Los vendedores de barras de Madura prometen que sus productos, con forma de habano y que pueden introducirse en la vagina, harán de todo para revitalizar los genitales femeninos hasta casi restaurar la virginidad. Pero los expertos han advertido a Newsweek que los dispositivos potencialmente peligrosos son poco más que “cigarrillos para la vagina”, y una fraude enraizado en estereotipos de género dañinos sobre el sexo y placer.
Tras ser introducidos en la vagina, los objetos, cuyo nombre es el de una isla Indonesia, liberan un cóctel a menudo desconocido de ingredientes. No hay evidencia de que los utensilios —conectados a la idea de que las mujeres deben satisfacer a los hombres sin siquiera pensar en su propia seguridad o preferencias sexuales— tengan algún beneficio.
Sin embargo, Sarifah Nurhayati, de 27 años, quien vive en la ciudad indonesia de Depok, área metropolitana de Yakarta, está entre quienes les tienen fe. Ella dijo al South China Morning Post que tiene cinco meses de embarazo, y planea usarlas después de dar a luz para que su vagina “recupere su buena forma y mantener contento a mi marido”. Su marido vende las barras en su tienda en Depok.
Nurhayati dice que ha usado las barras por años, y afirma que introducirlas en su cuerpo por dos o tres minutos hace que vagina sea “más seca, más apretada y mas fuerte”. Una barra se puede usar hasta 20 veces, comenta ella.
“Cuando se usan con regularidad, te hará sentir como una virgen de nuevo”, afirmó ella. Sin embargo, no hay evidencia de que tener sexo afloje permanentemente la vagina, o que sea posible decir si una mujer ha tenido sexo. El empaque casi no trae información de qué contienen las barras, pero Sarifah cree que “todo es natural”.
Su marido, Reno Waldi, dijo que vende hasta ocho barras al día. Los productos cuestan entre 3 y 30 dólares, siendo los productos más costosos los de mejor calidad, pues los más baratos se pueden romper. “No quieres que eso pase cuando las usas”, dijo él.
Linda McGowan, profesora de la Universidad de Leeds e investigadora de la organización de beneficencia Bienestar de las Mujeres, llevó a cabo un sondeo anecdótico entre sus estudiantes indonesias sobre el tema para Newsweek.
Una estudiante anónima dijo tener conocimiento de por lo menos dos mujeres que usan las barras, incluidos miembros de la diáspora indonesia en los Países Bajos. Las mujeres habían oído buenos testimonios sobre ellas, dijo la estudiante. Algunas de las mujeres también compraron hierbas llamadas “ratus” para echarle vapor a la vagina, una práctica peligrosa que puede causar quemaduras graves.
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“Hablar de sexo en Indonesia todavía es un gran tabú”, comentó McGowan. “Las mujeres tal ve discutan estas cuestiones con sus amigas más íntimas, pero no con sus hermanas dentro de la red familiar”.
McGowan estaba entre los expertos que instaron a las mujeres a no usar las barras, las cuales son sintomáticas de las actitudes dañinas hacia los cuerpos femeninos que se ven en todas partes del mundo.
En 2012, la Organización Mundial de la Salud publicó un estudio sobre las prácticas vaginales en Indonesia, así como en Tailandia, Mozambique y Sudáfrica. El organismo concluyó que las prácticas, que incluían insertar polvos, cremas, hierbas, tabletas y barras en el área en un intento de estrecharla, podrían hacer a una mujer más susceptible a infecciones, incluidas infecciones de transmisión sexual como el VIH.
La doctora Jen Gunter, una ginecóloga, obstetra y autora del libro de grandes ventas The Vagina Bible, dijo a Newsweek: “Muchas mujeres en muchos países se secan sus vaginas con la idea de que demasiada secreción es mala. Oigo esto quizás una vez al mes. No es una práctica tan extrema [como usar las barras de Madura], pero es parte del espectro”.
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Los productos como las barras de Madura contienen astringentes —que reducen tejidos—, desecantes —que provocan sequedad— y otras sustancias que son “físicamente dañinas para la vagina”, dijo ella. Dañan la piel vaginal y la capa de mucosa, y trastornan las bacterias “buenas” que el cuerpo necesita. Los químicos en las barras de Madura posiblemente hagan doloroso el tener sexo, comentó ella. Desdeñando el mito de que es normal que las mujeres experimenten incomodidad durante el sexo, Gunter dijo que esto sucede solo si hay un problema con la técnica, han sufrido violencia sexual o tienen un problema médico.
La doctora Amanda Selk, una ginecóloga y profesora adjunta de la Universidad de Toronto, Canadá, dijo a Newsweek que las barras de Madura “son publicitadas para promover un mito sobre la vagina ‘virgen’ cuando no hay diferencia en la sensación para uno u otro sexo entre una vagina virgen y una que no lo es”.
“La vagina no se mantiene estirada después del sexo, y no puedes decir a partir del tono muscular si alguien ha tenido o no sexo”, comentó ella, añadiendo: “Al parir puede haber algo de debilitamiento en el suelo pélvico que puede fortalecerse con ejercicios para el suelo pélvico”.
Las barras de Madura “son publicitadas para arreglar un problema que no existe”, continuó Selk. “El sexo debería ser placentero para ambas personas o hay un problema. Personas diferentes hallan placenteros aspectos diferentes del sexo. La buena comunicación entre la pareja es la clave del buen sexo, no gastar dinero en productos innecesarios”.
Gunter advirtió que las mujeres no deberían comprar productos que afirmen estrechar la vagina, declarando que estos son “médicamente dañinos y obedecen a tropos patriarcales”.
De hecho, las mujeres saludables nunca deberían usar producto alguno que prometa limpiar, refrescar o mejorar la vagina de manera alguna, dijo ella. El órgano, que es un tubo de músculos, puede mantenerse saludable por sí mismo, en parte gracias a las secreciones. Gunter lo comparó con un horno que se limpie solo. Todo lo que necesita hacer una mujer es lavar gentilmente el área circundante, llamada vulva, así como el área perineal entre la vagina y el ano con jabones no perfumados todos los días, y más de una vez al día durante su periodo de ser necesario.
Dependiendo de su situación, lo único que una mujer necesita comprar para introducirlo en su vagina es condones, si tiene pareja masculina; tampones o una copa menstrual; pesarios, y juguetes sexuales hechos de sustancias que puedan limpiarse, dijo Gunter. A una mujer también podría gustarle usar un lubricante con base de agua o silicona, el cual estará diseñado para alinearse con la osmolaridad y pH vaginales, así como productos diseñados para proveer humedad para las mujeres perimenopáusicas o menopáusicas.
“Aun cuando no se han estudiado bien, algunos aceites comestibles (coco y oliva) parecen ser seguros (anecdóticamente) para usarse como lubricantes. Aunque no con condones de látex”, dijo Gunter.
A pesar de los riesgos potenciales, bastan unos cuantos toques y clics en Google Shopping y Facebook para obtener publicidad de las barras. Gunter llamó a dichos sitios web para intentar retirar las ligas a dichos productos desde sus plataformas.
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Una publicación de Facebook describió las barras de Madura como algo “indispensable para toda mujer”, y afirmaba que “estrechan los músculos flácidos de la cosita”. Los resultados en Google Shopping para barras de Madura incluyen ofertas de eBay, las cuales afirman que hacen a la vagina “estrecha” y “limpia”, y convierten a la mujer en una “virgen instantánea”.
Newsweek contactó a Facebook y Google para que comentasen. Un portavoz de eBay dijo a Newsweek: “Estos artículos están prohibidos en la plataforma de eBay y han sido eliminados”.
“Obviamente, como médico, veo mucho daño en estas cosas”, dijo Gunter. “Cuando busco cigarrillos en Google, no obtengo la misma cantidad de publicidad que cuando busco estos tipos de productos vaginales. Ya que son esencialmente cigarrillos para a vagina, si hay restricciones publicitarias para los cigarrillos, en mi opinión deberían aplicarlas aquí también”.
McGowan comentó: “En las economías en desarrollo, como Indonesia, el mercado para productos a través de Amazon, Google, etc., es enorme”, dijo ella. “Estos sitios sí venden gran cantidad de productos de ‘salud y estilo de vida’ que los investigadores dirían que no están basados en evidencia”.
Selk concedió que es imposible prohibir “cosas que son malas para ti”. Más bien, argumentó ella: “Pienso que necesitamos más artículos y apoyo mediático para que las mujeres estén orgullosas de sus cuerpos, aprendan a amarse a sí mismas y no caigan en la trampa de comprar o usar cosas que no sean útiles o potencialmente dañinas”.
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek