El gobierno federal entrante inició el día de hoy una consulta nacional sobre la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).
En Aguascalientes fueron instaladas 11 mesas de trabajo o áreas de votación, las que estarán en función de 8 de la mañana a 6 de la tarde, todos los días hasta el próximo domingo 28 de octubre.
Un miembro de Newsweek Aguascalientes se dio a la tarea participar, y esto fue lo que pasó.
Se arribó a las 3:45 pm a la mesa de participación, ubicada a un costado de la plaza principal. Había fila de por lo menos seis personas y otras cuatro esperando a que les regresaran su credencial de elector, pues estaban ingresando su clave en la app de la consulta.
La mesa de trabajo consiste en eso, una mesa con una urna en dónde depositar el voto, y cuatro personas atendiendo. Para identificar el lugar había una lona detrás anunciando la consulta nacional, puesta encima de un árbol y agarrada de unos postes.
Esperando su turno, dos personas en la fila empezaron a conversar sobre la caravana migrante y las supuestas acciones que el gobierno estadounidense planea hacer.
La señora asegura que “el Trump ése” mandó a tropas del ejército norteamericano al país para impedir que los migrantes llegaran a Estados Unidos. “Hasta se le olvida que su mamá es de acá”, dice, bastante segura de su información; el señor que conversaba con ella se vio dudoso, pero prefirió no cuestionarla, pues era su momento de votar.
Una señora se acerca a uno de los voluntarios para preguntar por qué había tanta gente. “Es para la consulta”, le dice. Al ver que la mujer seguía sin entender, le explica un poco más; “es una consulta a nivel nacional para saber qué opinamos del nuevo aeropuerto, el que harán en la Ciudad de México”. No es un tema de interés para ella, pues le responde con un seco “gracias” y se retira, observando a la fila de los que esperábamos el turno.
La mujer de la conversación llega a votar. Una de las voluntarias le pide su credencial para votar al mismo tiempo que le entrega uno de los lápices que son utilizados para ejercer el voto, mientras que otro voluntario le entrega su boleta.
Lee rápidamente la boleta y voltea preocupada a los voluntarios y los que esperaban el regreso de su credencial “no entiendo, ya no sé entonces qué votar”, exclama.
Uno de los voluntarios la aleja de la urna para que tuviera más tiempo de leer las opciones, y permitiera a los demás ejercer su voto.
El voto se realiza la vista de todos, pues no existe un espacio privado en dónde marcar la boleta como en las elecciones electorales. Después de ingresar la boleta a la urna, hay que colocarse en la fila donde se regresan las credenciales.
Un cuarto voluntario aparece de la nada, asustado, revisando si alguien faltaba de ser marcado en el dedo. Detecta a tres personas que rápidamente ponen su pulgar en la almohadilla.
Llega un quinto voluntario que al ver que la fila para regresar la credencial era más larga que la de los que querían votar, sugirió una idea: escribir en una hoja las claves de las credenciales para irlas subiendo después, cuando no hubiera gente votando.
Y eso hicieron. En el mismo tiempo en el que el encargado de ingresar las claves desde un celular apuntó los datos de una sola persona, los otros dos voluntarios ya tenían las claves de por lo menos cinco credenciales en sus hojas, regresando rápidamente las identificaciones a quienes estábamos esperando.
El proceso de participación duró aproximadamente 15 minutos.
“La verdad estuvo algo raro, quería participar porque es como cuando votas por alguien, es tu derecho, pero no me gustó que pudieran ver lo que voté porque sé que no es lo que quieren”, comentó para Newsweek uno de los participantes, que prefirió omitir su identidad.
NW: ¿Qué opinas de que escribieron las claves de la credencial para ingresarlas después?
P: No pues no, me dio desconfianza, si fuera mal pensado ya me habría ido a otra y votar otra vez, me marcaron el pulgar izquierdo lo puedo esconder y hacer como si no pasara nada.
NW: ¿Sí votarías dos veces?
P: Yo no, aunque no piense igual que ellos no, pero ahora que todo el mundo sabe que se puede, no dudo en que haya quienes sí.
La aplicación de la consulta nacional tendrá un costo aproximado de 1.5 millones de pesos, recurso que fue donado por legisladores federales del partido Morena.
Desde las primeras horas del día, una serie de irregularidades al momento de participar se dieron a conocer, principalmente desde las redes sociales. Personas votando varias veces en diferentes mesas, o el uso de tinta que se borraba fácilmente fue lo más sonado.
El vocero de la consulta y próximo representante del gobierno entrante, Jesús Ramírez reconoció que se detectaron fallas en la aplicación, a la vez que atribuyó varios errores a supuestos intentos de hackeo para boicotear el proceso.