México ha otorgado permisos humanitarios a 8,727 migrantes, la gran mayoría centroamericanos que viajan en caravana, que les permitirán transitar por el país e incluso trabajar y tener servicios sociales y sanitarios, informó este miércoles el gobierno.
Olga Sánchez, secretaria de Gobernación (Interior) de México, realizó un recorrido por Ciudad Hidalgo, en el estado de Chiapas, fronteriza con Guatemala y desde donde están entrando los migrantes, el grueso de los cuales busca llegar a Estados Unidos.
“Al día de hoy se ha aceptado la entrada regular de 8,727 personas”, dijo Sánchez entre aplausos y vivas de miles de migrantes que estaban en el sitio y que han llegado a México en el marco de una migración masiva en caravanas.
Sánchez detalló que se ha tramitado la denominada “tarjeta de visitante por razones humanitarias” para 6,483 hondureños, 1,037 salvadoreños, 1,011 guatemaltecos, 183 nicaragüenses, seis haitianos, tres angoleños, dos brasileños y dos cubanos.
Entre estos migrantes se cuentan a 2,024 menores de edad que viajan con su familia y otros 44 que viajan no acompañados.
Unos 1,500 migrantes más han solicitado esta tarjeta, que se tramita en cinco días.
El permiso humanitario, otorgado en el marco de un cambio de política del presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador, quien asumió el 1 de diciembre, los migrantes podrán viajar libremente por el país, trabajar y tener servicios de salud y educación.
A algunos migrantes el gobierno les ha dado algunos trabajos, principalmente tareas de mantenimiento urbano, si bien la mayoría ha señalado que busca llegar a la frontera con la esperanza de que Estados Unidos les dé refugio.
En los últimos días, al menos cuatro caravanas han partido desde Honduras escapando de la pobreza y la violencia y en el camino se les han sumado migrantes de otras naciones.
Estas caravanas han provocado la irritación del presidente estadounidense que quiere construir un muro en la frontera entre su país y México para bloquear a los migrantes.
Autoridades mexicanas estiman que anualmente unos 500,000 centroamericanos transitan por México con la esperanza de llegar a Estados Unidos, trayecto en el que son blanco de extorsiones y agresiones por parte de funcionarios y criminales.
Pero ahora las caravanas se han convertido en una forma segura de migrar. El 13 de octubre pasado partió una primera, que llegó a sumar unas 7,000 personas, seguida de otra cuatro días más tarde.
El grueso de estos grupos recorrió más de 3,500 kilómetros hasta la mexicana Tijuana, fronteriza con Estados Unidos, donde muchos se han quedado varados ante la dificultad de cruzar ilegalmente o solicitar asilo del lado estadounidense, proceso que puede tomar meses o años.