Mientras en los juzgados federales se resuelve el tema de las estancias infantiles, las encargadas de estos lugares en las diferentes colonias de la ciudad han tenido que ver mermados sus ingresos, despedir a decenas de niños y ser testigos de cómo a la sombra de estas controversias, han surgido clandestinos centros de cuidado.
En la colonia Riberas de Sacramento, al norte de la ciudad, Ivonne Castañón abrió desde hace 12 años la estancia Bambi, como una forma de apoyar a muchas madres que como ella, batallaban por no contar con un lugar donde se hicieran cargo de sus hijos mientras ellas tenían que salir a trabajar.
Siendo una colonia con alta incidencia delictiva, proporcionar un lugar seguro para los niños era fundamental para la tranquilidad de decenas de madres de familia, de ahí que desde el inicio Ivonne tenia siempre cupo lleno en su estancia, hasta que en enero de este año, sus ingresos se vieron afectados ante el cierre del programa de estancias de SEDESOL, en el cual estaba inscrita y recibía el soporte económico con las becas de los niños.
Ivonne Castañón fue una de las 176 encargadas de estancias que interpusieron un amparo ante la cancelación del programa, y a pesar de que ese recurso judicial ya se ganó en una primera instancia, no ha recibido el pago correspondiente a los servicios prestados durante los meses que han corrido de 2019.
“Ahorita sobrevivimos gracias al apoyo de la Presidencia Municipal, pero en mayo que acabe el apoyo, no sabemos qué vamos hacer, incluso hemos hablado ya con los papás para decirles que es posible que cerremos”.
Actualmente, seis asistentes se hacen cargo de los 40 pequeños inscritos en esa estancia, pero desde enero que todo esto comenzó, han dejado de acudir por lo menos 10 de los beneficiados de las becas.
“Una mamá sí fue sincera y me dijo que necesitaba el dinero que el gobierno federal le iba a dar y se llevó a su niño; otras se fueron nomás así, unas más ya volvieron y así hemos estado”.
A principios de abril, algunas de las madres trabajadoras comenzaron a recibir 3 mil 200 pesos, pese a que son empleadas del sector maquilador y por lo tanto, tienen la prestación de guardería del IMSS.
“La guardería del Seguro más cercana, tengo entendido que está en el Complejo Industrial pero queda muy lejos, nosotros abrimos poco antes de las 5 de la mañana y cerramos a las 04:40 de la tarde”.
La cuota semanal que tenían era de 180 pesos cuando tenían la beca, sin embargo, a principios de año hicieron un ajuste de 50 pesos más para solventar los gastos.
“Tendríamos que cobrar 350 o 400 por niño para poder sostenernos, pero sabemos que las mamás no pueden pagarlo porque sería la mitad de su sueldo; por ejemplo, tenemos una mamá con cuatro hijos, dos de ellos tenían beca, pagaba 400 pesos y sólo le subimos la cuota a 450 porque sabemos que no puede pagar más”, explicó.
Otro caso es el de las abuelas que están a cargo de la educación de sus nietos. “Tenemos el caso de una abuelita que nos pidió una carta porque la mamá de los niños se droga y fue a tramitar que le dieran el dinero, en cuanto se lo entregaron ya no volvió a verla y en realidad, la señora era la que hacía cargo de pagar porque cuidáramos a sus nietos”.
A la par de estos casos, Ivonne y sus empleadas ven con preocupación cómo han proliferado las estancias clandestinas. Han detectado, al menos siete casas que reciben niños de mujeres trabajadoras, pero sin ninguna supervisión ni cuidado especial.
“El ambiente en esta zona es muy difícil, es un área con mucha violencia y mucha necesidad”, subrayó.
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