El derribo de un dron espía estadounidense, el casi inicio de una acción militar en contra de Irán y los recientes ataques no reclamados en contra de petroleros cercanos en los últimos meses no solo han provocado tensiones en el golfo Pérsico, sino que trajeron a la memoria una época aún más mortífera en la historia problemática de los dos rivales hace tres décadas, cuando Estados Unidos mató a casi 300 civiles iraníes.
Estados Unidos e Irán nunca han entablado una guerra oficialmente, pero han tenido episodios de violencia desde el golpe de Estado, apoyado por la CIA, que reinstauró la monarquía iraní en 1953 y la Revolución Islámica de 1979 que derrocó a ese líder e impuso al gobierno actual encabezado por clérigos. La siguiente década fue compleja para Washington y Teherán en medio de la volatilidad regional de la guerra entre Irán e Irak, durante la cual Estados Unidos buscó proteger navíos kuwaitíes en el golfo Pérsico.
La guerra a menudo se expandió hacia esas aguas estrechas y estratégicas, donde la fragata USS Stark de misiles guiados fue bombardeada por un avión de combate iraquí modificado, matando a 37 marinos en mayo de 1987, y el buque de guerra USS Samuel B. Roberts golpeó una mina en abril de 1988.
Estados Unidos culpó a Irán por el incidente del Roberts y llevó a cabo una de las operaciones navales más grandes desde la Segunda Guerra Mundial, con lo que destruyó gran cantidad de barcos iraníes y mató a decenas de marinos.
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Menos de dos meses después, el 3 de julio de 1988, el crucero USS Vincennes, con sistema de combate Aegis y misiles guiados, abrió fuego contra lo que su tripulación luego afirmaría haber pensado que era un jet caza F-14 iraní atacándolos. De hecho, la aeronave era el Vuelo 655 de Iran Air, un Airbus A300 con destino a Dubái y 290 personas a bordo, todas las cuales murieron.
“El incidente todavía resuena entre los iraníes”, dijo a Newsweek Reza H. Akbari, gerente de programa del Instituto para Reporteo en Guerra & Paz, con oficinas en el Reino Unido. “Una vez al año, los medios de comunicación estatales del país retransmiten el metraje trágico de los restos del avión y los cuerpos de los civiles flotando en el golfo Pérsico. Durante unos cuantos días, las imágenes desgarradoras de los familiares llorando por la pérdida de sus seres queridos y los hechos dolorosos como la cantidad de niños a bordo son repasadas.
Una vez al año, los medios de comunicación estatales del país retransmiten el metraje trágico de los restos del avión y los cuerpos de los civiles flotando en el golfo Pérsico.
“La historia encaja bien en la narrativa con que la República Islámica durante 40 años ha etiquetado a Estados Unidos como una potencia imperialista despiadada”, añadió. “Al día de hoy, porciones significativas de las autoridades del país no creen que el evento fuese un accidente, sino un mensaje deliberado que le dieron a Irán por su decisión de plantar minas submarinas en el golfo Pérsico en medio de la fase Guerra de Buques Cisternas en la guerra entre Irán e Irak. El evento es la propaganda perfecta para el régimen iraní y no le hace bien a la imagen de Estados Unidos en el país”.
Estados Unidos tranquilamente expresó su arrepentimiento y ofreció 213,103.45 dólares como compensación por pasajero, pero los militares estadounidenses nunca han admitido su error, ni disciplinaron a uno de sus miembros por el incidente mortal.
“Nunca me disculparé en nombre de Estados Unidos; no me importa cuáles sean los hechos”, dijo el entonces vicepresidente George H. W. Bush en un mitin de campaña en agosto de 1988, menos de un mes después del incidente, lo cual se consideró ampliamente como su respuesta al derribo del Vuelo 655 de Iran Air. “No soy el tipo de hombre que se disculpe en nombre de Estados Unidos”.
Un informe oficial publicado semanas después por el almirante naval William Fogarty determinó que el oficial al mando del USS Vincennes, el capitán naval Will Rogers III, “actuó de manera prudente”, creyendo que el suyo y otros buques estadounidenses presentes eran amenazados por la aeronave.
También halló que “Irán debe compartir la responsabilidad por la tragedia al poner en riesgo uno de sus aviones civiles al permitirle volar en una ruta aérea a una altitud relativamente baja” durante una batalla en marcha entre la armada estadounidense y las lanchas cañoneras iraníes.
Rogers permaneció al mando del buque de guerra hasta el año siguiente, y en 1990 fue recompensado por su “servicio meritorio” entre abril de 1987 y mayo de 1989, como lo reportó entonces Newsweek. No se hizo mención del derribo del avión civil y Rogers se retiró con honores en 1991.
Sin embargo, apenas un día antes del cuarto aniversario del incidente, en 1992, Newsweek compiló un recuento exhaustivo de cómo se desarrollaron las horas previas a la destrucción del Vuelo 655 de Iran Air, detallando una escena caótica que —con base en documentos desclasificados, cintas de video y audio de los buques involucrados y más de cien entrevistas—, en gran medida señalaron que Rogers cometió un error y el Pentágono trataba de cubrirle las espaldas.
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La investigación, llevada a cabo junto con Nightline de ABC News, determinó, entre otras cosas, que el USS Vincennes había entrado en territorio iraní en una violación clara de la ley internacional, tal como Irán afirmó que el dron espía de la armada estadounidense lo hizo el mes pasado antes de ser derribado.
El almirante naval William Crowe, expresidente del Estado Mayor Conjunto, desafió los hallazgos del informe en un testimonio más tarde, en ese mes de julio de 1992, ante la Cámara de Representantes. Dijo que su “principal crítica del trato de ABC-Newsweek, sin embargo, es la retórica inflada y escandalosa empleada con base en información muy pobre y a menudo malinterpretada”.
Crowe también disputó que el USS Vincennes hubiera cometido una falta al entrar en territorio iraní en medio de un reportado intercambio de fuego con las lanchas cañoneras de la República Islámica, argumentando que “un buque de guerra actuando en defensa propia tiene el derecho bajo la ley internacional de entrar en las aguas del agresor para defenderse”.
Y concluyó que la armada “no, enfatizo el no, en algún momento encubrió, conspiró o llevó a cabo una guerra secreta, más allá del conocimiento de nuestros líderes, y de ustedes que están encargados de ser los custodios de todo el pueblo estadounidense”.
En los años transcurridos desde entonces, la historia del Vuelo 655 de Iran Air fue olvidada en gran medida en Estados Unidos, aparte de la retrospectiva ocasional. Sin embargo, en Irán su legado trágico persiste. No solo el de aquellos muertos a bordo, sino, como dijo Akbari, “de los recuerdos tristes de los días oscuros de la guerra entre Irán e Irak”.
Por entonces, las grandes potencias como Estados Unidos, la Unión Soviética, Francia y el Reino Unido apoyaron al presidente iraquí Saddam Hussein en su invasión del vecino Irán, un “nuevo gobierno revolucionario que tenía pocos recursos y experiencia”, comentó Akbari.
“El poder de represalia de Irán ciertamente no se comparaba con el de Estados Unidos [entonces]”, dijo Akbari a Newsweek. “La realidad tal vez sea la misma hoy día, pero Irán está haciendo lo mejor que puede para aumentar los costos de cualquier agresión mediante construir capacidades asimétricas de represalia. Hoy los funcionarios iraníes enfatizan la necesidad del país de tener capacidades defensivas, independencia e integridad territorial”.
“Semejante línea de pensamiento se deriva en parte de incidentes como el derribo del Vuelo 655 de Iran Air. Los comandantes y políticos del país no quieren volver a estar en la misma posición”, opinó Akbari.
Después del derribo del avión civil, Washington ha seguido encabezando acciones para aislar a Teherán, lo que ha forzado a los líderes iraníes a buscar aliados regionales. Se las arregló para apuntalar los nexos con Irak después de la invasión estadounidense de 2003, una operación en la que el Pentágono derrocó al mismísimo líder iraquí al que apoyó en la década de 1980 con base en información que después resultó ser falsa.
En abril, la administración de Trump afirmó que Irán era responsable de las muertes de más de 600 soldados estadounidenses durante la Guerra de Irak y el presidente manifestó que el uso de bombas caseras por parte de Irán ha “matado a 2,000 estadounidenses”, aunque no presentó evidencia para apoyar estas afirmaciones. Estados Unidos también ha argumentado que Irán y sus milicias aliadas presentaban una amenaza a otra intervención turbia del Pentágono en Siria, la única nación árabe que apoyó a Irán en su guerra de la década de 1980 con Hussein y todavía es un socio crucial hoy día.
Un cese raro en la hostilidad mutua entre los dos países se dio en la forma de un acuerdo nuclear forjado en 2015 por la administración del entonces presidente, Barack Obama, y el presidente iraní, Hassan Rouhani. Bajo sus términos, Irán aceptó limitar severamente sus actividades nucleares a cambio de miles de millones de dólares en alivio por las sanciones. El acuerdo suscitó escepticismo de las personas de línea dura en ambos países, pero en gran medida fue bien recibido internacionalmente y respaldado por China, la Unión Europea, Francia, Alemania y el Reino Unido.
“El acuerdo nuclear que Trump hizo trizas tan imprudentemente el año pasado no beneficiaba principalmente al régimen de Teherán; ayudaba sobre todo a los iraníes comunes”.
El año pasado, el presidente Donald Trump se retiró unilateralmente del trato y dejó a las partes restantes batallando para salvar el acuerdo conforme aumentaron las tensiones en Oriente Medio. Como Europa no ha podido normalizar sus nexos comerciales, los funcionarios iraníes anunciaron en mayo, en el aniversario de la salida de Estados Unidos, que ellos también darían marcha atrás a algunos de sus compromisos, pero lo harían dentro del marco del acuerdo.
Ese mismo mes, cuatro navíos comerciales —dos saudíes, uno noruego y uno de los Emiratos Árabes Unidos— fueron dañados por explosiones en el golfo de Omán. Casi exactamente un mes después, otros dos barcos petroleros —uno noruego y uno japonés— fueron afectados en incidentes similares. Irán ha negado haber hecho algo malo, pero sí abrió fuego contra el dron estadounidense no tripulado de vigilancia, una decisión que inicialmente llevó a Trump a ordenar ataques contra objetivos iraníes. El presidente luego atribuyó su decisión de último minuto de no atacar al miedo de provocar bajas civiles.
El canal de noticias favorito de Trump, Fox News, presentó un reportaje esa misma noche en el que el general de cuatro estrellas retirado del ejército Jack Keane discutió el “error horrendo” que fue el derribo del Vuelo 655 de Iran Air. El comandante aeroespacial de las guardias revolucionarias Amir Ali Hajizadeh también dijo que se contuvo de derribar un avión espía P-8 Poseidon estadounidense que llevaba a 35 personas y acompañaba al dron desafortunado en junio.
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Tal vez se haya evitado un conflicto, pero Ragnar Weilandt, un profesor adjunto en el Colegio Vesalius de Bruselas, dijo a Newsweek: “Para los iraníes, la retórica belicista de algunos expertos y legisladores en Washington debe haber sonado como un mal chiste.
“Estados Unidos todavía no se ha disculpado formalmente por derribar el Vuelo 655 de Iran Air sobre el golfo Pérsico en 1988. Los 300 pasajeros, incluidos 66 niños, murieron cuando el USS Vincennes supuestamente confundió el Airbus A300 con un F-14 iraní”, comentó Weilandt a Newsweek. “¿Y ahora Estados Unidos debería hacer la guerra porque Irán derribó un dron no tripulado que estaba dentro o cerca del espacio aéreo iraní? ¿Cómo reaccionaría Estados Unidos si un dron operado por un Estado hostil se acercara al espacio aéreo estadounidense?
“Nunca me disculparé en nombre de Estados Unidos; no me importa cuáles sean los hechos”, dijo el entonces vicepresidente George H. W. Bush.
Weilandt argumentó que, aun cuando Rogers recibió su premio por servir en el USS Vincennes, en 1990, “millones de iraníes devastados por la guerra sufrieron por las sanciones incapacitantes, sanciones que se han endurecido desde entonces”. Añadió al respecto: “El acuerdo nuclear que Trump hizo trizas tan imprudentemente el año pasado no beneficiaba principalmente al régimen de Teherán, ayudaba principalmente a los iraníes comunes”.
Aun cuando Estados Unidos ha pasado mucho de su historia con el Irán posrevolucionario tratando de aislar a la República Islámica, la supuesta “presión máxima” de Trump podría, irónicamente, haber logrado lo opuesto, dejando a su administración en gran medida sola en su postura con relación a Teherán. China y Rusia han prometido desafiar las sanciones estadounidenses y, aun cuando Europa ha sido más lenta en desafiar a su aliado transatlántico, también lanzó un vehículo especial de comercio el viernes para permitir un comercio limitado con Irán.
Irán se ha negado a participar en conversaciones a menos de que Estados Unidos retire las sanciones, las cuales recientemente llegaron tan lejos como atacar al líder supremo iraní, el ayatolá Ali Khamenei, quien fungió como presidente durante el incidente mortal de 1988. Mientras las embajadas de Teherán en todo el mundo transmitían recordatorios del derribo del Vuelo 655 de Iran Air en días recientes, su edificio en Washington ha permanecido vacío desde entonces, y la diplomacia entre los dos parece menos probable que nunca antes, incluso cuando el Departamento de Estado alardeó de sus acciones para conservar la propiedad en caso de que las cosas cambien un día.
Khamenei se refirió al derribo del avión civil este verano mientras se dirigía a funcionarios judiciales y de justicia iraníes, llamándolo el “¡estilo estadounidense de derechos humanos!”. Al señalar la historia de intervención estadounidense en su país, argumentó: “Ustedes no pueden ser un agente del progreso, sino solo un factor para retrasar a este país. La nación iraní marchará hacia delante siempre y cuando ustedes no se involucren”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek