En el marco del Día Internacional de las Personas de Edad (adultos mayores), la Organización de las Naciones Unidas se ha puesto como meta dar mayor visibilidad a las personas mayores para su integración en el desarrollo económico y social, además de promover oportunidades y retos asociados al envejecimiento demográfico.
Uno de los principios que la ONU manifiesta a favor de los adultos mayores es la oportunidad de trabajar o tener acceso a otras posibilidades de ingresos. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), durante el segundo trimestre de 2018, en México, el 34.1% de las personas de 60 años y más (más de 5.1 millones de adultos) pertenencia a la Población Económicamente Activa (PEA), es decir, aquella que trabaja o está en busca de empleo.
Si lo anterior lo visualizamos por sexo, resulta que la PEA está conformada en su mayoría por hombres, ya que los adultos de entre 60 y 64 años, el 69% fueron hombres mientras que el 30.3% eran mujeres; lo mismo pasó con aquellos que tiene entre 65 a 69 años, en donde los hombres representaron un 57% de la PEA y las mujeres el 22.5%; para los adultos de 70 a 74 años el porcentaje del sexo masculino fue de 45.5% y el del femenino era de 17.3% y finalmente para las personas de 75 años y más los hombres ocuparon un 27% y las mujeres apenas un 7.7%.
De acuerdo con los datos arrojados por la ENOE, de la población ocupada de 60 años o más, el 49.6% labora por cuenta propia, y el 37.6% son trabajadores subordinados y remunerados. Solo el 8.9% de los adultos mayores tienen recursos para ser empleadores y el 3.9% no recibe remuneración por su trabajo. Además, del total de esta población, el 74.5% pertenece al empleo informal.
Por otro lado, las condiciones laborales para los adultos mayores que trabajan de manera subordinada son preocupantes, ya que del total de la población ocupada, el 50% no cuenta con prestaciones, el 62% no tiene acceso a la salud y el 61.4% no posee un contrato.