Los presidentes turco, Recep Tayyip Erdogan, y ruso, Vladimir Putin, reclamaron este miércoles un alto el fuego en Libia, donde tienen intereses encontrados, y exhortaron a Estados Unidos y a Irán a guardar la “moderación” para rebajar las tensiones en Oriente Medio.
Tras reunirse en Estambul con motivo de la inauguración de un gasoducto (una nueva muestra del acercamiento protagonizado por sus países), Erdogan y Putin lanzaron un “un llamamiento de cese el fuego a partir del 12 de enero a medianoche” en Libia.
La pasada semana, Turquía envió a sus primeras tropas para apoyar al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) de Libia, respaldado por la ONU, que está siendo asediado por el mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte del este del país.
En una declaración conjunta, Erdogan y Putin expresaron su apoyo a una conferencia internacional prevista en enero Berlín, en la que se tratará de volver al proceso político auspiciado por Naciones Unidas que sirva para encontrar una salida al conflicto libio.
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Y, pese a que sus diferentes posturas sobre Libia y Siria amenazaban con eclipsar la inauguración del gasoducto Turkish Stream, también llamado TurkStream, ambos presidentes destacaron el espectacular acercamiento de sus países tras la crisis diplomática que atravesaron en 2015.
En una fastuosa ceremonia celebrada en Estambul, Erdogan calificó la puesta en marcha del gasoducto como un “acontecimiento histórico para las relaciones turco-rusas y el mapa energético regional”.
Putin recalcó que la “asociación entre Rusia y Turquía se refuerza en todos los ámbitos, a pesar de los esfuerzos de quienes se oponen”.
Llamado a la moderación
El otro tema espinoso abordado por los dirigentes fue el conflicto en Siria, cuyo gobierno, apoyado por Rusia, aumentó los bombardeos contra los últimos feudos rebeldes en la provincia de Idlib en las últimas semanas, provocando la huida de miles de personas hacia zonas cercanas a la frontera turca.
En su declaración, ambos mandatarios hicieron una breve alusión a Siria, aunque no pidieron una nueva tregua, como quería Ankara.
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En cambio, sí que trataron sobre la escalada de tensiones entre Teherán y Washington tras el asesinato del poderoso general iraní Qasem Soleimani, artífice de la estrategia iraní en Oriente Medio, abatido por un dron estadounidense en Bagdad.
“Afirmamos nuestro compromiso en rebajar las tensiones en la región e instamos a todas las partes a actuar con moderación y con sentido común y a dar prioridad a la diplomacia”, declararon los dos presidentes en un comunicado conjunto.
La operación que mató a Soleimani “es un acto que socava la seguridad y la estabilidad de la región”, subrayaron.
Intereses comunes
La declaración conjunta de Erdogan y Putin ilustra su voluntad de dejar de lado sus diferencias para centrarse en sus intereses comunes.
En un contexto de tensiones crecientes con Occidente, la mejora de las relaciones entre Moscú y Ankara se vio alentada por varios acuerdos importantes en materia de energía y de defensa.
Rusia está construyendo la primera central nuclear de Turquía y, el pasado año, entregó el sistema de defensa S-400, lo que provocó un enorme disgusto en la OTAN, a la que pertenece Turquía.
Con este nuevo gasoducto, que empezó a construirse en 2017, Turquía se garantiza el suministro energético de sus grandes ciudades del oeste y se impone, un poco más, como un punto de convergencia energética de importancia.
Gasoducto
El gasoducto TurkStream está formado por dos conductos paralelos de unos 930 km de largo que conectan Anapa, en Rusia, con Kiyikoy, en el noroeste de Turquía.
TurkStream empezó a abastecer a Bulgaria, país fronterizo con Turquía, la semana pasada, y está siendo ampliado en dirección a Serbia y Hungría.