EN AMÉRICA LATINA hay cada vez más jóvenes que, como Greta Thunberg en Europa, generan movimientos nuevos contra el cambio climático. Una de esas jóvenes se llama Nia Huaytalla y es indígena chanka. Tiene solo 19 años y vive en Argentina. En esta conversación con la investigadora Fiore Longo, de Survival International (el movimiento global por los pueblos indígenas), aborda la cuestión de las identidades en relación con el cambio climático. Nía es muy popular en las redes sociales, donde critica a las grandes organizaciones ambientales. En esta charla afirma que “la crisis climática solo se va a solucionar con un cambio sistémico”.
—Te defines en tus redes sociales, donde te siguen miles de personas, sobre todo en Instagram, como “indígena chanka neurodivergente”.
—Hago bastantes cosas. Estuve organizando grupos climáticos. Ahora estamos organizando en Estados Unidos, a donde iré pronto a estudiar, grupos climáticos antirracistas que se enfocan en la intersección del racismo ambiental que les afecta más a las comunidades indígenas, afro y marrones. Pero también divulgo de múltiples temas porque, y es como me presento, soy indígena chanka y neurodivergente. Mi identidad y mi familia son chanka, mi mamá, mi abuelo se criaron en pueblos indígenas chanka, aunque yo nací en Buenos Aires. Y neurodivergente porque soy una persona que tiene dislexia y déficit de atención. Si bien no me gustan las etiquetas eso me parece importante marcarlo porque generalmente se suele pensar que las únicas personas neurodivergentes que sufren dolencias físicas son las personas blancas y a las personas indígenas nos sacan de eso, cuando en realidad es una doble opresión que nos interpela en un montón de aspectos y formas muy fuertes. Por eso mi compromiso es empezar a llamar la atención sobre eso y este último mes estuve trabajando sobre lo que es la neurodivergencia y cómo intersecciona con el racismo.
También lee: “El gozo es importante, el deseo de que no todo es terrible; si no, sería insostenible”
—¿Qué te parece eso sobre todo en el tema de la protección de la naturaleza? En Survival decimos que lo que las sociedades occidentales están haciendo para mitigar el cambio climático es muchas veces racista y colonialista.
—Es muy importante entender que el cambio climático es una consecuencia de sistemas, que muchos definen como capitalismo, colonialismo. Y todas las otras formas en las que se manifiesta la opresión en los distintos cuerpos: el racismo, el patriarcado, el homodio, el capacitismo, etcétera. Entonces el colonialismo y la mentalidad colonial siguen estando. La mentalidad imperialista en sí es colonial y todavía sigue afectando. La colonización no es un proceso que quedó en el pasado. Se siguen viviendo sus consecuencias ahora. Hay gente que lo sigue sufriendo y otra que se sigue beneficiando sistemáticamente. Y cuando digo que el cambio climático es consecuencia de ese sistema me refiero a que el capitalismo y el colonialismo, por la visión occidental en la que se basan, son extractivistas.
“Lo que hacen es la destrucción de los ecosistemas porque no dan abasto. El enriquecerse desmedidamente no da abasto. Por eso siempre hablo de todo esto. Y obviamente al ser una consecuencia, y al ser para mí incluso el punto culmine de nuestra sociedad que nos va a forzar a hacer un cambio real en algún momento o a extinguirnos, también nos va a afectar precisamente a las comunidades, sobre todo en territorio, pero también en ciudad, a los barrios precarios en mayor medida porque son quienes tienen menos protección, quienes han sido desde siempre sistemáticamente oprimidos, a quienes les fueron robadas las tierras para ser usadas desmedidamente, que es lo que después causó la crisis climática. Y son quienes, al fin y al cabo, protegen un 80 por ciento de la biodiversidad del planeta. Entonces no se pueden separar estas cosas, no se pueden dejar de tener en cuenta. Porque la lucha climática es la lucha contra el sistema. Lo que nos dice la crisis climática es que el sistema no da para más. No podemos seguir explotando combustibles fósiles como se nos canta, no podemos seguir quemando bosques como se nos canta, no podemos seguir explotando la ganadería, el suelo, los océanos, y contaminándolos. No podemos porque no da abasto”.
“ESTÁN BUSCANDO PARCHES”
—Para mí las luchas europeas que se focalizan en el cambio climático son problemáticas porque, como vos decís, es la consecuencia de un sistema. Entonces focalizar sobre el cambio climático lleva la atención a una cosa que parece como que se puede arreglar y los gobiernos ahora están diciendo que van a reducir las emisiones, a usar otras fuentes de energía. Pero, al fin y al cabo, ¿de dónde van a sacar el litio para hacer los autos eléctricos? o ¿cómo harán para mitigar? Diciendo a las personas que viven en bosques que no pueden entrar más a ellos, que deben quedar intactos. Por eso, si no hablamos de justicia social, focalizarse sobre el cambio climático puede ser muy peligroso porque van a pagar las consecuencias las personas de siempre.
—Es que al fin y al cabo lo que están buscando son parches. Lo que sucede con la crisis climática, y esta pandemia nos dio una lección muy importante, es que tiene un crecimiento exponencial. Vos no notás los efectos tan gravemente al principio, hasta que llega un punto que empieza a crecer superrápido. Lo que muchos profesionales llaman el punto de no retorno. Entonces los gobiernos te dicen que van a reducir las emisiones para tal fecha, vamos a hacer esto para tal fecha, pero mientras, en realidad, no están cambiando la base del problema y a esto sumada su responsabilidad histórica porque en verdad la crisis climática solo se va a solucionar con un cambio sistémico. Con un cambio sistémico esencial que va a cubrir absolutamente toda la sociedad porque se generó desde la base del capitalismo que pone la explotación de los recursos naturales para producir todavía más capital y enriquecer a un grupo de personas, incluso a costa de la vida de otros millones de personas, como lo estamos viendo.
“Para salir un poco de Latinoamérica tengo una compañera pakistaní, su nombre es Aisha, milita en Nueva York, está haciendo todo un trabajo ahí con una agrupación y ella me contaba precisamente que, como pakistaní, todo su pueblo fue bombardeado en nombre del petróleo por Estados Unidos que, históricamente, es el país que más emisiones generó. Dicen que China es el que más, pero no. A lo largo de toda la historia humana, Estados Unidos hizo un 27 por ciento de las emisiones; la Unión Europea, un 25 por ciento, y China, un 13 por ciento recién. Entonces hay toda una responsabilidad y una relación con el imperialismo. Latinoamérica solo emitió un 3 por ciento históricamente. Y lo mismo creo que tiene que ver con África. Porque son los países que son explotados para que un grupo de personas tengan un modo de vida extremadamente privilegiado e insostenible. Son gente que tiene yets privados y un montón de casas, que gasta terrenos, que come carne todos los días, que hace todas estas cosas que no dan para más.
“Y sumado a lo que tiene el capitalismo, que son los fenómenos del fast fashion, que es producir más, producir barato, todo para volverte a vender. Es un sistema que no funciona y cuando se pretende hacer energías renovables volvemos a un tema que yo critico y que también le critico a Greta Thunberg cuando dice que tenemos que transicionar. La verdad que sí, estaría bueno dejar de usar combustibles fósiles y sabemos que hay tipos de energías que son más efectivas y que no emiten tanto. Pero si nosotros seguimos consumiendo y en el norte se sigue consumiendo como ahora todos los minerales, silicio, litio, son varios, en un mapa, se ve cómo todo se va a extraer en África, en Asia y en Latinoamérica, va a ser más de lo mismo. Los ríos contaminados, un montón de ecosistemas muriendo. Lo que también contribuye y, de hecho, a la contaminación de ríos, sumado al aumento de temperaturas y la destrucción del ecosistema, es algo que varios estudios estiman que en cien años puede que no haya nubes. Lo que generaría un aumento de la temperatura de 12°C. O sea, imagínate la temperatura global que ya nos estamos desesperando por dos grados. Imagínate lo que serían 12°. O sea, no podemos plantear que la solución a un problema generado por el extractivismo sea más extractivismo”.
“EL AMBIENTALISMO RADICAL SE QUEDA CORTO”
—¿Es por eso que hablás de ecofascismo? Es interesante que hayas usado esta palabra porque nosotros en Survival somos de los pocos que la usamos y me parecía muy interesante saber por qué la usás vos.
—Es una palabra que genera mucha controversia. Yo la primera vez que la escuché fue de Jamie Margolin que es una amiga que seguro la conocen, es latinoamericana, está en Nueva York, creó Zero Hour. La escuché hablando con ella y un poco a mí me generaba este ruido de ver cómo estaba muriendo tanta gente por una pandemia que, al fin y al cabo, a quienes más afectaba es a las mismas personas de siempre: los barrios pobres, los barrios afro, las comunidades indígenas por la falta de protección que tienen. Y había un montón de gente asombrada con que ahora podíamos respirar, con que había delfines en Italia, y decía que quizá la pandemia no fue tan mala. ¿Qué mensaje estás dando ahí? Están planteando un genocidio histórico para solucionar el problema, un genocidio a varios grupos étnicos-raciales. Yo sé que se enojan cuando lo uso, pero pienso que hay que llamar a las cosas por su nombre. Porque decirle solamente ambientalismo radical es quedarse corto. Porque eso no es radical, sino un discurso de odio.
—Lo que a mí me llama la atención es que muchas organizaciones ambientalistas en realidad están impregnadas de ecofascismo. Organizaciones conocidas, como el Fondo Mundial por la Naturaleza, o también otras que creen en el “capitalismo verde”. Esta idea de que vamos a poder seguir, reducir las emisiones, porque todo es cuestión de reducir las emisiones y seguir teniendo el modo de vida que tenemos, y sacrificando una parte de la población mundial, obviamente. Que son generalmente los pueblos indígenas, que son los que viven, como dijiste vos, en los lugares más biodiversos del mundo. Y no es un discurso fácil de entender porque generalmente en Occidente está la idea de que si criticás el ambientalismo entonces no querés a la naturaleza. Es muy difícil deconstruir nuestro pensamiento.
—Están viendo la crisis climática como un obstáculo. Un obstáculo que se para en el camino del progreso humano y, por ende, piensan cómo vencerlo y no lo están viendo de raíz, que está en los sistemas que reproducimos. Eso ocupa también la idea del Greenwashing, del cual son cómplices todas estas organizaciones e incluso un montón de activistas jóvenes. Tiene que ver con salirse del cambio sistémico, alejarse y no cuestionar realmente lo que tenemos que cuestionar. Seguir expandiendo un poquito más el tiempo, un poquito más el tiempo y mientras, pasa eso. Para mí no es tan inocente.
No te pierdas: Los turistas podían, los indígenas no pueden
“Y todo el tema de la ‘madre naturaleza’ a mí me parece muy complejo. Hay una activista en Colombia que yo critico un montón y que no me cae muy bien, por así decirlo, por los mensajes que reproduce, que se llama ‘fan número uno de la tierra’. Y yo digo, pero vos hablas así, desde tu ciudad, tu apartamento, tu posición de privilegio que obtuviste siendo una persona blanca gracias a los procesos coloniales en tu región. Porque los obtuviste gracias a eso. Te guste o no. Cómo te podés llamar ‘fan número uno de la tierra’. Cómo te vas a poner por encima de los demás entre quién protege más que quién. Porque la realidad es que la cosmovisión occidental que yo veo mucho en la ciencia, que es el rubro en el que más me pienso meter en el futuro, consiste en plantear al hombre blanco por encima de la naturaleza. La naturaleza debe ser dominada.
“Este fragmento del Génesis que cité una vez en mi perfil decía eso: dominen a la naturaleza, dominen a las especies, dominen, dominen. Y es el mismo fragmento que se leía en las regiones de América, creo que sobre todo del norte, por los colonizadores. Porque esa era la idea: ¡domine! Y a diferencia de eso en los Andes, por ejemplo, incluso varias hermanas mapuches me han contado que en su cosmovisión también se intenta ver a las personas no por “encima de”, sino “parte de” la naturaleza. Y que esa destrucción y extractivismo desmedido es castigado en los relatos orales. La codicia es castigada. Porque nuestros ancestros sabían precisamente que si no tenés ríos, si no tenés la montaña, los cultivos, te vas a morir en algún momento y toda tu civilización. Que es un poco lo que estamos pasando ahora, pero a nivel global. Porque, al fin y al cabo, por más rico que seas, va a llegar un punto en el que te va a tocar. E irte a Marte no es una opción tampoco.
—A veces pienso que lo primero es entender a dónde llegamos y tratar de descolonizar. No te pido una conclusión, sino algo positivo para remarcar.
—Creo que es muy importante en cuanto individuos, independientemente de dejar de hacer cosas que banquen el sistema consumista en lo que uno pueda, empezar a cuestionar de dónde viene la crisis climática y quién verdaderamente protege la tierra. O sea, en vez de apoyar una organización de blancos que ya está apoyada por una petrolera, apoyá a una comunidad indígena, apoyá a una comunidad afro, apoyá a quienes están en las líneas de frente. Andá rescatando esos espacios. Y que el debate que se ponga sobre la mesa sea el cambio sistémico, no el parche. Porque si todes nosotres nos movilizamos por el cambio sistémico y no por un parche es probable que lo terminemos logrando.
—∞—
Fiore Longo es investigadora en Survival International, el movimiento global por los derechos de los pueblos indígenas.