Las drogas psicodélicas como el LSD y los hongos mágicos pueden mejorar el estado de ánimo de una persona, hacer que se sienta más conectada con los demás y provocarle experiencias de transformación, descubrieron científicos que entrevistaron a más de 1,000 asistentes a festivales musicales.
El equipo dedicó cuatro años a recopilar datos de 1,242 personas que asistieron a seis festivales diferentes de música y artes, los cuales tuvieron varios días de duración y se realizaron en Estados Unidos y el Reino Unido, para averiguar cuáles eran los efectos de esas drogas, declaró a Newsweek Molly Crockett, coautora del estudio y profesora adjunta de psicología de la Universidad de Yale.
Los investigadores colocaron una cabina en el festival denominado “Play Games for Science” (Jugar para la ciencia) para atraer a los asistentes. A quienes estuvieron de acuerdo en participar se les hicieron preguntas sobre sus hábitos de consumo de alcohol y drogas y se les preguntó si habían consumido drogas psicoactivas como el LSD y la psilocibina, que se encuentra generalmente en los llamados hongos mágicos, en las últimas 24 horas o en algún momento de la semana anterior.
A los voluntarios se les garantizó que no serían denunciados a la policía por hablar honestamente sobre su uso de drogas.
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A los participantes se les hicieron preguntas como si habían tenido alguna experiencia de transformación después de consumir drogas psicodélicas. Entre esas experiencias, se encontraba la de cambiar “tan profundamente” que se sintieron “radicalmente distintos” en sí mismos al concluir dicha experiencia. Los participantes también se sometieron a pruebas para medir qué tan conectados se sentían con los demás y si las drogas habían tenido un efecto positivo en su estado de ánimo. Sus hallazgos han sido publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
El consumo de sustancias psicodélicas se relacionó con el hecho de experimentar un estado de ánimo positivo vinculado con experiencias de transformación y con sentirse conectado con los demás. “Estos efectos fueron particularmente pronunciados en las personas que habían consumido sustancias psicodélicas en las últimas 24 horas (en comparación con quienes lo habían hecho la semana anterior)”, escribieron los autores.
En estudios anteriores, los investigadores habían observado cómo reaccionan las personas a las drogas psicodélicas en un entorno controlado de laboratorio, obteniendo resultados similares, afirmó Crockett. Sin embargo, los estudios de laboratorio son limitados debido a que en ellos participan cantidades menores de personas, y los participantes saben que forman parte de un estudio, lo cual podría influir en su experiencia y en la manera en que informa sobre ella, explicó.
“Al entrevistar a un número muy grande de personas sobre su uso reciente de drogas psicodélicas en un entorno naturalista, fuimos capaces de corroborar hallazgos anteriores, derivados de estudios de laboratorio, lo cual indica que estos hallazgos son congruentes en distintos entornos”, señaló.
Crockett añadió que el estudio fue limitado debido a que los investigadores dependían de que los participantes informaran adecuadamente sobre las sustancias que habían consumido recientemente, por lo que no fue posible verificar exactamente lo que consumieron, a diferencia de los estudios de laboratorio, en los que se tiene un estricto control sobre la administración de sustancias. Sin embargo, debido a que sus resultados fueron congruentes con los de estudios anteriores sobre las drogas psicodélicas, el equipo piensa que las respuestas de los participantes fueron válidas.
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El estudio no estaba diseñado para medir los efectos negativos que se han relacionado con el uso de drogas recreativas, dijo Crocket. “Es necesario realizar más investigaciones para comprender cómo minimizar los riesgos relacionados con la sustancias psicodélicas”, señaló.
Crockett recordó que la parte más desafiante de la investigación consistió en establecer laboratorios temporales en los sitios de investigación, muchos de los cuales se encontraban en lugares lejanos.
“En uno de los festivales, descubrimos un error en nuestros paquetes impresos de estudio la noche anterior a la recopilación de datos. No teníamos tiempo para volver a imprimirlos, por lo que corregimos el error a mano en cientos de paquetes, iluminados con una linterna, y con música house a todo volumen como telón de fondo”, dijo.
Crockett hizo énfasis en que el estudio “no constituye ninguna recomendación para ninguna persona. Ciertamente, no aprobamos el uso de drogas recreativas”.
Continuó diciendo: “Nuestro estudio se suma a una creciente base de pruebas de que el consumo de drogas psicodélicas puede producir experiencias de transformación, en parte al modificar la manera en que las personas se experimentan a ellas mismas en relación con otras personas.
“Es necesario realizar más investigaciones para comprender mejor la naturaleza de las experiencias de transformación provocadas por las drogas psicodélicas, la manera en que modifican los conceptos de uno mismo y de los demás, y la forma en que optimizan su impacto sobre el bienestar, al tiempo que se minimizan los riesgos”.
El estudio se realizó en medio de lo que se conoce como el renacimiento de la psicodelia, mientras investigadores de todo el mundo investigan los posibles beneficios del uso de drogas psicodélicas en entornos médicos controlados para tratar enfermedades mentales como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático. Las drogas bajo estudio incluyen al LSD y los hongos mágicos, así como la MDMA, la ayahuasca y el peyote.
Los científicos también estudian el uso de la ketamina, que es una droga anestésica y no un alucinógeno. Los expertos hacen énfasis en que las drogas no se deben utilizar fuera de entornos clínicos o sin la supervisión de un profesional médico.
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Robin Carhart-Harris, director del Centro de Investigación Psicodélica del Imperial College de Londres, Reino Unido, que no trabajo en el estudio, declaró a Newsweek que no le sorprenden los resultados, ya que reflejan los hallazgos de otros estudios existentes, sin embargo, dijo que le impresionaba la cantidad de datos recopilados por los investigadores.
“Dichos datos tienen implicaciones para los esfuerzos encaminados a abrir la aplicación terapéutica de las drogas psicodélica as para beneficiar a la salud mental”, dijo. “Dado que la amplia muestra estudiada no se restringió a personas mentalmente enfermas, los resultados tienen implicaciones para extender el uso de la terapia psicodélica también a las personas sanas, por ejemplo, para mejorar su bienestar psicológico”.
Carhart-Harris señaló que los investigadores deberían considerar a este estudio como una prueba más para revisar cualesquier ideas preconcebidas sobre las drogas psicodélicas, según las cuales se trata de drogas particularmente peligrosas o dañinas: “Sin embargo, y esta es una salvedad importante, más allá del simple hecho de que las drogas psicodélicas muy probablemente se consumieron en un festival, el presente estudio no ha aislado la función de factores contextuales específicos, como la confianza interpersonal en el momento del consumo, las expectativas o las intenciones del uso, las que sabemos que son muy importantes para pronosticar la forma en que las personas reaccionan ante las drogas psicodélicas”.
Carhart-Harris enfatizó: “Sería erróneo suponer, a partir de estos hallazgos, que si una persona consume una droga psicodélica en un festival, la pasara muy bien y, además, mejorará su bienestar psicológico”.
Se requieren más investigaciones para pronosticar la manera en que las personas podrían reaccionar ante las droga psicodélicas en un contexto distinto para mitigar los riesgos y hacer que los posibles beneficios resulten más fidedignos.