“Infantilismo es precisamente la palabra que mejor describe la sociedad rusa,” dice en su blog Arkady Babchenko, periodista ruso y crítico del régimen que vive en el exilio en Ucrania.
Según él, el mundo ruso se parece a un mundo infantil donde no hay lugar para construcciones de pensamiento complejas, todo es muy simple – blanco y negro.
Babchenko sugiere que los rusos sufren de paranoia, siempre buscan un enemigo externo y piensan que occidente es malvado. La mayoría cree que los estadounidenses han causado las caídas en los precios del petróleo, que los políticos en Bruselas, Berlín y Washington organizaron la revolución en Ucrania o la Primavera Árabe.
Sólo Putin es bueno. Protector de la madre rusa. Como si el espíritu propagandístico del período soviético nunca hubiera desaparecido. Algunos votantes realmente comparten su gran ideología imperial. Algunos dicen que Putin es lo menos peor.
¿Cómo llegó Rusia hasta este momento? Vladimir Putin tomó la oficina presidencial en el año 2000. Bajo su predecesor, Boris Yeltsin, el país pasó por un período de privatización muy salvaje. El número de rusos que vivían en la pobreza era casi de 30 por ciento.
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Hoy, la situación económica de la mayoría es fundamentalmente mejor que en la década de los noventa. Y no sólo gracias a las habilidades de Putin. Este ex espía del régimen comunista tuvo suerte de que al llegar al poder, el precio del petróleo aumentara de 30 a más de 100 dólares por barril, lo que llenó el tesoro del Estado. Con este dinero, Putin también intenta revivir a Rusia como una potencia militar. Los gastos militares superan el cinco por ciento del PIB. Para comparar – según el Banco Mundial— Estados Unidos gasta un poco más de tres por ciento y, en promedio, los países europeos tienen de presupuesto militar menos de dos por ciento del PIB.
En los últimos tres años la popularidad de Putin bajó por las sanciones económicas de Occidente debido a la ocupación rusa de Crimea.
El presidente declaró que a los ciudadanos rusos no les afectarían las sanciones, pero la realidad es diferente. La economía rusa, según las últimas previsiones del Banco Mundial, debería crecer sólo 1.3 por ciento este año, además, su valor ha caído extremadamente. Se pagan 70 rublos por un euro.
Si se compara, cuando Putin fue presidente por primera vez, la moneda fluctuaba en alrededor de 30 rublos por euro. La inflación es ahora alrededor del 20 por cierto cada año.
Casi nadie aumentará su salario y la clase media está desapareciendo. Según el Banco Mundial, ocho millones de personas han caído al borde de la pobreza en los últimos cuatro años. La agencia estatal VCIOM publicó que diez por ciento de los rusos carecen de suficiente dinero para comer, otro 29 por ciento no tiene suficientes ingresos para comprar ropa.
“Los rusos en realidad pueden comprar cada vez menos bienes con su dinero. Sin embargo, todo esto se justifica cuando los políticos aseguran que los rusos deben apretar sus cinturones porque los enemigos atacan su país por todos los frentes. Al Estado le ayuda también que los precios del petróleo suben. Gazprom celebra las entregas récord de gas a Europa (30 por ciento más de exportaciones en marzo que el año pasado), por lo que ahora no parece un gran golpe para las billeteras de los rusos comunes,” dice la analista checa y experta en Rusia, Petra Prochazková.
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Sin embargo, Rusia va a seguir por encima del promedio en términos de pobreza en comparación con muchas de las economías más grandes del mundo.
Muchos políticos dicen que las contra-sanciones rusas ayudaron al país a obtener una mayor autosuficiencia alimentaria. Por ejemplo, el Kremlin prohibió la importación quesos franceses e italianos y están promoviendo productos locales. Las sanciones han traído el renacimiento de los vinos rusos, especialmente de la región de Krasnodar.
Los rusos de todos los días
Pero, ¿Cómo vive él con la gente común? El estilo de vida he cambiado mucho desde de la caída del muro de Berlín. Por ejemplo, los rusos son conocidos por su afecto hacia el alcohol fuerte, pero la realidad es que están bebiendo cada vez menos.
El gobierno promueve un estilo de vida saludable y según la estación de radio Echo Moscú con mucho éxito. El consumo de alcohol en Rusia ha disminuido en casi un 40 por ciento en la última década. A los jóvenes no les venden nada sin identificación y cuando el ruso bebe vodka, siempre lo acompaña con pan, pepino y tocino.
Aunque, indudablemente, el alcohol nacional es el vodka, su popularidad disminuye gradualmente. Las ventas de champagne y vino son las que van a la alza. Lo mismo sucede respecto de su estereotipo de fumadores. Ya no es cierto.
Los rusos ricos aman los autos lujosos, pero la clase media es fiel al fabricante local VAZ y sigue comprando los coches de Lada que tienen mala fama en otros países.
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Lo que he cambiado extremadamente es la desigualdad social. La Rusia de hoy es el Estado menos igualitario de las principales economías mundiales. El informe del año pasado muestra que 88 por ciento de la riqueza de Rusia está en las manos de los millonarios y que los pobres tienen cada vez menos dinero también porque el Estado invierte cada vez menos en sus programas sociales.
La hermosa Moscú, en parte San Petersburgo y algunas otras grandes ciudades, operan como megalópolis ricas – con sus amplias avenidas y modernos centros comerciales no tienen ninguna diferencia con las bellas ciudades europeas. Pero el campo luce igual, como si nada hubiera cambiado en los últimos siglos – casas de madera y sin conexiones para gas. Todo esto en un país con las mayores reservas de gas natural en el mundo.
“En las calles de Moscú se pueden ver los coches más caros, mientras que en la aldea de Siberia hay autos viejos que circulan por carreteras polvorientas y rotas,” describe Petra Prochazková.
Según la socióloga rusa Alina Jefimova, la diferencia entre el campo y la ciudad se ha convertido en una “brecha” en los últimos 25 años. Más de la mitad de la población de las aldeas rusas está compuesta por personas con ingresos inferiores al nivel de pobreza oficial. La gente muy rica en el pueblo prácticamente no vive. Un problema importante es la falta de oportunidades de trabajo y, literalmente, el abandono de los jóvenes en las ciudades. Entonces, el mayor problema de la aldea rusa es que muere lentamente y está por extinguirse.
Oficialmente en Rusia hay libertad de opinión, pero la realidad es mucho más compleja. La mayoría de los medios de comunicación siguen controlados por el Estado y siguen totalmente la línea oficial de Kremlin. Cuando los rusos ven la televisión se enteran de que los refugiados sirios en Alemania están violando a menores, que los terroristas están inundando Europa y que Holanda y Australia están intentando desacreditar Rusia ante la comunidad internacional por ser responsable de derribar el vuelo MH17 de Malaysia Airlines. Y también escuchan todo el tiempo que Rusia una vez más salvará a Europa, al igual que lo hizo durante la Segunda Guerra Mundial.
“Putin está genuinamente dotado con respecto al gobierno autoritario y la usurpación del poder. Creó un entorno en el que no tiene competencia, o donde su potencial competidor no tiene ninguna posibilidad. Controla todos los medios que pueden influir en la opinión pública y empuja a la oposición a la defensiva: algunas personas se han visto orilladas a emigrar, otras terminaban catalogadas como delincuentes y otras eran asesinadas,” dice Petra Prochazková.
La voz global más famosa del Kremlin es la televisión Russia Today. Este canal de habla inglesa y española tiene sólo una perspectiva – todo lo que es occidental es malo y todo lo ruso es bueno.
Pero gracias a Internet hay más pluralidad que en los tiempos soviéticos. El líder de la oposición Alexei Navalny, por ejemplo, publica regularmente en la web, videos que revelan la corrupción en la administración rusa y habla sobre los contactos entre políticos y oligarcas.
Los rusos también tienen sus propios gigantes de internet. La plataforma social VKontakte tiene 90 millones de usuarios, mientras que Facebook solo tiene 20 millones. Del mismo modo, el motor de búsqueda ruso Yandex domina a su competidor extranjero, Google.
El líder bolchevique Vladimir Ilich Lenin sigue siendo popular, aunque mucho menos que en el pasado. Según las investigaciones del organismo no gubernamental sociológico Levada, 56 por ciento de los rusos lo perciben positivamente y casi 80 por ciento están a contra del desmantelamiento de las memorias del líder bolchevique. Rusia también condenó como “bárbara” la campaña de la eliminación de los monumentos de Lenin en Ucrania en 2014.
Sin embargo, también hay muchas personas que siguen glorificando al dictador comunista Stalin.
El presidente Putin evita las críticas abiertas al régimen soviético, pero ha resucitado algunos símbolos de la era. Se centra más en los éxitos del período comunista que en los crímenes de la represión estalinista.
¿Cuál es el futuro de Rusia?
Hace unas semanas, Vladimir Putin se inauguró por cuarta vez como presidente e inmediatamente firmó un decreto que representa los objetivos de gobernar en los próximos seis años. En el espíritu de la tradición soviética “alcanzar y rebasar”, Putin ordenó al gobierno dar un gran avance en el desarrollo del país y los niveles de vida. De acuerdo con su plan de gobierno, para el año 2024 el número de rusos que vive en pobreza tiene que reducirse a la mitad. Además, según el plan, Rusia debe ser incluida entre las cinco economías más grandes del mundo, el crecimiento económico deberá superar a la media mundial y la inflación en los próximos seis años deberá permanecer abajo del cuatro por ciento.
Sobre el futuro de las élites políticas, Procházková concluye “creo que Putin creará una función simbólica para sí mismo, y después de 2024 lo reemplazará un sucesor decente, incluso comprensivo y progresivo. Pero no demasiado autosuficiente como que para que Putin y su clan no corran el riesgo de ser investigados”.