La alimentación vegana suele ser elogiada como la forma de alimentación más amigable con el ambiente, pero los científicos han destacado que la reducción del consumo de productos de origen animal también es útil para proteger al planeta contra el cambio climático.
Un cambio mundial hacia una alimentación basada en alimentos de origen vegetal es “indispensable para alcanzar los objetivos de mitigación del cambio climático”, escribió un grupo de científicos en la revista Global Environmental Change. Sin embargo, la forma en que esto se logre depende de cada país.
El equipo, de la Universidad Johns Hopkins en Maryland, analizó las huellas de carbono y consumo de agua de nueve tipos de alimentación ricos en alimentos de origen vegetal de 140 países, y los comparó con la alimentación común. Se estudió un total de 74 productos alimenticios.
Las especies animales conocidas como rumiantes, como las reses, las ovejas y las cabras, tienen “por mucho” la mayor huella de gases de efecto invernadero, dado que 6.54 kg (14.4 libras) de carne de bovino producen alrededor de 316 veces más gases de efecto invernadero que las legumbres. En promedio, los alimentos de origen vegetal producen menos gases de efecto invernadero.
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En 97 por ciento de los países, la alimentación vegana tuvo la menor huella de gases de efecto invernadero per cápita. Y si todos los países adoptaran este régimen alimenticio, compuesto enteramente por alimentos de origen vegetal, la cantidad de gases de efecto invernadero liberados debido a la producción de alimentos se reduciría 70 por ciento por persona, afirmó el equipo.
Debido a que la producción de lácteos produce un nivel relativamente alto de gases de efecto invernadero, los regímenes alimenticios en los que se consume un producto animal en una comida por día fueron más sostenibles que un régimen ovo-lacto-vegetariano, que evita el consumo de pescado y carnes, pero incluye productos lácteos.
En 64 por ciento de los países estudiados, los regímenes alimenticios que excluían los productos lácteos tuvieron una huella de gases de efecto invernadero menor que los regímenes vegetarianos que incluyen huevos y productos lácteos.
En la mayoría de los países, el régimen vegano de dos tercios, en el que dos de tres comidas por día se componen enteramente de alimentos de origen vegetal, produjo menos gases de efecto invernadero que una alimentación vegetariana que incluya lácteos y huevos.
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Por su parte, los regímenes con un alto consumo de alimentos de origen vegetal, pero que también incluyen animales que se encuentran al final de la cadena alimenticia, como los peces de forraje, los moluscos y los insectos, también tuvieron huellas relativamente pequeñas de consumo de agua y gases de efecto invernadero en comparación con la alimentación vegana.
“Estos hallazgos indican que las poblaciones pueden hacer mucho más para disminuir su impacto climático si consumen principalmente productos de origen vegetal con una pequeña cantidad de carne de bajo impacto que si eliminan totalmente la carne y reemplazan con lácteos una importante proporción de las proteínas y calorías de la carne”, escribieron los autores.
Keeve Nachman, profesor adjunto del Departamento de Salud Ambiental e Ingeniería de la Universidad Johns Hopkins y coautor del estudio, dijo a Newsweek que uno de los hallazgos más “sorprendentes” fue que las personas que viven en países de ingresos bajos y medios necesitarán comer más productos de origen animal para disminuir el hambre y los problemas de desarrollo. Como resultado, los habitantes de países de altos ingresos tendrán que hacer “cambios ambiciosos” a su alimentación para disminuir su impacto ambiental.
Nachman reconoció que el equipo no tomó en cuenta el procesamiento, el transporte, la venta al por menor y la preparación de los distintos regímenes alimenticios, pero dijo que “se piensa que la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero ocurren en las etapas de cría y de producción, por lo que ello no constituiría una gran diferencia”.
Al preguntársele qué es lo que debería consumir un estadounidense promedio si quisiera ayudar a combatir el cambio climático, dijo que en el artículo se muestra que las personas podrían hacer una “importante diferencia” en su huella de gases de efecto invernadero y de consumo de agua potable si redujeran la cantidad de productos de origen animal que consumen.
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Esto podría incluir no consumir carne durante un día a la semana, lo que reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero de una persona promedio aproximadamente 156 libras al año. Nacham señaló que esto equivale a reducir 280 km en el kilometraje anual de un vehículo de pasajeros promedio en Estados Unidos.
“Si toda la población de Estados Unidos dejara de comer carne un día a la semana, esto podría ahorrar más de 1 billón de litros de agua al año, equivalente a 43 por ciento del agua que se utiliza para regar los campos de golf de todo Estados Unidos cada año”, dijo.
Este es el más reciente estudio en el que se señala que un régimen alimenticio compuesto mayoritariamente por productos de origen vegetal es el más amigable con el ambiente. Sin embargo, también se piensa que este estilo de vida proporciona beneficios a la salud.
En un estudio publicado el año pasado en la revista Science se reflejan estos hallazgos y se concluye que la reducción a la mitad en el consumo de productos de origen animal, además de dejar de comprar a productores de alto impacto, lograría una disminución de emisiones equivalente a 73 por ciento de un régimen alimenticio compuesto totalmente de productos de origen vegetal.
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Una disminución de una quinta parte del consumo de aceites, azúcar refinada, estimulantes y alcohol reduciría 43 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por estos productos.
“Como personas, cada uno de nosotros puede tener un impacto hoy, y no dentro de 20, 50 o 100 años en el futuro, cuando ya podría ser demasiado tarde”, declaró en ese momento a Newsweek Joseph Poore, de la Universidad de Oxford y coautor del estudio publicado en Science.
Mientras tanto, en un estudio publicado la semana pasada, se relacionó el consumo de un régimen vegetariano, vegano o semivegetariano, que incluya el consumo de pescado, con un menor riesgo de enfermedad coronaria. Sin embargo, se descubrió que los vegetarianos y los veganos tenían mayores probabilidades de presentar accidentes cerebrovasculares que los consumidores de carne.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek