Al menos 19 personas murieron en Irak en tres días de protestas para reclamar la dimisión de los políticos “corruptos” y más empleos para los jóvenes, que se extendieron a gran parte del sur del país, pese a un toque de queda.
La movilización, que no perdía fuelle en Bagdad este jueves, pese a que las fuerzas de seguridad dispararan balas reales, constituye una verdadera prueba para el Gobierno de Adel Abdel Mahdi, que a finales de mes cumplirá un año en el cargo.
El descontento social generado por la corrupción, el paro y unos servicios públicos insuficientes ha dado lugar a un movimiento espontáneo, no encabezado por ningún partido ni ningún líder político o religioso, algo inédito en Irak.
Pero el miércoles por la noche, el líder chiita Moqtada Sadr decidió implicarse e instó a sus simpatizantes, que ya paralizaron el país en 2016 con unas manifestaciones en la capital, a organizar “sentadas pacíficas”.
Si fuera escuchado, el llamado podría hacer que se disparara el número de manifestantes quienes, en los últimos dos días, empezaron a reunirse por miles cada tarde y hasta el amanecer.
Tiros en Tahrir
En la provincia de Zi Qar, en el sur, que tiene capital en Nasiriya, once personas fueron abatidas desde el martes -diez manifestantes y un policía-, informaron responsables.
Otros cuatro manifestantes perdieron la vida en Amara, capital de Misan (sur); dos más en Bagdad y otros dos en Kut, en el este del país, según la misma fuente. Además, cerca de 800 personas -entre manifestantes y fuerzas de seguridad- resultaron heridas en todo el país.
Hasta la fecha, las autoridades han denunciado la presencia de “saboteadores” entre los manifestantes y decretaron un toque de queda en Bagdad y en varias ciudades del sur.
Por otro lado, se cortó la conexión a internet este jueves en gran parte de Irak, unas “restricciones intencionadas” ordenadas por los proveedores, según un sitio especializado, mientras que las manifestaciones se habían convocado en la red.
Lee: 31 muertos por una estampida durante una celebración en Irak
Este jueves, en la emblemática plaza Tahrir de Bagdad, los policías antidisturbios cargaron de nuevo contra los manifestantes con balas reales para tratar de dispersar a las decenas de personas que se habían concentrado allí quemando neumáticos, informó un fotógrafo de la AFP.
Un manifestante afirmó a la AFP que había dormido en la plaza Tahrir “para que los policías no la retomen”, antes de ser repelido por los agentes hacia calles aledañas.
Manifestantes y policías se enfrentaron sobre todo en las inmediaciones de la plaza Tahrir, punto de encuentro tradicional de los manifestantes, separada de la ultrasensible Zona Verde (donde se encuentra el Parlamento y la sede del Gobierno) por el puente Al Jumhuriya, custodiado por las fuerzas de seguridad.
Para evitar la llegada de los manifestantes a esa zona, las autoridades cerraron el sector, que en junio había sido reabierto a los ciudadanos tras 15 años.
El Ayuntamiento de la capital ordenó que los funcionarios no vayan a trabajar este jueves, lo que podría facilitar el trabajo de las fuerzas de seguridad a la hora de controlar a los manifestantes, en una ciudad de 9 millones de habitantes.
Como en la capital, los manifestantes bloquearon numerosas carreteras e incendiaron neumáticos frente a edificios oficiales de las provincias sureñas de Nayaf, Misan, Zi Qar, Wassit y Babilonia, y también en la ciudad de Basora, la gran ciudad del sur del país.
Rebajar escalada de violencia
“Hay que rebajar la escalada” de violencia, defendió la representante de la ONU en Irak, Jeanine Hennis-Plasschaert
Sin embargo, los manifestantes no bajan la guardia, reclamando mejores servicios públicos en un país azotado por décadas de escasez de agua y de electricidad, más empleos para los jóvenes -pues uno de cada cuatro está en el paro- y el fin de la corrupción, que dilapidó 410.000 millones de euros en los últimos 16 años (cuatro veces el presupuesto del Estado).
Te puede interesar: Jimmy pasó toda su vida en EU, fue deportado a Irak y dos meses después murió
Irak, que vivió años de guerra a partir de 2003 y luego debió enfrentarse a sangrientos grupos insurgentes islamistas, se encuentra devastado por la corrupción y los enfrentamientos, y sufre una escasez crónica de electricidad y agua potable desde hace años.
Según Transparencia Internacional, Irak es el 12º país más corrupto del mundo.