México, un país caracterizado por su alto dinamismo económico y su vigor competitivo, cuenta igualmente con un alto número de cámaras empresariales autorizadas por la Secretaría de Economía: más de doscientas.
Las cámaras de comercio, de industria, y las confederaciones que las agrupan se definen como instituciones de interés público, autónomas, con personalidad jurídica y patrimonio propio, constituidas conforme a lo dispuesto en la Ley de Cámaras Empresariales y sus Confederaciones del país.
La labor de estas cámaras es fundamental tanto para el desarrollo de las empresas como del país mismo, pues promueven y defienden nacional e internacionalmente las actividades de la industria, comercio, servicios y turismo y colaboran con el gobierno para lograr el crecimiento socioeconómico.
Son, asimismo, órganos de consulta y colaboración del Estado. Empero, además de funcionar como mediador entre los diferentes sectores industriales y el gobierno, su misión es que, a través de este enlace, se propongan directrices que detonen la eficiencia, competitividad y rentabilidad económica de las cadenas productivas nacionales y se aprovechen las oportunidades del interior, así como las del mercado exterior.
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Sin embargo, para que estos beneficios alcancen a las empresas mexicanas es importante que estas se afilien a una cámara empresarial, pues de esta forma se plantan frente a la alternativa de ingresar en un círculo que los beneficia con capacitación, asesoramiento profesional, rondas de negocios y presencia en ferias nacionales e internacionales que pueden detonar la exportación como modelo de negocio.
Todo ello, además de incrementar la productividad y competitividad, permite a las empresas actualizarse en temas como los procesos licitatorios y los cambios en la legislación o en las reglamentaciones.
CONFEDERACIONES, CONSEJOS Y ASOCIACIONES
A su vez, las cámaras y asociaciones se agremian en organizaciones que tienen por objeto que sus miembros se apoyen mutuamente para atender problemas y propiciar el logro de objetivos comunes mediante la fuerza que da el estar formalmente unidos.
Algunos de los objetivos de estas organizaciones son incrementar su poder como grupo de presión derivado de la unión formal; tener representación ante terceros; brindar solidaridad gremial ante problemas comunes; mantener comunicación con colegas y pares; generar información sobre asuntos de interés para los afiliados y crear programas de fortalecimiento de las empresas.
En el orden comercial, estas agrupaciones, ya sea a escala local, estatal, nacional o internacional, agremian a comerciantes (importadores, exportadores, industriales, mayoristas, minoristas) con el objeto de proteger sus intereses, mejorar sus actividades comerciales sobre la base de la cooperación y promover su prosperidad, así como la de la comunidad.
Algunas de las asociaciones y cámaras mexicanas son el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco), la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) y la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).
La Coparmex, justamente, cumple 90 años de existencia en este mes. En septiembre de 1929, bajo el mandato presidencial de Emilio Portes Gil, Ciudad de México la vio nacer cuando se realizaba una convención de delegaciones industriales.
Ahí, el empresario regiomontano Luis Garza Sada presentó la iniciativa de formar una asociación patronal con el fin de crear una organización pública, autónoma y con personalidad jurídica que les permitiera a los empresarios afiliarse para lograr un bien común.
A 90 años de distancia, hoy la Coparmex busca contribuir al establecimiento de condiciones para la prosperidad que propicien una creciente equidad y cohesión social y que las empresas se desarrollen, multipliquen y cumplan con su función creadora de empleo y de riqueza con responsabilidad social.