A partir del próximo primero de octubre, el impuesto del tres por ciento al hospedaje que recauda el gobierno de Oaxaca, se ampliará también a los usuarios de la plataforma digital Airbnb, mediante la cual se ofertan principalmente recámaras o casas para recibir turistas en determinadas épocas del año.
Lo anterior, luego de que las autoridades celebraran un convenio en materia tributaria, con la empresa, a través de la cual esta se compromete a recolectar y remitir gravamen sobre el hospedaje, a nombre de su comunidad de anfitriones locales.
Con la medida, se obtendrían alrededor de cinco millones y medio de pesos anuales, ya que a través de esta plataforma, actualmente se ofrecen más de tres mil 400 espacios en renta en la entidad, con una ganancia anual por anfitrión de 53 mil 200 pesos.
Oaxaca es el quinto estado de la República en el que el gobierno local y Airbnb celebran un acuerdo en materia impositiva; después de la Ciudad de México, Quintana Roo, Yucatán y Sinaloa.
La Secretaría de Finanzas aseguró que la medida forma parte del proyecto de “modernización tributaria” implementada por la administración actual.
“Tan sólo el verano pasado, 36 mil viajeros que visitaron la entidad se alojaron en un Airbnb, ampliando la oferta turística y la derrama económica en la entidad”, afirmó el director general de la compañía, Ángel Terral.
De la misma forma, anunció la llegada de “Experiencias de Airbnb” a Oaxaca, las cuales consisten en actividades creadas por locales, que comparten con los viajeros, para que formen parte de una faceta de su cultura.
Entre este tipo de actividades, destacó la pintura en un estudio de un artista, así como trabajar el metal para hacer un corazón con un maestro en repujado, o hacerte una limpia con una curandera mixteca.
“En mercados como Oaxaca, esto se traduce en que viajeros puedan llegar a cualquier rincón del estado, incluso cuando estos no cuentan con infraestructura turística tradicional suficiente”, indicó.
Las Experiencias de Airbnb, sostuvo, dan valor agregado a la promoción de cultura, arte y tradiciones del estado, al tiempo que suman una fuente de ingresos para locales que deciden convertirse en anfitriones de experiencias: ampliando la oferta de actividades en el destino y repartiendo los beneficios que llegan con los viajeros entre un mayor número de oaxaqueños.