Desde el 15 de noviembre, 38 familias de migrantes desaparecidos se encuentran recorriendo el territorio nacional en busca de pistas e información que permita dar con el paradero de sus seres queridos.
Más de 3 mil 200 kilómetros y 43 horas de recorrido en autobús han resultado una insignificancia para familiares que desde hace años viven con la ilusión y esperanza de volver a ver a sus padres, hijos o hermanos, o por lo menos, saber qué ha sido de ellos en estos años, mientras buscaban el tan anhelado “sueño americano”.
Anita Zelaya, madre originaria de El Salvador, desde hace 17 años busca insistentemente a su hijo, Rafael Alberto Rolín Zelaya, quien salió de su país huyendo de la pobreza y la violencia, como lo hacen miles de salvadoreños año con año, con rumbo hacia los Estados Unidos.
“Yo despedí a mi hijo con un abrazo, con un fuerte abrazo, con una bendición, lo despedí con vida y una mochila con dos o tres miradas que traía, con muchas ilusiones, él se vino huyendo; ahora yo le digo a mi hijo que aquí estoy buscándole y espero que vuelvas pronto a la casa, porque yo te espero con un abrazo así como yo te despedí, y te espero con vida”.
Sin embargo, en su trayecto desapareció, sin dejar rastros ni huellas que sus familiares pudieran seguir para volver a localizarle.
Para Anita, la desaparición de migrantes está estrechamente relacionada con los grupos delictivos del crimen organizado, quiénes se aprovechan de la vulnerabilidad de los migrantes para tomarlos como rehenes de varios delitos como extorsiones, tráfico de órganos o la venta de drogas.
“Tristemente, cuando nuestros familiares cruzan por este país se convierten en mercancía, se convierten en cabezas de ganado, se convierten en víctimas de toda clase de atrocidades, pero eso nos impulsa a seguir luchando y a pedirle al crimen organizado que ya basta de este exterminio de migrantes, ya no queremos que sea un holocausto migrante”, exclamó con lágrimas en los ojos.
Quiénes se niegan a acceder a las peticiones de los delincuentes, son ultimados, sin que las autoridades mexicanas hagan algo al respecto para terminar con las masacres de migrantes, agrega.
“Es muy duro lo que vivimos, la verdad que estar con fronteras que nos dividen, y que es más difícil para nosotros la búsqueda, es más duro para nosotros estar en un país y pensar que pudo haber desaparecido mi hijo en un país que no era su tierra, y que no sabemos si está vivo o está muerto”.
Martha Sánchez Soler, presidenta del Movimiento Migrante Mesoamericano, señala que según datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), anualmente ocurren en México hasta 40 mil secuestros de migrantes, muchos de los cuáles terminan en la desaparición de personas, ya sea como homicidios o empleando a las víctimas en labores del crimen organizado.
“¿Qué hacen con los migrantes que desaparecen?, no a todos los asesinan, afortunadamente, la mayoría los quieren como fuerza de trabajo”.
Comentó que en el caso de los niños y adolescentes, se ha detectado que son reclutados por los grupos delictivos desde los 14 años para ser sicarios o para emplearlos en cultivos de marihuana o amapola. En otros casos, son obligados a trabajar en el sexoservicio o prestando servicios en casas de seguridad en donde se realizan secuestros.
“Los más jóvenes son utilizados como ‘halcones’, son narcomenudistas, son gente que se desenvuelve por la comunidad y les da pistas de lo que está pasando en cada colonia para que el narco pueda operar, y los van elevando de rango hasta que los llevan a ser sicarios”, subrayó.
Se han localizado a cinco migrantes desaparecidos con vida
El Movimiento Migrante Mesoamericano tiene un registro de 345 personas desaparecidas originarias de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, aunque las cifras podrían ser mayores por los casos que no son denunciados.
Desde hace 15 años, la organización ha realizado una caravana por el territorio mexicano, en donde los familiares realizan una búsqueda de sus seres queridos, visibilizando la crisis migrante que se vive en la región.
En ese lapso, se ha reencontrado a 300 personas vivas, destacando el caso de una familia que localizó en fechas recientes a un ser querido desaparecido, después de 31 años de no saber nada de él.
Sin embargo, también está la otra cara de la moneda, ya que se ha localizado el cuerpo sin vida de 49 migrantes fallecidos, que en su mayoría fueron asesinados o murieron de forma trágica al caer en las vías del tren o por ahogamiento en el río Bravo.
Desde el 15 de noviembre, la caravana de familiares de migrantes desaparecidos ha cruzado por los estados de Chiapas, Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Nuevo León y Coahuila, en donde se ha logrado ubicar con vida a cinco migrantes desaparecidos.
Después de Aguascalientes, la caravana continuará por las ciudades de León, Guanajuato, y Morelia, Michoacán, para luego llegar a la Ciudad de México.