Las vacas producen más contaminación que la suma de todos los camiones, automóviles y aviones en el mundo.
Cambiar los hábitos alimentarios que nos han acompañado toda la vida puede ser muy difícil, pero una manera de intentarlo poco a poco son los lunes sin carne (o Meatless Monday), es decir, no comer alimentos provenientes de animales un día a la semana.
Este movimiento no solo está en México, es una campaña a escala internacional que, además, distintas celebridades —cantantes, actrices y chefs— impulsan desde sus trincheras.
¿Y CÓMO SURGIÓ ESTA IDEA?
Disminuir el consumo de carne un día a la semana para mejorar la salud no es una idea que nació recientemente.
Los “Meatless Monday” tienen su origen en 2003 en una escuela estadounidense de salud pública, donde todos los lunes ofrecían en la cafetería menús libres de productos animales como una manera de impulsar los beneficios de comer frutas y verduras.
A pesar de que durante muchos años este programa solo se realizó en el ámbito local y en escuelas públicas que le manifestaban su apoyo, en 2009, Gante, una ciudad en Bélgica, se unió a dicho movimiento, y fue la primera ciudad fuera de Estados Unidos en replicarlo.
Después de un tiempo, la iniciativa del lunes sin carne llegó a oídos de Paul McCartney, quien ya era un activista en contra de los productos animales.
El ex-Beatle incluso lanzó el corto documental One Day a Week, en donde explica los beneficios de evitar los alimentos provenientes de los animales un día a la semana.
También compuso una pequeña canción que dice “piensa en el futuro cómo será el mundo”.
Jamie Oliver, el famoso chef de Reino Unido, también se sumó a la causa y creó una guía para las escuelas primarias que decidieron participar.
La guía incluye una lista de consejos para implementar el lunes sin carne, además de algunas recetas y la manera de servirlas.
Esta iniciativa llegó a México en 2011 y hay algunos institutos como el ITESM Campus Cuernavaca que lo llevan a cabo desde ese año.
Actualmente hay 40 países que tienen presente esta campaña, entre ellos Colombia, Argentina, Brasil y Chile.
SALUD Y MUCHO MÁS
Según el Consejo Mexicano de la Carne, la ingesta de esta proteína en 2016 en nuestro país fue de casi 10,000 toneladas.
De acuerdo con algunos estudios internacionales, la industria ganadera es responsable de gran parte del cambio climático, aproximadamente de 15 por ciento o más.
Incluso hay estudios que aseguran que la industria ganadera y los productos derivados de esta son responsables de 51 por ciento de los gases de efecto invernadero.
¿Las razones? Los animales producen metano en sus desechos, un gas que contribuye al efecto invernadero. Tan solo las vacas producen más contaminación que la suma de todos los camiones, automóviles y aviones en el mundo, un dato preocupante.
Otra razón es el agua y la erosión del suelo para cultivar alimento para el ganado. Para producir un kilo de carne se utilizan aproximadamente 15,000 litros de agua y entre 15 y 20 kilos de cereales como alimento.
Un estudio realizado por la Universidad de Oxford calculó que, si los humanos cambiáramos nuestra dieta por una vegetariana, las emisiones por efecto invernadero se reducirían hasta 65 por ciento, mientras que con una dieta vegana se alcanzaría la reducción hasta de 70 por ciento.
Todo esto quiere decir que si dejamos de consumir carne un día se ahorra agua para bañarnos hasta un mes.
Con esta iniciativa también podemos salvar aproximadamente 15 animales por persona al año. Se estima que cada segundo mueren 2,000 animales, y 90 millones de toneladas de peces son consumidas al año.
Hablando de nuestra salud, en 2015 la carne procesada fue clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como altamente cancerígena, por ejemplo, el jamón y las salchichas. Estos alimentos fueron situados en el nivel 1 de peligrosidad, el mismo que el tabaco.
Otro estudio de esta organización menciona que el abuso en el uso de fármacos en la cría de ganado produce resistencia a los antibióticos en los seres humanos.
Por el contrario, con el aumento en la ingesta de frutas y verduras mejoramos la calidad de nuestra nutrición. Una alimentación sana es un factor esencial en la prevención de enfermedades crónicas, padecimientos cardiacos y las enfermedades provocadas por el sobrepeso.
Además de reducir la huella de carbono y mejorar nuestra salud, comer más frutas y vegetales para sustituir el consumo de carne ayudará a nuestro bolsillo, pues la carne es uno de los alimentos de mayor costo en nuestras compras de comida.
ENTONCES, ¿QUÉ PODEMOS COMER?
Los lunes sin carne son estrictamente sin esta proteína, pero sí puedes comer otros productos de origen animal como huevo, leche y queso. Lo ideal es que no comas ningún ingrediente animal, pero si no quieres no te angusties, lo poco o mucho que puedes contribuir genera un gran cambio con la suma de todos.
Hay muchas recetas libres de cualquier producto animal, desde pastas y tazones elaborados con granos y otras proteínas, hasta postres.
Entre los platos fuertes y nada aburridos que podemos encontrar están las hamburguesas, ya sea de soya, betabel con quinoa o lentejas. También las verduras rellenas como la berenjena, el chayote y el aguacate o un ceviche solo de vegetales.
Para evitar pretextos, las páginas oficiales se han encargado de publicar recetas para tu día sin carne e, incluso, Paul McCartney y Jamie Oliver han colaborado con menús completos.
El secreto del lunes sin carne es resaltar todos los beneficios; estar de acuerdo o no con la filosofía vegana o vegetariana es cosa aparte.
No perdemos nada con un “meatless monday”, pero sí ayudamos mucho a nuestra economía y al planeta.
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Motín, los mejores hot cakes y los mejores chilaquiles
Si te apetece desayunar los mejores hot cakes y chilaquiles de Ciudad de México, Motín es el restaurante indicado.
Este nuevo lugar en la colonia Roma nació a partir de una tienda de quesos/restaurante en la Condesa llamado Quesería de Mí (otro de nuestros sitios consentidos para desayunar).
Por supuesto, para empezar el día Motín ofrece los platos icónicos de Quesería —los hot cakes con ricotta y los chilaquiles crujientes con una fabulosa salsa bien sazonada y queso gratinado— y otras opciones, además de buen café, jugos y pan dulce de la panadería Bakers.
Ángela Sosa, una de las mentes maestras de este lugar, explica que la mayor diferencia con Quesería —además de la decoración y el espacio— es el menú para la comida.
Motín tiene una carta de sándwiches, ensaladas y entradas que valen toda la pena, aunque su mayor apuesta son los platos especiales como el salmón cocinado lentamente al vapor con cítricos, el espagueti con albóndigas y los waffles con pollo frito para romper la dieta de vez en cuando. Hay que preguntar cuáles están disponibles.
Puedes acompañar tus alimentos con cervezas, mimosas, vino tinto o blanco y coronar tu comida con un buen carajillo.
Una de las particularidades de Motín es que está ubicado en la planta baja de un edificio de oficinas, por lo que también ofrecen un pequeño menú ejecutivo que incluye una sopita de jitomate o ensalada, medio sándwich y agua del día.
Dirección: Tabasco 311, Roma Norte, CDMX
Instagram: @motin_mx
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Frenchie, el nuevo francés que llega a Polanco
Los chefs Daniel Ovadía y Salvador Orozco se unieron para, una vez más, crear un proyecto exitoso y de calidad, esta vez orientado a la cocina francesa.
El menú de Frenchie es tan clásico que no falta la sopa de cebolla con quesos gratinados, el famoso coq au vin —ideal para compartir, pues el pollo entero pesa más de un kilo—, el ratatouille y el foie gras en distintas presentaciones, en terrina y hasta en escalopas.
Sí o sí hay que pedir los escargots a la Bourguignonne y sumergir un pedazo de pan en la mezcla de mantequilla de perejil, ajo y coñac que queda en el plato.
Para los amantes de las proteínas hay cerdo y cordero braseado, pato a la naranja, rib eye y filete de res a la leña, todo acompañado de gravies espesos y reconfortantes, y buen puré de papa.
Destaca la correcta cocción de los pescados y las salsas blancas que los bañan. Un excelente ejemplo es el lenguado Meuniére, que se prepara con limón, mantequilla y perejil.
Para el postre, el clafoutis con cereza negra acompañado con helado de la misma fruta es una delicia absoluta.
Ofrecer buen café y métodos de extracción como el v60 y la prensa francesa es un gran acierto que hace justicia a los fabulosos postres.
La carta de vinos es completamente francesa con opciones de champaña, tintos, blancos y rosados. El único extranjero es el Babette, un rosado mexicano de Mariatinto.
Dirección: Anatole France 70, Polanco, CDMX
Facebook: @frenchie_mx
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Emilia, otra forma de ‘fine dining’
No importa si es un fine dining o un concepto menos formal, aquí lo importante es la exquisitez de la comida y la calidad de los insumos. Emilia solo abre para la cena y es parte del grupo Edo Kobayashi, que también posee los restaurantes Rokai, Kyo e Hiyoko.
La cocina de Emilia —a cargo del chef Lucho Martínez— tiene base francesa, pero en realidad es ciudadana del mundo. En ella está México, Japón, Francia, Italia, China y Perú.
Emilia tiene una barra central con la cocina expuesta, donde Lucho y su equipo hacen magia expuestos ante los ojos de los comensales.
En la barra, Lucho sirve un omakase de 9 a 13 tiempos con pincelazos de estas comidas del mundo. Los platos, por supuesto, dependen de los ingredientes de temporada. “Desde que abrimos no hemos servido nada idéntico. De pronto tenemos un tinte francés, un día protagonizan los chícharos, al día siguiente lo oriental con anguila, pero una semana después nos inspira el mole”, cuenta Lucho.
Además de la barra omakase, Emilia tiene una carta con solo siete platillos. La intención es que la gente coma rico y pueda hablar fuerte sin protocolos innecesarios.
Sugerimos comenzar la experiencia en la barra de sakes Le Tachinomi Desu, cenar en Emilia y rematar en el bar Tokio Music Bar, una experiencia para distintas ocasiones de consumo en una misma casa.
Dirección: Río Pánuco 132,
Col. Cuauhtémoc, CDMX
Facebook: @EmiliaRest