Comprar un jaguar como mascota es posible en México, y no de manera ilegal, sino con los permisos correspondientes y sin importar que sea un animal en peligro de extinción.
Édgar subió la fotografía de Jana, la “nueva integrante” de la familia, como él la llama, a su Facebook. En ella, el cuerpo amarillo y café con manchas negras de Jana hace contraste con la playera blanca de Édgar; una de las patas de la pequeña jaguar (Panthera onca) se encuentra recargada en el cuello de Édgar mientras que con su boca muerde uno de los cachetes de él.
Jana es una cachorra de cuatro meses de edad. Édgar la tiene en su casa, en Querétaro, donde convive con sus hijas, esposa y sus perros: “Esto es para que vaya poco a poco sociabilizando y vea que las otras especies no son su alimento”.
Al igual que Édgar, cualquier persona que tenga entre 50,000 y 100,000 pesos puede hacerse de manera legal de un cachorro de esta especie. ¿Cómo es posible si este felino se encuentra en peligro de extinción en México? Solo hay que contactar con una de las tiendas con el registro pertinente de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para comercializar animales exóticos.
No está prohibido el comercio de ejemplares de reproducción en cautiverio, pero se está obligado a acreditar su legal procedencia, contar con registro de la Semarnat y con un plan de manejo. Pero, sobre todo, garantizar el trato digno y respetuoso proporcionando los cuidados nutricionales, médicos y de bienestar para las especies. Sin embargo, el ecólogo de la UNAM Gerardo Ceballos asegura que su reproducción en cautiverio no ayuda a salvarlos porque es muy difícil regresarlos a su hábitat. Y, finalmente, un bosque sin animales es un bosque enfermo, explica Rodolfo Dirzo, investigador de la Universidad de Stanford (Newsweek en Español número 21). En la reserva de los Tuxtlas, en Veracruz, está el caso más dramático. La vegetación es muy exuberante, pero eso al mismo tiempo es un indicativo de que no hay fauna; se ve muy bien, pero es un bosque vacío, está enfermo, insiste.
EL OTRORA REY DE LA SELVA EN MÉXICO
Se estima que más de 100,000 jaguares reinaban el continente americano cuando los españoles llegaron por primera vez. Hasta comienzos del siglo XX, el felino de mayor tamaño de América dominaba una gran extensión de las regiones tropicales y subtropicales del continente. Sin embargo, poco a poco la deforestación de millones de hectáreas de selva para establecer campos de cultivo y ciudades, así como la caza indiscriminada, redujeron su territorio y poblaciones.
Actualmente, de acuerdo con la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar de México (ANCJ), la población de jaguares en todo el continente no es mayor a 50,000, y la mayoría se encuentra en Brasil. El doctor Gerardo Ceballos, también presidente de la ANCJ, dice que hoy en día existen unos 4,800 ejemplares en México, lo que representa un aumento de 20 por ciento en comparación con 2010.
El crecimiento de la especie se ha dado gracias a que México es líder en temas de conservación del jaguar y es de los pocos países que tiene una estrategia completa y bien articulada que propone acciones puntuales de conservación, lo que incluye a los diferentes actores involucrados en la conservación de dicha especie. Pero, a pesar de ello, el animal aún se encuentra en la categoría de peligro de extinción de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.
En México, explica Ceballos, el jaguar está en peligro de extinción por tres principales causas: la destrucción de su hábitat; la matanza por parte de ganaderos que intentan proteger su ganado; y la caza y tráfico ilegal.
Aunque el jaguar se encuentra en peligro de extinción, en nuestro país es legal venderlo, siempre y cuando se cuente con los permisos necesarios.
UN TRÁMITE SENCILLO
Édgar compró a Jana en Exotik Mundo Animal, una empresa que cuenta con dos sucursales, una en Playa del Carmen y otra en Tamaulipas. La tienda, de acuerdo con su página de internet, comercializa jaguares, tigres de Bengala, antílopes, guacamayas, canguros, leones, pumas y una gran variedad de monos, entre otros animales. En su mismo sitio web se asegura que todas las especies son criadas en cautiverio.
A Édgar no le pidieron ningún requisito al momento de la compra, salvo los 60,000 pesos que tuvo que pagar por este animal. Una vez que tuvo el pago, la tienda procedió a hacer el papeleo ante Semarnat. Luego le entregó una factura donde venía el número de aprovechamiento y el de la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA) de donde salió.
Las UMA, registradas en la Semarnat, son instalaciones con planes de manejo y técnicas para la conservación y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre y su hábitat. Asimismo, dan respuesta a la necesidad de conservar la biodiversidad y dar impulso a la producción y el desarrollo socioeconómico del país.
NO MORIR EN EL INTENTO
Antes de la entrega del espécimen, las autoridades deben verificar que el comprador cuenta con el espacio necesario para poseer a dicho animal. “En el caso de Jana, mientras es cachorra la podemos tener en casa”, dice Édgar.
La Semarnat cuenta con un manual de Manejos de Felinos en Cautiverio, en el cual se especifican las condiciones necesarias que deberán tener las instalaciones en las que se criará a este felino, así como la alimentación recomendada y los cuidados de salud.
En la tienda donde compró a Jana le indicaron a Édgar los cuidados y atenciones que debía mantener con el pequeño felino. “Mientras es cachorra le estoy dando una mamila con leche que es una fórmula para gato con un poco de Taurina y otras vitaminas que necesitan estos felinos. Ya cuando esté más grande combinaremos leche, pollo, carne y algunas vísceras; y me dijeron que no dejara de darle la mamila, aunque fuera con agua, porque eso hace que se cree un vínculo entre ella y yo”.
Cuando Jana crezca, Édgar tendrá que trasladarla a otro lugar: “Debe ser un terreno de al menos 200 metros cuadrados de extensión, con una caída de agua, cercado, con un dormitorio y un lugar de contención donde pueda ser revisada por un veterinario; ya tengo el terreno para ella, por el momento seguimos haciéndole modificaciones, pero tendrá una extensión de 400 metros cuadrados”.
Si la Semarnat o Profepa detectan que un animal no cuenta con las condiciones necesarias, lo decomisan y lo trasladan a alguna de las UMA del territorio nacional para que tenga un mejor cuidado. Se buscó la posición de Semarnat respecto a las UMA y la venta legal de jaguares, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.
Ceballos, uno de los más reconocidos expertos de jaguares en México, es enfático al decir que el animal, al crecer en cautiverio, es muy difícil de reintroducir en su hábitat, y aunque actualmente se está trabajando para poder reinsertar a jaguares que crecieron en cautiverio, aún no se ha logrado tener éxito.
Édgar no concuerda del todo con Ceballos, pues piensa que se debe hacer cualquier cosa con tal de que estos animales sobrevivan. “Lo que el hombre debe aprender es a convivir con estos animales porque nosotros también somos parte de la naturaleza; tener un jaguar de mascota es igual que tener un perro o un gato, solo debemos ofrecerle los mejores cuidados que podamos”.
El jaguar es uno de los animales que representa más el legado histórico y cultural de México: fue una de las especies más adoradas por las culturas antiguas y su nombre fue otorgado a una de las órdenes militares más importante de los aztecas. Además, la pérdida de una especie trae consecuencias graves para todo su ecosistema porque se genera un desequilibrio que causa la muerte de otras especies.
Si se continúan con los esfuerzos de conservación, lo que no significa reproducción en cautiverio, explica el doctor Ceballos, en tres o cuatros años se podría tener unos 8,000 ejemplares, con lo cual se podría sacar a este felino de la lista de animales en peligro de extinción y el rugido del jaguar se seguiría escuchando en la selva mexicana.