Aun cuando ciertas emociones humanas —como la ira y el miedo— son universales, los significados de las palabras usadas para expresarlas varían significativamente de cultura a cultura, según unos investigadores.
Para explorar si el concepto de una palabra como “amor” es el mismo en diferentes lenguas, por ejemplo turco e inglés, un equipo internacional de investigadores examinó una muestra de 2,474 idiomas.
Buscaron ejemplos de lo que se conoce como colexificación, en la que una palabra tiene más de un significado en un idioma. Por ejemplo, en francés la palabra femme puede significar tanto mujer como esposa.
Como los colores primarios, se cree que los humanos comparten ciertas emociones básicas debido a nuestros procesos biológicos, explicaron los autores en la revista Science.
Más recientemente, los autores han argumentado que los conceptos —como la ira— no provienen de nuestras estructuras cerebrales compartidas, sino de inferencias aprendidas socialmente sobre la supervivencia.
Ellos plantearon la hipótesis de que los idiomas de regiones cercanas entre sí pueden compartir más semánticamente que aquellos más alejados. El análisis indicó que las emociones varían más del triple que el color en sus significados en los diferentes grupos lingüísticos.
Esto es “una cantidad enorme de variabilidad”, dijo a Newsweek Joshua Conrad, coautor del estudio y estudiante de doctorado en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.
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Por ejemplo, en las lenguas indoeuropeas, la “ansiedad” se vinculaba más de cerca con la “ira” que la “aflicción” y el “arrepentimiento” en las lenguas austroasiáticos.
La “ira” se asociaba con la “envidia” en las lenguas naj-daguestaníes, pero se vinculaba con los términos “odio”, “malo” y “orgulloso” en las lenguas austronesios.
“También fue sorprendente descubrir que, a pesar de esta variabilidad, había algunos aspectos de la emoción, por ejemplo el agrado, que sí parecían universales”, dijo Conrad.
Él argumentó: “Este estudio nos da un entendimiento más claro de la emoción humana. Sugiere que los sentimientos de agrado y excitación fisiológica podrían ser universales.
“Pero también sugiere que las emociones son muy sensibles a la cultura, y que el significado de ciertas emociones podrían transmitirse entre culturas a través de formas de contacto como la migración, la conquista o el comercio”.
“Los psicólogos desde hace mucho han estudiado cómo los humanos entienden sus mundos, y nuestro enfoque provee las herramientas para hacer estos análisis en una escala sin precedentes”, comentó él.
“Para un análisis en verdad global de la emoción, necesitamos recabar información lingüística de miles de lenguas”, dijo Conrad, detallando cómo el equipo llevó a cabo el estudio.
“Y para entender apropiadamente nuestra información, necesitamos usar las técnicas de análisis de redes más vanguardistas. Resolvimos este problema mediante juntar un equipo internacional de lingüistas, antropólogos, psicólogos, científicos computacionales y estadísticos, cada uno con experiencia en un área diferente del estudio”.
Conrad sugirió que su método de analizar el lenguaje podría usarse después para echar luz sobre cómo la gente de culturas diferentes entiende muchos conceptos, no solo las emociones.
La coautora Kristen A. Lindquist, profesora adjunta del departamento de psicología y neurociencia de la Universidad de Carolina del Norte, dijo a Newsweek: “Las preguntas sobre la universalidad contra la relatividad cultural de las emociones son tan viejas como el estudio científico de la evolución, la psicología y la neurociencia. Nuestra capacidad de aplicar este método nuevo usando los macrodatos de la lingüística computacional hace que nuestros hallazgos sean especialmente novedosos”.
La profesora Asifa Majid, de la Universidad de York y quien no trabajó en el artículo, escribió en un texto de perspectiva en Science: “Mientras que estudios previos se han enfocado en la comparación estrecha de una o dos culturas y una selección limitada de emociones, la escala sin precedentes [del estudio] revela una variación considerable entre culturas”.
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek