no es suficiente para que la población acuda a aplicársela, debe haber confianza en los efectos positivos de la vacuna, y eso tiene que ver con la eficacia de la comunicación. No es suficiente tener la vacuna ni la cantidad adecuada, también es sumamente importante hacer una gran campaña de información sobre la necesidad, importancia y relevancia social de inocularse”, añade Tafoya Ledezma.
A eso se suman los sectores de la sociedad con valores específicos que, frente a esta campaña de información y comunicación, se oponen a ser vacunados y tienen relación con los movimientos antivacunas.
Estos últimos son grupos que pueden causar un riesgo muy grande si sus ideas se propagan porque no tienen información suficiente y sus argumentos se basan generalmente en teorías de la conspiración que sí tienen un efecto importante en quienes no tienen información certera, comenta el sociólogo.
De acuerdo con Tafoya Ledezma, el gran desafío del gobierno es una campaña de comunicación, cuya implementación aún no se ve. “No la veo diseñada, no la veo echada a andar, mucho menos multiplicada a través de spots. Está ausente y considero que es urgente que se desarrolle.
“Si no existe una comunicación efectiva y diferenciada por parte del gobierno, por regiones, por estratos y sectores sociales, todos los esfuerzos se pueden venir abajo. Si el mensaje no es claro de dónde, cuándo, por qué y en qué momento es importante vacunarse, los esfuerzos de traer al país miles de dosis no servirán de mucho, la campaña ya debería estar en marcha y no la veo clara”, comenta el doctor Tafoya.
EL PAPEL DE LOS MEDIOS
Para el sociólogo, los medios de comunicación están en un momento decisivo y tienen la responsabilidad de implementar un discurso masivo y, con este, comunicar de manera muy clara la información que provenga de las instancias gubernamentales: “Me parece que no se ha cumplido con el principio de comunicar de forma precisa”.
Con una difusión correcta de la información por parte de los medios y una campaña de comunicación eficaz, “bretes como los movimientos antivacunas no tendrán mayor impacto”, dice. Pero también se debe transmitir un mensaje diferenciado para los sectores de la sociedad de forma que los grupos indígenas, campesinos, urbanos, entre otros, puedan comprender de manera clara el propósito y la importancia de la vacunación”.
Tafoya precisa que si se establece un análisis de la historia de la ciencia en occidente se puede observar que las vacunas contra el COVID-19 son un acontecimiento extraordinario en cuanto al volumen y la rapidez con la que se han generado.
Esto podría generar desconfianza en ciertos sectores de la población, comenta. Sin embargo, se debe entender como un esfuerzo extraordinario por parte de gobiernos, farmacéuticas y la OMS para el desarrollo de las vacunas: “Aunque ha sido en tiempo récord, contamos con un desarrollo e innovación científica y un nivel de tecnología adecuados para llegar a un nivel de confianza óptimo”.
La doctora Sandra Patricia Pinto, por su parte, añade que la vacunación no solamente brinda beneficios a quien se la aplica.
“Tenemos que aceptar la vacuna por nosotros, por nuestros hijos, para no morirnos y no dejarlos solos, para continuar estando con nuestros padres y todos nuestros seres queridos”, concluye.
MAPA DE VACUNACIÓN COVID-19
Actualmente, se desarrollan 169 vacunas candidatas contra el COVID-19. De estas, 26 se encuentran en fase de ensayos en seres humanos, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las vacunas que ya han sido aprobadas por distintos organismos reguladores de medicamentos del orbe son: BioNTech-Pfizer, Moderna, Oxford-AstraZeneca, Sputnik V, Sinopharm, Sinovac y Covaxin.
La primera etapa de aplicación de la vacuna BioNTech-Pfizer en México comenzó en la tercera semana de diciembre, destinada a personal de salud, y finalizará en febrero de 2021.
“En este periodo se aplicarán 5,000 esquemas del laboratorio Pfizer/BioNTech en dos sitios iniciales, que son la Ciudad de México, con 107,000 vacunas, y el estado de Coahuila, con 17,500. Asimismo, se prevé cubrir las regiones centro, norte, oriente, suroriente y occidente del país”, informó el doctor Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la salud.
México ya firmó diversos instrumentos, como el del mecanismo multilateral Covax, que amplía el campo de posibles candidatos a vacuna, y convenios bilaterales con AstraZeneca por 77 millones de dosis y con Pfizer por 34.4 millones de dosis.
“Próximamente se firmará un contrato con la farmacéutica CanSino/Biologics para contar con más de 30 millones de dosis adicionales”, informó en diciembre pasado el doctor López-Gatell.
A inicios de enero, el doctor López-Gatell se reunió con el presidente de Argentina, Alberto Fernández, y la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzoti, para dialogar sobre los diferentes proyectos de vacunas contra COVID-19.
“La vacuna rusa Sputnik V es uno de los temas principales. Argentina ya recibió una dotación y queremos ver cómo trataron lo relativo al marco regulatorio y la negociación de compra. Es una alternativa atractiva para nosotros”, explicó López-Gatell. N