En las horas posteriores a que el asteroide que mató a los dinosaurios golpeó la tierra hace 66 millones de años, el planeta fue transformado, devastado por incendios y un tsunami enorme, antes hundirse en oscuridad en un evento que mató a 75 por ciento de la vida.
Al estudiar un testigo de perforación del anillo superior del cráter Chicxulub de 150 kilómetros de ancho —la zona de impacto—, un equipo de científicos ha sido capaz de reconstruir las consecuencias inmediatas del impacto. El artículo, titulado “El primer día del Cenozoico” y publicado en PNAS, muestra cómo el impacto del asteroide depositó alrededor de 40 a 50 metros de roca a los pocos minutos de golpear el lecho marino.
La tierra circundante fue vaporizada por la energía térmica y el agua del mar fue lanzada en la forma de un tsunami enorme. La investigación previa indica que este muro de agua pudo haber alcanzado 1.6 kilómetros de alto. Sean Gulick, autor principal del artículo más reciente, dijo que la ola debió tener por lo menos cientos de metros de alto, y que se trasladaba a una velocidad cercana a la de un avión con propulsión a chorro. En las horas siguientes, el agua del océano empezó a regresar, llenando el cráter y depositando una capa diferente de escombros.
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Dentro de esta capa había carbón vegetal, según descubrieron los investigadores. Esto, a decir de ellos, es evidencia de incendios muy grandes que se habrían propagado por cientos y cientos de kilómetros. El equipo también halló una ausencia de sulfuro en los depósitos, lo cual es inusual ya que el área es conocida por tener rocas ricas en sulfuro. Esto indica que el impacto provocó una reacción que llevó a la liberación de aerosoles de sulfato, los cuales provocaron el largo período de oscuridad y enfriamiento mundial que se cree que mató a los dinosaurios.
“Si estabas en la Tierra y a unos 1,500 kilómetros del impacto, tu vista habría sido muy breve ya que el asteroide llegaría a 20 kilómetros por segundo, o sea, en un parpadeo”, dijo Gulick a Newsweek. “Luego, la energía y los efectos térmicos radiarían fuera del sitio del impacto a varias velocidades hasta la velocidad de la luz.
“Así que, efectivamente, en un radio de 1,500 kilómetros habrías visto muy poco antes de ser incinerado. Si hubieras estado en otra parte de la Tierra, el primer efecto bien pudo haber sido la energía sísmica llegando a través del suelo desde el impacto, o tal vez la llegada de material eyectado del cráter cayendo por todos lados y provocando calentamiento e incendios.
“El cielo se oscurecería y poco después del calentamiento por el material eyectado entrante, mundialmente las temperaturas empezarían a desplomarse mientras una neblina de aerosol de sulfato rodea el planeta. La Tierra posiblemente ya no se vería como la canica azul a la que estamos familiarizados desde el espacio, y tal vez tardaría hasta dos décadas para que se aclarara por completo”.
El equipo cree que la cantidad de sulfuro lanzado a la atmósfera ha sido subestimada. Los cálculos actuales sugieren que 325 gigatones de sulfuro fueron lanzados, cuatro veces más que la erupción de Krakatoa en 1883, la cual provocó que las temperaturas mundiales se desplomaran 2.5 grados Celsius.
“Los aerosoles saldrían del cráter a una velocidad de kilómetros por segundo y, así, cubriendo a la Tierra en cuestión de horas o días”, dijo Gulick. “Como con el atardecer, tan pronto como la energía solar es bloqueada, las temperaturas caen rápidamente”.
“Los freímos y luego los congelamos”, dijo él en una declaración. “No todos los dinosaurios murieron ese día, pero muchos dinosaurios sí”.
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Al comentar sobre los hallazgos, Jay Melosh, de la Universidad de Purdue y quien no estuvo involucrado en el estudio, dijo que esta investigación ayuda a ampliar nuestro entendimiento de lo que sucedió cuando nos golpeó el asteroide. “Fue un día trascendental en la historia de la vida, y esta es una documentación muy clara de lo que sucedió en la zona de impacto”, afirmó.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek