Con 33 casos confirmados y tres defunciones por COVID-19, Haití, el país caribeño que se encuentra en la isla La Española, en la zona central de las Antillas, en el Caribe, enciende la alarma internacional ante una inminente debacle en su sistema de salud tras aumentar en la población los contagios positivos por coronavirus.
Apenas el pasado 19 de marzo, Haití había detectado sus dos primeros casos positivos, por lo que el presidente del país, Jovenel Moise, decretó toque de queda y declaró estado de emergencia sanitaria en toda la región.
Haití es una nación a la que las tragedias naturales y humanitarias han marcado a lo largo de los años, pues, entre otros, ha padecido huracanes, sismos, altos índices de desnutrición, violencia, pobreza, dengue y el cólera que durante años ha combatido.
Durante nueve años el país caribeño combatió un brote de cólera que dejó 10,000 personas fallecidas y que solo hasta 2019 pudo vencer. Ahora, con los casos confirmados de COVID-19, el escenario enciende la alerta internacional en un país que resulta ser el más pobre de América Latina e incapaz de sostener la crisis humanitaria que se avecina.
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Según información de Gazette Haiti News, el presidente Moise anunció la distribución de cubrebocas en los mercados públicos y la creación de una comisión económica que permita al gobierno enfrentar las consecuencias del coronavirus.
Entre las medidas que el presidente de Haití advirtió se encuentra la distribución de 3 millones de cubrebocas por parte del Ministerio de Salud Pública, así como la entrega de 13,000 batas al personal médico.
Otra de las medidas que el gobierno de Moise implementó fue la declaratoria de toque de queda en todo el país, que va de las 20:00 a las 5:00 horas, desde el viernes pasado.
DEL CÓLERA AL CORONAVIRUS
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que Haití es un país con importantes deficiencias en el sector social, político y de salud. Tan solo en 2016, la población total de esa nación era de 10 millones 847,000 habitantes. La esperanza de vida se estima entre los 61 y 66 años de edad.
Ahora bien, con la inminente propagación del COVID-19 en la isla, la organización internacional Médicos Sin Fronteras alertó el pasado 1 de abril que el sistema de salud haitiano está al borde del colapso, sobre todo porque no se ha recuperado por completo del terremoto que sufrió hace diez años.
Incluso, la asociación señaló que la ayuda internacional que Haití recibió para recuperarse de ese siniestro se ha desvanecido.
“El apoyo internacional que recibió el país, o que se prometió, después del terremoto, ahora se ha desvanecido. Incluso en algún caso nunca se materializó”, explica Sandra Lamarque, coordinadora de Médicos Sin Fronteras en Haití.
En Haití, una de las tres personas que han fallecido fue un hombre de 55 años que padecía diabetes e hipertensión, males que aquejan a la mitad de la población que aún no cumple los 50 años, según reporta Vatican News.
Tras confirmarse los primeros casos de coronavirus en este país caribeño, el gobierno prohibió las reuniones de más de diez personas, y aunque la población lucha por cumplir las restricciones les resulta complicado, pues la mayoría depende de la economía informal.
Las escuelas de la Fundación Saint-Luc también han sido cerradas. Esta institución, que se creó en 1999 para asegurar la integración de los más pobres, planea impartir clases con grupos de nueve alumnos para respetar las reglas de sanidad.
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Para afrontar el COVID-19, los hospitales se preparan con lo mejor que tienen. Hasta ahora, el hospital familiar de Saint-Luc ha recibido a 15 personas contagiadas, incluso ha intensificado los controles de entrada y ha aumentado el número de camas.
EL FMI ANUNCIA APOYO
El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció este lunes la aprobación de fondos para aliviar la deuda de 25 países pobres, casi todos en África, aunque también se incluyen Haití, Afganistán y Yemen, para que puedan dirigir sus recursos a combatir la pandemia del coronavirus.
“Esto proporciona subvenciones a nuestros miembros más pobres y vulnerables para cubrir sus obligaciones de deuda con el FMI durante una fase inicial en los próximos seis meses y les ayudará a canalizar más de sus escasos recursos financieros hacia vitales esfuerzos médicos de emergencia y otros esfuerzos de ayuda”, dijo la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
El FMI, junto con el Banco Mundial, ha pedido a las naciones ricas que dejen de cobrar los pagos de la deuda de los países pobres desde el 1 de mayo hasta junio de 2021.
Actualmente, el Fondo tiene 500 millones de dólares, y entre sus principales contribuyentes están Japón, Reino Unido, China y Holanda.