Seis de cada diez personas dicen que la infidelidad financiera es tan mala o peor que el engaño físico. Pero no todos los secretos monetarios matan una relación.
HACE UN PAR DE MESES, conforme el calendario se acercaba al 14 de febrero, el aire estaba denso con las ofertas usuales del Día de San Valentín: rosas, cajas de chocolates y una cascada de resultados de encuestas que advertían a las parejas que la infidelidad financiera estaba desenfrenada y que posiblemente arruinarían tu relación romántica.
Considera solo una muestra de esos sondeos recientes. Una encuesta de CreditCards.com halló que 44 por ciento de los consultados engañan financieramente a sus parejas mediante esconder una cuenta de ahorro o tarjeta de crédito, con lo que contraen deudas en secreto o gastan dinero que sus amados no aprobarían. Varios sondeos concluyeron que los millennials son los peores infractores cuando se trata de tener secretos monetarios, aun cuando los porcentajes varían ampliamente: de 27 por ciento en una encuesta de TD Bank a 57 por ciento en el sondeo de CreditCards.com. Y sin importar cuál es su edad, la gente está de acuerdo en que mentirle a la pareja sobre el dinero es un riesgo grave para la relación, ya que 60 por ciento de los encuestados por U. S. News afirmó que es tan malo o peor que la infidelidad física.
Antes de empezar a hurgar en los estados de cuenta de la tarjeta de crédito de tu pareja en busca de evidencia, retrocede y acepta que la verdad a menudo es más complicada de lo que sugieren estos sondeos, y también piensa en que decirle una mentira financiera a tu pareja no te convierte automáticamente en un infiel asqueroso y tramposo. La clave, como en muchos aspectos de una relación, es entender por qué tú o tu amado siente la necesidad de tener secretos monetarios, cuánto daño verdadero se hace y llegar a un acuerdo de cuándo está bien quedarse callado y cuándo debes contarlo todo.
¿POR QUÉ LOS AMANTES MIENTEN SOBRE EL DINERO?
Hace pocos años, académicos de la Universidad del Sur de Misisipi decidieron profundizar en lo que verdaderamente significa la infidelidad financiera y los tipos de mentiras monetarias que la gente por lo general le dice a su pareja.
Les hicieron a 414 participantes una serie de preguntas sobre dinero y sus vidas amorosas, y hallaron que solo 27 por ciento admitió tener un secreto financiero con su pareja. Los investigadores continuaron con una serie de preguntas que indagaron más en esta idea de infidelidad, por ejemplo: ¿alguna vez has mentido para cubrir una deuda o abriste una tarjeta de crédito sin decirle a tu cónyuge?
Redactado de esta manera, más de la mitad de los participantes admitió una u otra forma de engaño: la discrepancia se dio principalmente porque algunos de los encuestados no percibían su comportamiento como infidelidad financiera, según sugirieron los investigadores. ¡Cielos, grita tu puritano interior, somos una horda de infieles financieros!
No tan rápido. Después de todo, mirar a una persona atractiva que no es tu cónyuge no te pone en el mismo nivel que, digamos, las citas clandestinas en un motel de carretera, así como maquillar cuánto cobra tu estilista por ponerte luces en el cabello u olvidar mencionar ese videojuego nuevo que compraste la semana pasada no es equivalente a generar miles de dólares en cargos a una tarjeta de crédito secreta o acumular dinero en una reserva escondida.
De hecho, los cuatro “pecados” más comunes se trataban de infracciones de gastos aparentemente menores: ocultarle una compra a la pareja, mentir sobre el precio pagado por un artículo, gastar dinero en los niños sin decirle al cónyuge, y comprar algo a precio completo para luego decir que estaba en oferta. Eran menos comunes las actividades como encubrir una reserva secreta de dinero o tomar efectivo de una cuenta de ahorros conjunta.
En otras palabras, muchas de las veces, la “infidelidad” financiera probablemente no sea la gran cosa. Decirle a tu cónyuge que pagaste 50 dólares por un reloj nuevo en vez de los 100 dólares que en verdad costó, no significa que seas un fraude. Tal vez solo eres un adulto maduro que no siente la necesidad de explicar y defender toda decisión financiera que toma.
De hecho, la preocupación por ser juzgado es a menudo la razón de que la gente no revele una compra en particular o un precio exacto a su pareja romántica, junto con querer mantener el control y algo de independencia. Siempre y cuando estés en una relación por lo demás sólida y tus finanzas sean razonablemente seguras, una compra impulsiva de vez en cuando, como un nuevo par de zapatos o un juguete o un regalo para tu pequeñín, posiblemente no va a afectar el presupuesto familiar, o sus sentimientos mutuos.
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Dicho esto, ya que ocultar la verdad a menudo hace que ambas partes se sientan mal incluso cuando el dinero secreto es prácticamente inocuo, ¿por qué hacerlo si no tienes que hacerlo? Más bien, deshazte de la razón de que te sientas forzado a ofuscar o mentir de plano mediante establecer una zona pequeña de gasto libre de juicios. Por ejemplo, podrían concordar una cantidad fija que cada uno puede gastar cada mes, sin hacer preguntas, y poner el dinero en una cuenta de cheques aparte que cada uno mantenga para exactamente este propósito, sugiere Sarah Behr, una planificadora financiera de San Francisco.
“Un fondo de libertad ayuda a sentirte independiente”, dice Behr.
CUANDO LOS SECRETOS IMPORTAN MÁS
La pregunta destacada que hacerte a ti mismo: ¿por qué tienes un secreto? ¿Lo que estás ocultando está haciendo verdadero daño a tus finanzas?
La vergüenza por un mal manejo grave del dinero o por estar en problemas financieros es una de las razones por las que algunos cónyuges tienen secretos financieros, dice Brent Weiss, un planificador financiero certificado de Baltimore y cofundador del servicio de planificación financiera en línea Facet Wealth.
El experto recuerda a una pareja joven y recién casada que entró en su oficina con un gran problema: fue apenas después de la boda que uno de los cónyuges se enteró de que el otro debía alrededor de 100,000 dólares de un préstamo estudiantil y una deuda de tarjeta de crédito. “No trataban de ser maliciosos”, comenta Weiss. “Hay muchas inseguridades alrededor del dinero, y a la gente le avergüenza no entender de finanzas o tener control”.
Otra razón es el descuido o no tener una visión financiera compartida para tu relación. Las parejas que no tienen un plan financiero tienen más probabilidades de tener un secreto económico que aquellas con un presupuesto estructurado, arguye Weiss. Él añade que la solución es sencilla, pero rara vez fácil: empieza una conversación.
Armarse de valor para siquiera plantear el tema del dinero puede ser difícil —el tema a menudo es visto más como tabú que hablar de sexo—, así que empieza por reducir tu vergüenza respirando hondo y tranquilízate con el mantra de que no estás solo y tu situación probablemente sea normal.
Cuando hables con tu cónyuge, ya sea para revelar una “infidelidad” o simplemente sintonizarse en la misma frecuencia sobre sus estilos de gasto, recuerda que tu pareja tiene sus propias barreras e inseguridades, así que trata de entenderle si se pone a la defensiva.
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Empieza con lo pequeño, y no plantees el tema el Día de San Valentín o alguna otra festividad de ese tipo u ocasión especial. Más bien, establece una “cita monetaria” mensual en la que se revisen mutuamente y vean si están gastando dentro de sus posibilidades y ahorrando lo que deberían para su retiro y otras metas y responsabilidades, como cuidar de los hijos, padres o mascotas. No necesitan arreglar todo de una vez.
No solo llegarán a un acuerdo para el futuro, sino que establecerán naturalmente roles de administración del dinero que puedan darles más felicidad. La satisfacción con tu rol, dice Kristy Archuleta, profesora adjunta de la Universidad de Georgia, es más importante que el rol en sí siempre y cuando ambos participen del plan.
OBTÉN AYUDA SI LA NECESITAS
Sin embargo, a veces mentir sobre el dinero puede ser un síntoma de problemas más serios en una relación. Esto es especialmente cierto si un miembro usa el dinero como una manera de controlar y ejercer poder sobre el otro. El abuso financiero es muy diferente de la mentira blanca ocasional sobre cuánto costó algo, y se ha visto que ocurre en 99 por ciento de los casos de violencia doméstica. Si sientes que tu pareja está vigilando el dinero con el fin de controlarte, acércate a un amigo de confianza o una organización de violencia doméstica en busca de ayuda.
Pero ¿qué tal si esto es más un caso de tener un gasto secreto como resultado de sentirte ignorado o que tus necesidades no se satisfacen? ¿Haces muchas compras impulsivas o abres una tarjeta de crédito nueva como una manera de reclamar algo de autoridad en la relación o en otro aspecto de tu vida? Si es así, darte ayuda no es el trabajo de un planificador financiero. Tal vez sea mejor que te asista un consejero matrimonial.
Lo crucial en todos los casos es tener en mente que una mentira financiera no es necesariamente una sentencia de muerte para una relación. Por ejemplo, en el caso de los clientes de Weiss, aun cuando el cónyuge atrapado por sorpresa estaba estupefacto, la respuesta de dicho cónyuge fue compasiva, y con la ayuda de Weiss, la pareja fue capaz de alterar su plan financiero y solucionar el problema.
Una mentira, incluso una sobre un tema complejo como el dinero, debería ser el comienzo de una conversación, no el final.
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Taylor Tepper es columnista de Wirecutter Money y excolumnista de plantilla de la revista Money. Su trabajo se ha publicado adicionalmente en Fortune, NPR y Bloomberg.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek