Durante la pandemia, en los meses de marzo a septiembre de 2020, más de 16,000 ejemplares de fauna silvestre y exótica fueron salvaguardadas en México. La mayoría fue detectada principalmente en aduanas aeroportuarias, revisiones carreteras y por reportes ciudadanos.
EL ALA AMPUTADA de una chachalaca. Venados en malas condiciones dentro de un ingenio azucarero. Dieciséis dedos y una garra completa de una aguililla cola roja. Un tigre de Bengala en malas condiciones de salud e higiene en el “Circo del Oso Ruso”. Pericos transportados ilegalmente en un autobús. Pieles de cocodrilo de pantano abandonadas en un aeropuerto internacional de México y otras decenas de especies fueron aseguradas en los primeros siete meses de la pandemia en el país.
Desde marzo de 2020, cuando en México se declaró el confinamiento a causa del COVID-19, más de 16,000 ejemplares de fauna silvestre y exótica fueron aseguradas en 21 entidades federativas, de las que destacan Ciudad de México, con 19; Oaxaca, con 12; Chiapas, con 11; San Luis Potosí, con ocho; Yucatán, con seis, y el Estado de México, con cinco confiscaciones.
De acuerdo con un análisis realizado por Newsweek México a más de 50 informes que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) emitió desde el comienzo de la pandemia, en Michoacán, Aguascalientes, Nuevo León, Hidalgo, Sinaloa y Sonora se reportaron tres aseguramientos por estado; a estos les siguen Sonora, Tabasco, Colima, Baja California y Chihuahua, con dos aseguramientos por estado; mientras que en Veracruz, Tamaulipas, Jalisco y Guerrero se aseguró, al menos, una especie animal, respectivamente.
Dependiendo del estado de salud del animal o las condiciones en que es incautado, ya sea porque lo hayan mutilado, herido o asesinado, la Profepa analiza y determina el destino de cada individuo animal.
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Este va desde recibir atención médica veterinaria urgente o ser canalizado a alguna Unidad para la Conservación, Manejo y Aprovechamiento Sustentable de la Vida Silvestre (UMA), hasta llevarlo a las instalaciones de un zoológico donde reciba rehabilitación o esté bajo observación para después ser liberado en su hábitat.
La Subprocuraduría de Recursos Naturales de la Pofepa confirmó a Newsweek México —a través de una solicitud de información vía Unidad de Transparencia— que, del 28 de febrero al 30 de septiembre de 2020, la Procuraduría realizó 283 inspecciones, en las cuales se aseguraron 16,398 ejemplares de fauna y flora de vida silvestre que, hasta el momento, no se han decomisado.
En cuanto al destino de los ejemplares asegurados, la Procuraduría hace hincapié en que los ejemplares de vida silvestre, de acuerdo con el artículo 129 de la Ley General de Vida Silvestre, además de los destinos previstos en el artículo 174 BIS de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, son internados temporalmente en un centro de conservación o institución análoga con el objetivo de rehabilitarlos, de tal manera que posteriormente puedan sobrevivir en un entorno silvestre o en cautiverio, según se trate.
ESLABONES DEL ASEGURAMIENTO
Entre los principales lugares en los que se llevan a cabo estas requisas está el área de paquetería y revisión aduanera en los aeropuertos internacionales, como el caso de 12 guacamayas jóvenes (Ara militaris), las cuales estaban hacinadas en cajas de madera y olvidadas en el área de paquetería de una aerolínea. No existía documentación reglamentaria que demostrara su legal procedencia.
Otro ejemplo de aseguramiento de fauna silvestre es el caso de tres serpientes de cascabel que un individuo transportaba de forma ilegal en San Luis Potosí, el pasado 2 de abril. De acuerdo con la NOM-059-SEMARNAT-2010, la Crotalus scutulatus es una especie amenazada, es decir, esta categoría refiere que los individuos de cierta especie podrían correr peligro de desaparecer a corto o mediano plazo.
El 22 de junio, en la Central de Aduanas del Aeropuerto Internacional de Monterrey, Nuevo León, la Profepa aseguró un ejemplar vivo de boa esmeralda (Corallus caninus) en estado de desnutrición y deshidratación, proveniente de Estados Unidos, y que a su vez fue reportada por una empresa de paquetería. Este es un ejemplar exótico que proviene de las selvas tropicales de Sudamérica.
La mayoría de los 16,398 ejemplares que fueron asegurados por la Profepa se debió a denuncias ciudadanas, reportes de autoridades a esta institución por parte de la policía, unidades de bomberos y miembros de la Guardia Nacional.
El pasado 21 de marzo, tras un reporte que recibió la Procuraduría por parte del personal del retén militar denominado “El Chinero”, de la Infantería de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), miembros de esta institución hallaron dos aletas de tortuga prieta (Chelonia agassizii) con destino al comercio ilegal. Esta especie se encuentra en peligro de extinción y en veda total e indefinida desde el 30 de mayo de 1990.
En ese mismo operativo se aseguraron también 26 filetes de totoaba (Totoaba macdonaldi), un pez que se encuentra en peligro de extinción —NOM-059-SEMARNAT-2010— en Mexicali, Baja California, su hábitat, por la pesca ilegal que predomina en el Alto Golfo de California.
Esta especie marina es capturada ilegalmente para obtener su vejiga natatoria, también llamada buche, y ser traficada al continente asiático para venderla a elevados precios. Cabe recordar que la totoaba se encuentra en veda desde agosto de 1975.
En un punto de revisión de la autopista Mazatlán-Culiacán, el pasado 27 de abril la Policía Federal-División Caminos detectó dos maletas que fueron abandonadas con fauna muerta proveniente del tráfico de vida silvestre. La Profepa emitió un dictamen en el que señaló que se trataba de 66 buches o vejigas natatorias de totoaba transportadas ilegalmente.
Entre los animales que fueron asegurados en estos meses también se encuentran guacamayas verdes, pericos, chachalacas, búhos cornudos, tucanes, zarigüeyas, tortugas, coyotes, serpientes y cocodrilos.
A esta lista también se suman especies de felinos, como la cachorra de ocelote que el pasado 1 de abril fue salvaguardada en Santa María Huatulco, Oaxaca, tras una serie de denuncias en redes sociales. Este ejemplar de la vida silvestre era usado como modelo para tomarse fotografías con turistas, pero no recibía un trato digno y respetuoso, y la persona que lo poseía no acreditó la legal procedencia del felino.
También en Oaxaca, en Salina Cruz, fueron asegurados 18,000 huevos de tortuga golfina (Lepidochelys olivacea), los cuales fueron detectados en uno de los recorridos de vigilancia que la institución realizó en conjunto con la Guardia Nacional, en la zona de anidación de la playa Morro Ayuta. De acuerdo con la categorización de la NOM-059-SEMARNAT-2010, esta es una especie en peligro de extinción.
RESCATAR Y REHABILITAR PARA LIBERAR
Con el apoyo de una selva tropical a escala erigida dentro del patio de su casa, la familia Charles dedica cada día del año a atender a cientos de animales, principalmente aves, que rescatan, acogen y reciben dentro de su residencia en el centro de Cancún, Quintana Roo. Ahí les brindan atención médica veterinaria y rehabilitación, que incluye procesos adaptativos a su ambiente para, después, liberarlos en el hábitat del que provienen.
Este es el trabajo que Fauna Digna, una organización social, desempeña desde hace casi cuatro décadas de trabajo enfocado en el rescate y rehabilitación de la flora y fauna en la Península de Yucatán, en conjunto con autoridades estatales y federales como la Secretaría de Medio Ambiente en Quintana Roo, la Coordinación Nacional de Áreas Protegidas (Conanp) en el estado y la Profepa para canalizar y atender a los seres vivos que son decomisados o incautados, incluso aquellos que son encontrados después de una denuncia ciudadana.
Durante un recorrido virtual, el especialista en aves Alberto Charles mostró a este medio algunos procesos de rehabilitación que él y su esposa, Hilary Wisner, emprenden. Ella se encarga del cuidado, sustento, limpieza y salud del refugio; mientras, su hijo, Alberto Charles Wisner, se responsabiliza de los rescates, manejo de especies, rehabilitación y liberación de estas dentro de Fauna Digna, A. C.
Originarios de Ciudad de México, Alberto y Hilary se establecieron en Cancún en 1981. Lo recuerdan como un pueblo pequeño al que llegaron con los animales que rescataban en el conocido mercado de Sonora y Coyoacán, donde compraban pericos pelones de frente anaranjada y los emplumaban para después liberarlos en la zona selvática de Cuautla y Cuernavaca, Morelos.
“Nosotros en México comprábamos pericos para rehabilitarlos, claro, los que tenían posibilidades de ser rehabilitados, y una vez recuperados los llevábamos a su lugar nativo, sin importar el kilometraje del lugar de donde son las especies”, cuenta Alberto padre en entrevista con Newsweek México.
Ante la deforestación y el desarrollo de la urbanización local sin un plan de restitución de flora y fauna, los huéspedes comenzaron a crecer en la fundación, en un estado en el que las autoridades ambientales no contaban con la preparación para restablecer y restituir una especie.
Con el tiempo, Fauna Digna comenzó a crear redes de especialistas en medicina veterinaria enfocados en diferentes especies animales, como reptiles, mamíferos, aves y ejemplares marinos, y ubicados en distintas regiones de Quintana Roo, para abarcar de manera eficiente el rescate de la fauna silvestre sin cobrar honorarios, ya que para ellos el objetivo primordial es “salvar al bicho”, como Charles les llama.
De 1981 a 2020, Fauna Digna ha rehabilitado y liberado, al menos, 7,000 ejemplares, entre aves, mamíferos y reptiles, como ocurrió con una nidada de 20 cocodrilos producto del tráfico ilegal de fauna en la región.
Con casi 40 años de experiencia en el rescate y rehabilitación de fauna, este equipo multidisciplinario detectó que para liberar una especie y que tenga éxito en su reintegración a la naturaleza, antes hay que armar un pequeño grupo de cuatro o cinco ejemplares, que se reconozcan y convivan para después liberarlos juntos, ya que, de esa manera, tendrán más y mejores oportunidades de supervivencia.
En Fauna Digna, la recepción de especies a rehabilitar o darles atención médica veterinaria varía mucho. Incluso, también depende del clima, por ejemplo, en temporada de huracanes, como sucedió en octubre pasado, recibieron más de 30 ejemplares, entre las que destacan seis tucanes, ocho chachalacas, tres pericos y una gaviota. Según la asociación, llegan a recibir entre tres y cinco animales al día.
En el caso de la liberación de especies, la regla general, según Charles, es que solo se liberan ejemplares nativos o endémicos, es decir, aquellos individuos que son únicamente de un lugar y nativos que viven en el lugar o lugares aledaños en el país. La fauna exótica es la que generalmente se compra en las tiendas de mascotas.
“La razón de no liberar especies exóticas obedece principalmente a no contaminar el medioambiente, pues esos ejemplares se han construido y unificado bajo su propia labor de ser a lo largo de miles de años de autoselección, de adaptación, etcétera, y el ser humano no es nadie para intervenir en esos procesos”, añade.
CONSECUENCIAS DEL TRÁFICO ILEGAL
Gonzalo Merediz Alonso, director ejecutivo de la organización Amigos de Sian Ka’an, en Cancún, Quintana Roo, explica a Newsweek México que el tráfico ilegal de fauna silvestre y la comercialización de sus productos —como sucede con los colmillos de elefante y rinoceronte— ha llevado a la extinción animal en muchos lugares.
Otro caso es el mercado ilegal de pieles de animal o la creencia de que muchas especies poseen un valor afrodisiaco, cuando en realidad este es un mito que induce a la gente a matar animales de manera indiscriminada.
“A veces también es la crueldad. La sociedad mexicana, desgraciadamente, es muy cruel con los animales o los mata solo por el placer de matarlos. Además, la pérdida de hábitat también los lleva a la extinción”, señala.
Merediz Alonso explica que la destrucción del hábitat de las especies amenazadas, la expansión de las ciudades, más la frontera agrícola y la frontera ganadera, ocasionan que muchas especies se extingan.
Apenas en 2017, datos del Foro Económico Mundial señalaban que el tráfico de animales mueve grandes cantidades de dinero, comparables con la trata de personas, pues todas las regiones del mundo forman parte de la cadena de este comercio ilegal en las que ciertas especies están más asociadas que otras, como los mamíferos, con África y Asia; los reptiles, con Europa y América del Norte; y los corales, con Oceanía.
Hasta ese año, China se perfilaba como el principal país de destino para el tráfico de marfil y en el que más se incauta. En este sentido, Gonzalo Merediz señala que perder una especie que se encontraba en peligro de extinción es lamentable para todos, y más cuando es ocasionada, en gran medida, por el ser humano.
“Hay muchísimas extinciones que hemos ocasionado, por ejemplo, en las islas de Quintana Roo había una foca monje del Caribe. Es una especie que ya desapareció. Lleva más de 50 años sin registro alguno. [Esta especie] desapareció tanto por la cacería como por la colonización de las islas quintanarroenses”, explica.
Para la World Wildlife Fund (WWF), que en español se conoce como el Fondo Mundial para la Naturaleza, una organización no gubernamental que se dedica a la conservación del medioambiente, el tráfico de animales es una de las mayores amenazas para las especies protegidas.
Datos de esta organización exponen que, cada año, los cazadores furtivos matan alrededor de 100 tigres, 30,000 elefantes y más de 1,000 rinocerontes. Para combatir el trafico de especies y evitar la extinción de estas, en la década de 1970 impulsó la creación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites).
En este sentido, el también biólogo Gonzalo Merediz comenta que la gente no toma en cuenta que, para poseer una cría de alguna especie de fauna silvestre, los cazadores matan a la madre, pero cuando empieza a crecer la mascota se convierten en un problema y lo fácil para la gente es deshacerse del animal. “Hay que cuidar que esto no pase”.
También sucede que las mascotas silvestres que no están domesticadas son animales con un instinto que los convierten en un peligro para la seguridad de las familias, y no porque sean malos, sino porque tienen dientes, uñas y un instinto de conservación de la vida en su hábitat, por lo que tenerlos en casa se convierte en un problema de seguridad para la gente, entonces, “no hay necesidad de participar en el tráfico de especies usándolas como mascotas”.
Incluso, cuando la gente trae animales, plantas o semillas de otros lugares del mundo, muchas veces las especies introducidas se convierten en invasivas y comienzan a desplazar a las especies nativas y locales. Esto puede llevar a la extirpación o extinción de una especie, lo que los convierten en un problema importante.
“Desde Fauna Digna estamos despertando conciencias para que la gente entienda que la comunidad entre el hombre y la biología es vital, si no, no habrá vida. Queremos incidir, queremos que los niños salgan al campo y conozcan las flores, que conozcan tantas cosas que los rodea porque, al fin de cuentas, no somos inorgánicos, somos orgánicos”, complementa Alberto Charles, presidente de Fauna Digna.