En los últimos días solo hemos hablado de Pemex, sobre el bueno o malo negocio que está realizando, y nos hemos centrado solo en una parte del negocio energético y de desarrollo dentro del país.
Hoy día, ante la contracción en la demanda de energéticos como los combustibles y ante la falta de inmovilidad de la gente, tenemos la oportunidad de hacer un alto.
Pemex no lo es todo, al igual que la CFE, para cubrir el total de la demanda que el mercado está por exigir en los próximos años con base en el crecimiento económico esperado; acaso lo limitaremos o estaremos al margen de los cambios que el mundo originará por la experiencia adquirida a partir de 2020.
En México por qué continuar apostando a que el 100 por ciento de la inversión requerida para el desarrollo del país esté fundamentada en la parte pública. Sobre todo, ahora que tendremos una contracción económica que podría tardar más de dos años en recuperarse y que el poder adquisitivo de muchos de nosotros se verá contraído ante la falta de un crecimiento sostenido en las actividades secundarias y terciarias.
En 2019, el presupuesto de Pemex fue de un subejercido, de acuerdo con la información del reporte de 2019 entregado por la empresa a la Cámara de Diputados, por un monto de alrededor de 71,000 millones de pesos, siendo los más altos Pemex Exploración y Producción, por 29,000 millones, y Transformación Industrial, por 44,000 millones de pesos.
Este dinero que se dejó de ejercer podría indicarnos que fue un ahorro del presupuesto, lo cual, a su vez, nos señala que entonces no estamos planeando la realidad del negocio en México con base en la demanda del mercado interno y dentro de la geopolítica mundial. Por ello debemos tener claro lo que realmente la nación requiera para hacer frente al nuevo mercado energético mundial.
Te interesa: Pemex: cambio fiscal urgente
Aquí, en el mercado mexicano, el desarrollo y el crecimiento energético están ligados a lo que Pemex-CFE puedan realizar en cada año de acuerdo con el presupuesto de inversión que es considerado dentro del presupuesto de egresos, lo que nos limita a solo dos conceptos fundamentales: extracción de hidrocarburos y cubrir la demanda de la electricidad a escala nacional con base en lo que tenemos de plantas y líneas de transmisión/distribución.
Ante esta política, que durante muchos años ha trascendido por generaciones cómodas con base en lo que Pemex y CFE pueden aportar al gasto corriente del país en cada intervalo de tiempo, se da lugar a una empresa productiva del Estado con una deuda de más de 95,000 millones de dólares y una empresa que genera electricidad con plantas que no han sido modernizadas y una falta de interconexión de todo el sistema nacional. Con cuánto dinero realmente podrá la administración actual o futura cubrir todo el requerimiento que el mercado está por demandar.
Los hidrocarburos son un bien comercial de intercambio monetario dentro de la geopolítica mundial. Con estos, los países tienen flujo de efectivo para su crecimiento, y también se utilizan para transformarlos en combustibles o productos de uso común por la sociedad mediante la refinación y petroquímica. Lo que se busca es una trasformación energética para la conversión de materias primas a bajo costo, hasta poder llegar al umbral, en forma infinita, a donde el mundo dependerá en 99.9 por ciento de la electricidad.
El año 2020 ha dejado en claro quiénes tienen la oportunidad de mutar y adoptar esta nueva visión energética al crear una selección natural económica de supervivencia no del más fuerte, sino del más inteligente, para tener acceso al dinero, disminuir el riesgo financiero de un país y lograr un crecimiento sostenible. Eso solo pudieron lograrlo aquellos países que tienen la forma de almacenar, transportar y comercializar el crudo, gas, electricidad y materias primas para transformarlos ajustándose a periodos acordes con las condiciones mundiales del mercado para intercambiar o influir.
Una vez definida su posición en la geopolítica energética se asegura que su mercado interno tenga la suficiente madurez del entendimiento del tipo de mercado que requiere ser cubierto; ello significa proyectar cuánto dinero puede provenir de la inversión publica o privada para cubrir la necesidad en cada rincón de la nación. Este punto es importante que quede establecido: la forma de tener una mayor recaudación de flujo de efectivo para el gasto corriente ligado al crecimiento del país en la parte del desarrollo económico. Por añadidura, una vez logrado el punto de equilibrio, se requiere mutar a la parte social a todos aquellos que no pudieron ser parte de la primera fase, e invertir en forma social en capacitarlos para su integración a la población económicamente activa con conocimiento.
En México seguimos hablando solo de Pemex para extraer hidrocarburos y de la CFE para generar electricidad. Pero hagamos un alto ante la oportunidad que hoy tenemos: ¿eso es realmente lo que la nación requiere o es lo que las administraciones han pretendido o pretenderán?
Recordemos que, en todo país, toda ideología, régimen y administración tienen una fecha de caducidad, pero la nación continúa. La pregunta es si estamos de acuerdo o alineados a la visión del mundo en energía.
—
Ramses Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía.