Para entender la furia de las mujeres mexicanas hay que retroceder a marzo de 2019, cuando comenzaron las denuncias en redes contra escritores —y luego cineastas, músicos, periodistas y más— por acoso, violencia y agresiones sexuales.
El #MeTooEscritoresMexicanos comenzó un movimiento en que las mujeres se atrevieron a compartir sus historias de abuso y violencia.
Sin embargo, muchas personas descalificaron los testimonios por ser compartidos desde el anonimato.
Meses después, en agosto, colectivas feministas organizaron una marcha para exigir justicia por los casos de violación en los que policías de Ciudad de México fueron presuntos responsables.
Esta protesta fue emblemática, pues frente a las oficinas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, las manifestantes lanzaron diamantina rosa al secretario Jesús Orta, quien cesó el diálogo y dijo que no existían condiciones para hablar con ellas.
También fue emblemática por la respuesta de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum: “Esto no fue una protesta, fue una provocación”.
En la siguiente manifestación —conocida como #NoMeCuidanMeViolan—, la diamantina rosa se alzó como un icono feminista y el movimiento respondió a Sheinbaum: este tipo de declaraciones “alimentan el discurso de odio y el descrédito de las mujeres denunciantes”. Las manifestantes también hicieron pintas en el Ángel de la Independencia para exigir justicia y el alto a la violencia sexual.
Y esto no les gustó a muchos, entre ellos, a Beatriz Gutiérrez Müller, historiadora, escritora y esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador: “Puede ser el caso de más injusticia en la historia del mundo, pero ese edificio o esa puerta es patrimonio de todos, entonces es una agresión a todos, independientemente de la justicia o validez que tenga la protesta, en el momento que sea, en el siglo que sea”.
Ante este tipo de declaraciones, las chicas de la colectiva Restauradoras con Glitter dieron voz a miles de mujeres: “Los monumentos se pueden restaurar, pero no hay ningún patrimonio más importante que la vida o los derechos de las mujeres”.
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Otra ola de manifestaciones llegó en noviembre de 2019, cuando 11 escuelas y facultades de la UNAM se fueron a paro para protestar contra el acoso sexual que maestros y alumnos ejercen sobre las estudiantes.
El 7 de noviembre, alumnas de la facultad de Ciencias Políticas y Sociales marcharon hacia Filosofía, pero al pasar por el anexo de la Facultad de Ingeniería fueron agredidas con piedras, palos y pedazos de vidrio. ¿El resultado? 18 lesionadas.
Y fuera de México, el 20 de noviembre, surgió en Chile el himno que ahora es parte de las manifestaciones y protestas feministas en diversas partes del mundo.
“Un violador en tu camino”, creado por la colectiva LasTesis, develó una terrible verdad: la violencia de género está en todos lados. En América Latina, Europa, Asia… La violencia contra las mujeres no para. Por esta razón, el 25 de noviembre —Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer— también hubo protestas en México. El grito común: “Nosotras no olvidamos ni perdonamos los diez feminicidios diarios en el país. Ni las nueve desaparecidas diarias solo en CDMX. Porque ninguna más debió morir, ninguna más debe morir”.
Pero Abril Pérez fue asesinada ese mismo día. El principal sospechoso es su exesposo —a quien ya había denunciado— y hay fallas graves en la investigación.
Llegó 2020 y el feminicidio de Íngrid Escamilla sacudió al país entero. Ingrid fue asesinada por su pareja, de manera brutal, y la policía de Ciudad de México filtró las imágenes de su cadáver, las cuales fueron retomadas y difundidas por distintos medios de comunicación.
Cientos de mujeres salieron a las calles a exigir #JusticiaParaIngrid y pedir a los medios dejar de exhibir los cuerpos de las mujeres como si fueran cualquier cosa.
Luego, el feminicidio de Fátima de siete años. Su cuerpo fue encontrado en Tláhuac después de ser reportada como desaparecida. Las fallas y omisiones por parte de autoridades federales y capitalinas facilitaron su desaparición y complicaron su búsqueda.
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Y ante tantas protestas, ¿qué ha respondido el gobierno mexicano? Nada en concreto.
Estas son algunas frases que ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador en sus conferencias mañaneras:
—“Deseo con toda mi alma que se reduzca la violencia y que no se agreda a las mujeres. En eso estoy”.
—“Tengo la conciencia tranquila para garantizar la paz y la tranquilidad en el país”.
—“Le pido a las feministas que, con todo respeto, no nos pinten las puertas, las paredes”.
¿Cómo, entonces, no estar rabiosas?