La magnitud del rezago educativo en nuestro país y los pocos avances en la materia implican un enorme reto para las políticas públicas que a partir de ahora serán elaboradas desde una ideología distinta de gobierno a la que imperó durante más de 30 años.
A partir de ahora, lo que suceda con la llamada reforma educativa y la relación del nuevo gobierno federal con los sindicatos de maestros serán piezas clave en la toma de decisiones. Mientras tanto, los avances del país para combatir el rezago educativo han sido mínimos.
Niños y jóvenes sin escuela
La Encuesta Nacional de los Hogares reveló que en 2015 un total de 31.3 millones de mexicanos tenían rezago educativo, lo cual representó el 36% de la población con 15 años y más. Este indicador incluye a la población sin escolaridad, a la población que tiene la primaria o secundaria trunca y a la que tiene la primaria completa, pero la secundaria inconclusa.
En 2017 la población con rezago educativo fue de 30.5 millones de personas, el equivalente al 33% de la población de 15 años y más. Lo cual significa un avance de únicamente tres puntos porcentuales.
Este pequeño avance se ve mermado al comparar la asistencia escolar por grupo de edad, pues entre 2015 y 2017 el porcentaje de niños que está en edad de asistir a la educación básica (quienes tienen entre 3 y 14 años) únicamente disminuyó un 1 por ciento.
Por su parte, la población que está en edad de asistir a la educación media superior y de ingresar a la educación superior (quienes tienen entre 15 y 19 años), en términos relativos se mantuvo en 36 por ciento. Sin embargo, términos absolutos significó que casi 160 mil jóvenes más no asistieran a la escuela.
En cuanto a quienes estarían en edad de acudir a la universidad y no lo hacen (quienes tienen entre 20 y 30 años), incrementó un punto porcentual, ya que pasó de 83% en 2015 a 84% en 2017, cifra que involucra a cerca de 378 mil mexicanos más que en 2015.