El trabajo infantil es una problemática social que hoy en día ha sido imposible erradicar en nuestro país. De acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, este término se refiere a la participación de niños y adolescentes en una actividad productiva que va en contra de lo establecido por la Ley y que pone en riesgo su integridad, violentando sus derechos.
Según datos del Inegi, durante el último trimestre de 2017, alrededor de 3.2 millones de niños mexicanos de entre 5 a 17 años se encontraban en esta situación. Para Coahuila las cifras no son alentadoras los datos indican que 56 mil 907 niños y jóvenes están bajo estas condiciones.
Los más vulnerables
Los registros de Inegi apuntan a que los hombres son los que se vuelven más vulnerables ante esta problemática, y es que de los 3.2 millones de niños y adolescentes que se encuentran bajo estas condiciones en todo el país, el 63%, es decir, poco más de dos millones son hombres, mientras que el 37%, lo equivalente a 1.2 millones, son mujeres.
Un caso parecido sucede en Coahuila, ya que, de los casi 57 mil niños y adolescentes envueltos en el trabajo infantil, destaca que el 58% (33 mil 133) son hombres, mientras que el 42% restante son mujeres (23 mil 774).
Un estancamiento en el desarrollo
De acuerdo con el Inegi y con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, el trabajo infantil se compone por la ocupación no permitida de la población de 5 a 17 años (que a su vez está compuesta por el trabajo peligroso y el trabajo de personas con una edad por debajo de lo establecido por la Ley) y las actividades domésticas peligrosas o no adecuadas. Lo anterior debido a que por sus condiciones peligrosas, insalubres o de violación a los derechos de los menores puede producir efectos negativos inmediatos o futuros para el desarrollo físico, mental, psicológico o social e incluso puede obstaculizar el sano crecimiento de los niños y adolescentes.
Según el Módulo de Trabajo Infantil, durante 2017, en todo el país 2.06 millones de personas de entre 5 a 17 años pertenecían a la ocupación no permitida, de los cuales, cerca de 802 mil estaban por debajo de la edad mínima para trabajar y 1.2 millones se encontraban en una ocupación peligrosa.
Para Coahuila el panorama no fue diferente, de 38 mil 838 niños y adolescentes de entre 5 y 17 años que se encontraban ocupados, el 80% se encontraban en una ocupación no permitida, debido a que cerca de 10 mil 600 personas no contaban con la edad mínima para trabajar y alrededor de 20 mil 600 más estaban en una ocupación peligrosa.
De la misma manera, de los más de 483 mil niños y adolescentes de 5 a 17 años que realizan quehaceres domésticos, el 6% los realiza en condiciones no adecuadas, lo equivalente a 29 mil 258 personas. Por tal motivo, lo anterior conlleva a que los niños y adolescentes se expongan a horarios prolongados y a un entorno peligroso.
Es importante destacar que en este caso el 58% de los niños y adolescentes que realizaban quehaceres domésticos en situaciones no adecuadas eran mujeres, es decir, más de 17 mil, mientras que el 42% restante lo ocuparon los más de 12 mil hombres.
Educación truncada
De acuerdo con México Social, el trabajo infantil es el resultado de la prevalencia masiva del trabajo precario, la falta de oportunidades educativas, la seguridad social y la alimentación para cada uno de los miembros de la familia. Todo esto inevitablemente repercute en la educación de nuestros niños y es que de los 31 mil 274 niños y adolescentes coahuilenses que mantienen una ocupación no permitida, el 40% no asiste a la escuela, es decir, cerca de 12 mil 400 personas.
Asimismo, del total de los que se mantienen en una ocupación no permitida, el 23% tiene la primaria inconclusa o no cuenta con instrucción educativa; el 31% tiene la primaria completa o la secundaria inconclusa y tan solo el 46% tiene la secundaria completa u otro nivel educativo superior.
De sol a sol
Por otro lado, se encuentra la duración de las jornadas laborales de los niños y adolescentes de entre 5 y 17 años que son víctimas del trabajo infantil. Inegi dio a conocer que, para el último trimestre de 2017, del total de la población coahuilense en ese rango de edad que mantenía una ocupación no permitida, el 41% tenía una jornada laboral de más de 36 horas a la semana; para el 22% su jornada iba de las 14 horas a 36 horas y solo en el 24% contaba con una jornada laboral de 14 horas máximas. Cabe destacar que el 13% no tenía un horario de trabajo regular.
A pesar de los riesgos que incluyen estos trabajos y las largas jornadas laborales que mantienen los niños y adolescentes, del total de población coahuilense de entre 5 y 17 años que pertenecían a la ocupación no permitida, el 14% no recibe ingresos por su trabajo, es decir, cerca de 4,500 niños y adolescentes. Asimismo, el 47% puede llegar a recibir hasta un salario mínimo; el 19%, de uno a dos salarios mínimos; apenas el 8% más de dos salarios mínimos y en el 1% no se especificó.