La desigualdad y el número de personas en situación de pobreza extrema continúan a la alza en América Latina; México se encuentra entre los 18 países con mayores índices en ambos rubros.
En América Latina se registraron 184 millones de personas en condición de pobreza, lo que equivale al 30% de la población; de los cuales, 62 millones se encuentran en pobreza extrema, según cifras del informe Panorama Social de América Latina 2018, realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
El informe, presentado este martes, plantea que ante estas cifras, la erradicación de la pobreza, así como la reducción de la desigualdad, deben ser los desafíos centrales para los países de la región.
Resalta que desde 2015 se han registrado retrocesos, particularmente en lo que respecta a la pobreza extrema.
Entre los principales motivos generadores de pobreza se detectó que desde 2015 “se deterioraron importantes indicadores laborales: aumentaron las tasas de desocupación y se interrumpió el proceso de formalización del empleo que había tenido lugar en diversos países”.
En lo que respecta a la desigualdad, se encontró que, aunque entre 2002 y 2016 se lograron avances en términos de inclusión social y laboral, persisten brechas estructurales que afectan mayormente a las mujeres; los jóvenes; personas indígenas; afrodescendientes, y personas con discapacidad.
En este escenario, México, junto a Brasil y Panamá, aparece como uno de los países con mayor desigualdad entre las familias, respecto a la distribución de la riqueza, seguida de la desigualdad por ingresos, y la desigualdad en la propiedad de activos financieros (préstamos bancarios, contratos de alquiler, acciones).
El informe de la Cepal muestra que, en México, el índice de Gini (que mide la desigualdad de los ingresos, con un cero cuando todos tienen el mismo ingreso y 1 si una sola persona tiene todos los ingresos) asciende a .50.
El país con el índice de Gini más alto, es decir, con mayor desigualdad, es Brasil con .54, seguido de Panamá y Colombia, ambos con .51.
El estudio plantea que aunque la desigualdad de ingresos en América Latina ha reducido y la distribución del ingreso mejorado, ambos procesos se han enlentecido desde 2014.
Pobreza extrema creció
En lo que se refiere a los índices de pobreza, el informe muestra que tras 12 años de reducción en las tasas de pobreza y pobreza extrema, para 2015 y 2016 se registraron incrementos sucesivos de ambas tasas.
Cifras de 2017 muestran un incremento en la pobreza extrema, mientras que la tasa de pobreza no presentó variaciones respecto del valor registrado en el año anterior.
Para 2018 se espera que el crecimiento del PIB de la región contribuya a una ligera reducción de la tasa de pobreza y frene el aumento de la pobreza extrema.
El informe de la Cepal explica que el aumento de personas pobres registrado en 2017 fue resultado de variaciones contrapuestas observadas o proyectadas en diversos países.
De esta forma, en 2018 se registraron 182 millones de personas en condición de pobreza, de los cuales 63 millones están en pobreza extrema.
El total de personas pobres disminuyó en comparación con 2017, cuando se contabilizaron 184 millones de habitantes; pero sucedió lo contrario con el sector en pobreza extrema, de 62 millones en 2017 a 63 millones de personas en 2018, siendo ésta la cifra más alta en las últimas décadas.
En el caso de México, la Cepal plantea que, con base en las condiciones actuales, sería hasta 2035 cuando nuestro país alcance las metas de reducción de pobreza, siempre y cuando mantenga un desempeño similar al histórico en materia de crecimiento y reducción de la desigualdad.
La pobreza y la pobreza extrema afectan de distintas formas a la población según el área en que reside y sus características sociodemográficas. Por ejemplo, la tasa de pobreza es 20% mayor para la población que reside en las áreas rurales, en comparación a la que reside en zonas urbanas.
El documento también explica que, tanto la pobreza como la pobreza extrema tienen una mayor incidencia entre las mujeres que entre los hombres, en el rango de 20 a 59 años.
El segundo grupo más afectado por la pobreza es el de los niños, niñas y adolescentes de hasta 14 años; seguido de las personas de entre 35 y 44 años, y las personas de 65 años y más.
La condición étnica también presenta una asociación clara con la incidencia de la pobreza. En las personas indígenas, la tasa de pobreza duplica la de las personas no indígenas ni afrodescendientes.
El último factor relacionado con la pobreza es la actividad económica que realizan las personas.
Gasto Público disminuye en México
Otro de los rubros analizados a nivel regional fue el de Gasto Público, que se conforma por los recursos otorgados por el sector público para la adquisición de bienes y servicios, y la prestación de subsidios.
A nivel regional, en América Latina se registró una alza en el presupuesto de este rubro, sin embargo en algunos casos como México las cifras disminuyeron.
El documento informa que en lo referente al gasto público destinado a las políticas del mercado de trabajo, Costa Rica y Uruguay destinan el doble de recursos en comparación a años anteriores, mientras que en México, el gasto público bajó de .91% al .35% del PIB entre 2012 y 2016.
En cuanto a la estructura del gasto, países como Argentina centra su esfuerzo fiscal en la capacitación y la creación directa de trabajo; Colombia y Costa Rica en la capacitación, y Uruguay en la protección del ingreso en situación de desempleo.
En México el gasto se destina mayoritariamente para el emprendimiento, la creación directa de trabajo y los incentivos laborales.
Pobreza y desigualdad: desafíos centrales
El estudio resalta que los retrocesos en materia de pobreza y desigualdad se registran desde 2015, a pesar de los esfuerzos emprendidos en algunas naciones para revertir la situación.
La Cepal argumenta que los países que conforman a América Latina deben prestar especial atención a los factores que propician que la pobreza afecte a ciertos grupos como el de los menores, la población rural y las personas indígenas.
En cuanto al tema de la desigualdad se reconocen las mejoras en temas de inclusión entre 2002 y 2016, pero persisten desafíos para la inserción laboral: desempleo, bajos ingresos, altos niveles de informalidad y desprotección en el trabajo.
Una de las medidas, plantea la Cepal, para reducir los índices de pobreza, desigualdad y los déficits de la inclusión social, es reforzar las políticas sociales y laborales, además de abordar de manera explícita las desigualdades de género para evitar su profundización y avanzar en su superación.
Estas políticas deberán ser centrales e intersectoriales, “sensibles a las diferencias y orientadas al aumento de la cobertura y calidad de los servicios sociales, a la protección social y al trabajo decente”, finaliza el estudio.